Pablo Velázquez
Navarrete
Publicado en El Muñidor Digital Nº 1295
Granada, febrero 2013
Hola
a todos,
a lo largo del pasado mes de febrero he asistido a la
nueva edición del Curso de Cuestiones Jurídicas
que anualmente organiza la Delegación Diocesana
de HH. y CC. de Sevilla. Las distintas ponencias han
compartido un trasfondo común: la necesaria gestión
de cualquier Hermandad moderna como si se tratara de
una pequeña empresa o cooperativa, independientemente
de que sean muy distintos los fines perseguidos por cada
cual.
El título de esta pequeña nota es, de hecho,
el de un libro escrito por uno de los ponentes, Ignacio
Valduértenes, que condensa en su obra el mensaje
que nos han transmitido. El autor platea esta obra desde
su amplia experiencia como asesor de PyMES, pero también
desde la perspectiva de un cofrade de toda la vida.
En concreto, estos días nos han hablado de planificación
y gestión, de objetivos y seguimiento de cifras,
de conceptos archivísticos elementales, de comunicación
eficaz con la prensa, de cuestiones básicas de
derecho civil o canónico. En otras palabras, que
sin poder exigirse a los hermanos una formación
concienzuda en toda esta temática, sí que
es tarea de todos -y muy concretamente de los oficiales
de la Corporación- adquirir y aplicar conocimientos
básicos que les ayuden a gestionar eficientemente
una empresa como lo es a fin de cuentas una Hermandad
(la primera acepción del término empresa
en el diccionario de la R.A.E. es “Acción
o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución
requiere decisión y esfuerzo”, y puede sin
duda aplicarse al devenir de una Hermandad). No hay por
qué asustarse al oír hablar de objetivos,
de provisiones, de seguimiento de ciertos indicadores.
Todo se traduce fundamentalmente en sentido común,
un poco de técnica y algo de práctica.
Los ponentes nos han hecho ver que indispensable que
cualquier Hermandad lleve una contabilidad sencilla pero
completa y fiable, adaptada en lo posible a sus necesidades.
Que los archivos corporativos (los estrictamente necesarios)
deben seguir un buen orden, y dicho orden ser consistente
en el tiempo: no puede cambiarse el rumbo caprichosamente
con el paso de los años. Que debe existir un inventario
actualizado y detallado del patrimonio común que
permita velar por su conservación y defender los
derechos de aquello que tanto esfuerzo ha costado reunir. ¿Y
qué decir del tema de la comunicación corporativa?
Es fundamental que exista una sola voz, que además
haga todo lo posible por mantener un trato cercano con
los medios de comunicación.
Por mi parte, coincido plenamente con todo lo dicho.
Y creo que como hermanos todos tenemos la obligación
de formarnos e involucrarnos en una gestión eficaz
de algo tan importante como nuestra Hermandad. Así,
las decisiones que tomemos serán sólidas,
sabremos en cada momento las oportunidades que se abren
ante nosotros, y valoraremos mejor los riesgos que enfrentamos.
Todo para poder dejar un buen testigo a los hermanos
que vengan detrás de nosotros y siempre con la
meta clarísima de lograr mejor nuestros fines
como comunidad de cristianos-cofrades: promocionar el
culto público a través de nuestro Titulares,
la evangelización de los hermanos mediante la
formación teológica y espiritual, y el
ejercicio de la Caridad.
Dicho esto, solo me queda agradecer de corazón
el trabajo de todos los que en nuestra Hermandad del
Stmo. Cristo de San Agustín han dado un paso adelante
y se han puesto al servicio de los hermanos en su Junta
de Gobierno, o que colaboran con su labor.