LA FE Y LA TRADICIÓN
VENCEN A LA LLUVIA, EN VIENTO Y EL FRÍO EN LA VÍSPERA
DE SAN SEBASTIÁN EN PADUL
Francisco Molina
Muñoz
Director de Padul Cofrade
Padul, enero 2013
Habrá, como siempre pasa,
quien, por ser yo andaluz, dirá abiertamente, o al
menos lo
pensará, que soy un exagerado, a la vista
del título del presente artículo
y, sin embargo, los que compartieron el día
y la noche de ayer, 19 de enero, víspera
de la festividad de San Sebastián,
por más señas, afirmarán que
incluso me he quedado corto.
En efecto, aunque la meteorología ya anunciaba
tiempo desapacible para ese día, lo cierto
es que fue mucho peor, al mezclarse los tres elementos
que
incluyo en el título. No obstante los paduleños
y los que, atraídos por nuestra ancestral
tradición
o por la fe en nuestro Santo Patrón, no
pusieron mala cara, se pertrecharon, como de costumbre,
para pasar
un espléndido día de campo, es decir:
comida y bebida en cantidad y el ánimo a
punto para hacer cada uno su haz de leña
para “calentar
al Santo”.
En los años que la climatología es propicia,
o al menos no lleve, la jornada campestre se realiza
al raso, pero en esta ocasión se le ha sacado
todo el jugo a los cortijillos repartidos por todo el
campo y el monte (comechotos los llamamos jocosamente
por aquí), ya fuese el propio o el de algún
familiar, amigo o conocido, que para la ocasión
ha servido de refugio y lugar de convivencia durante
el crudo día.
Aun así, provistos de paraguas, chubasqueros, sacos de basura a modo de
improvisados ponchos u de cualquier otro elemento que nos aliviara de la lluvia,
el viento o el frío, se ha cumplido una vez más la tradición
y las pilas de leña iban creciendo conforme avanzaba la tarde, hasta conformar
los enormes montones que cada año se queman al paso de San Sebastián.
A las nueve
de la noche, con puntualidad diríase que alemana, se iniciaba la procesión
que, con San Sebastián a la cabeza, seguido de
la Virgen de los Remedios, discurriría desde la
Ermita a la que nuestro Santo Patrón da nombre,
hasta la Iglesia de Santa María la Mayor.
A causa de las obras que se realizan
en la Plaza de la Purísima, este año se ha cambiado
el itinerario habitual, al cual ha discurrido, desde
la salida de la ermita, por las calles Real, Convento,
Colegios, Nuevo Mercado, Eras, Molino, Santo Tomás,
Escuelas, Encrucijada y Santísima Trinidad,
hasta la entrada en la iglesia.
A pesar del
intenso frío reinante y lo desapacible
que estaba la noche, fueron cientos, muchos cientos los
que se congregaron para ver salir al Santo y cantar,
como está mandado, el himno compuesto en honor
a San Sebastián, como siempre, desde tiempos
de nuestros antepasados.
Una auténtica marea humana llenó la práctica
totalidad del recorrido y, ni que decir tiene, abarrotó con
creces el aforo de las tres naves de nuestra Iglesia Parroquial,
siendo numerosísima la cantidad de gente que no pudo
acceder al templo y no tuvieron otra que conformarse que
con entonar de nuevo el himno cuando volvió a sonar
en el interior de la iglesia.
Como siempre hay que agradecer a la Banda de la Asociación
Músico Cultural San Sebastián, de Padul, su
buen hacer en el acompañamiento musical de la procesión,
sin el cual, evidentemente, no sería os mismo.
Por último, mi respeto y admiración, por todos
y cada uno de los paduleños y visitantes que, haciendo
oídos sordos a los mensajes que están tratando
de minar y cargarse nuestras tradiciones, y desafiando las
inclemencias climatológicas, han hecho posible, una
vez más, que la fiesta de San Sebastián en
Padul, siga siendo como debe ser.