CUANDO EL SENTIMIENTO COFRADE
SE HACE VERSO Y PROSA
Oscar Guillermo Ortiz Sánchez (Antigua
Guatemala):
Plegaria de un ex-cruzado
Mi
amado Señor Sepultado,
otra vez imploro tu presencia otra vez me siento
atribulado.
A
tus pies señor
dejo mis penas, a tus
pies dejo mi suplicas.
Soy
indigno de tu gracia,
más
clamo tu misericordia
infinita.
Siempre
as estado a mi espera
y yo siempre
te he fallado. Siempre
te he prometido y después
te he abandonado.
Hoy de hinojos ante
ti Cristo Yacente he
meditado y con dolor
he reparado...
¡Que con mis
actos he sido yo quien
té ha sacrificado!
Han sido Señor
Sepultado mis desatinos
y mis pecados los que
en verdad te han crucificado.
Hoy
vengo a suplicarte
mi señor de
Los Cruzados.
Para que ilumines
mis pasos y no me sueltes
la mano.
Soy pecador, soy humano
pero no quiero vivir
de ti alejado.
Conságrame
a ti Jesús y
no permitas que te
abandone.
Ya
han sido muchos viernes
santos mi señor,
esperando verme entre
tus filas y yo sin
haberme presentado.
Contaste
conmigo para acompañarte
en tu agonía
y tu suplicio, esperaste
verme de rodillas a
tu espera y en cada
esquina me buscaste
mas yo nunca salí a
tu paso.
Tu
tristeza mi Cristo
amado se hizo más
grande cuando mi juramento
de cruzado un día
dejé abandonado.
No
merezco tu venia
mi Señor Sepultado
pero te suplico me
la otorgues y de hoy
en adelante no me sueltes
la mano, para que no
me vaya de tu lado
y te sirva y te alabe
como un digno cruzado.
Yo
sé mi Cristo
de La Penitencia que
mi suplica as atendido
pues en mi alma ahora
siento paz y en mis
sentidos alegría.
La única ironía
y en ella una lección
escondida...
Yo
nunca saber qué se
siente sufrir como
yo te he tratado, pues
tu amor por mí es
tan grande que a pesar
de mis desaires y mis
pecados, tu nunca me
as abandonado.