CUANDO EL SENTIMIENTO COFRADE
SE HACE VERSO Y PROSA
Oscar Guillermo Ortiz Sánchez (Antigua
Guatemala):
Mi primer visita al Nazareno
Yo
nunca he estado solo, no sé lo que es
vivir abandonado.
No es suerte sino
un poder sagrado.
Tengo a alguien en
mi vida que siempre
me ha ayudado.
A él acudo
cada momento y cada
día.
Lo
conocí en
mi infancia y nunca
me ha dejado.
El
recuerdo de mi primer
visita a su
capilla nunca se borrara
de mi recuerdo y lo
guardo con mucha alegría.
Mi
padre ya lo conocía
pues a él toda
su vida a encomendado,
ahora se llagaba el
momento en que mi padre
nos presentara y naciera
la mas profunda e imperecedera
amistad.
Yo
era solo un niño
y en mis haberes tal
vez tenia solo tres
o cuatro años.
No
sé porque
pero sabia que era
Martes Santo, al caer
la noche entré al
hermoso templo de La
Recolección
de la mano de mi padre.
El
olor en su capilla
era exquisito, olía
a paz y armonía,
olía a fe y
devoción, olía
a procesión...
Después de
saludarle y confiarle
sus penas y agradecer
sus alegrías,
mi querido padre me
levanto y me sentó en
sus hombros para que
mis ojitos de niño
pudieran estar mas
cerca de mi nuevo amigo.
Él es Jesús
del Consuelo, me dijo...
Era
muy bello pero sufría, cargaba
su cruz y su sien ceñida.
Su
vestimenta era hermosa
y debió ser
verde o roja...
Lo
que sí recuerdo
es que esos ojos penetrantes
y llenos de paz se
fundieron en mi alma
y han sido asta estos
días la luz
que a sabido guiar
mi vida.
Ese
amor profundo y fiel
por Jesús
Nazareno del Consuelo
es la herencia más
valiosa que mi querido
padre me a otorgado.
Y el recuerdo de aquel
momento bello a los
pies del nazareno recoleto
representa una alianza
inquebrantable entre
mi padre a quien amo
y yo.