Miguel García
Baena
Talará, 12 de diciembre de 2015
El momento se va acercando lentamente, como si no
fuera detenerse, pero deseamos que se pare en ese
instante, un instante que se guardara en nuestras
memorias, un instante perfecto en donde EL es el
protagonista como tiene y debe ser.
Un momento perfecto, de mecida justa y elegante,
siempre al son de una marcha clásica de una banda que la interpreta. Un momento donde todas las miradas
van concentradas al que va rodeado de bellas flores, pero la más bella
flor es Él.
Quisiera recodar siempre ese instante, con paso elegante
y delicado, en que con cada paso dado se le va rezando
con ese rachear de talón, simple y claramente “Rezando
con los Pies”.
Allí en tu ermita divisas todo tu pueblo, hasta que llega el día
que espera con paciencia todos aquellos que son tuyos, el día que te encontraras
como cada año, con la Reina del Valle, la pequeñita, allí en
su iglesia.
Para esto sea posible un humilde y gran afortunado grupo de personas, que
desean sentir el peso del amor, te llevan en volandas por las duras calles,
para encontrarte
con ella. Ellos con su buen saber en cada paso que dan hacen que derroches
amor y dulzura.
Entre olivos y naranjos, lo podemos encontrar sobre la envejecida
madera, con mecida elegante, mientras que tus horquilleros
aprietan las fuerzas a la par que piden fuerza para terminar
y llegar a su destino, bello oficio que solo lo saben todos
aquellos privilegiados que han sentido la llamada para serlo,
porque solo ellos saben la gloria y la satisfacción
de un trabajo bien hecho.
Horquilleros que sueñan y esperan durante todo un
largo año, para encontrarse y vivir esos días
de nervios y preparativos, hasta que por fin el tiempo deja
pasar hasta llegar el día de su bajada, en donde realmente
los nervios hacen gran acto de presencia, porque aunque lleves
bastantes años en esto, sigues poniéndote nervioso
como la primera vez.
Horquilleros que se preparan en duros ensayos donde
asola el duro frío, pero que con cada paso
que dan se van acercando el momento, ese momento
fugaz que nuestras retinas gravaran en nuestras memorias.
Duro
es el trabajo, pero más gratificante
es la recompensa, esa satisfacción que se traduce
en besos, abrazos y miradas de bellos ojos en donde las
lagrimas afloran. Pero a pesar del peso y estar cansado
no hay que rendirse nunca, hay que seguir luchando, como
tenemos que hacer durante todo el año, pero hoy
para ellos y para todos aquellos que ya no están
con nosotros pero si están en el balcón
de los afortunados juntos a nuestros titulares,
en donde hay que ir siempre de frente.
Por ello, hay que seguir apretando los dientes
y arrimando el hombro, ya que, paso dado paso
ganado. Ellos nos
protegen desde arriba y nosotros los protegemos
aquí abajo.
Los toques de campana ya suenan dentro de la pequeña ermita, el momento
se acerca, se escuchan los murmullos del capataz. Lentamente se va acercando
a la puerta en donde se detiene, poco a poco es bajado a los brazos a causa de
la pequeña puerta, y lentamente va cruzando el umbral, de repente
suena la corneta para anunciar la marcha real.
Ya está en la calle, en donde todas las miradas van a él. Suavemente
es mecido avanzando poquito a poco, porque hoy no se corre y hay que hacer las
cosas finas y elegantes. El momento ya se ha consumido, los nervios apaciguan
un poco pero no desaparecen en todo el recorrido. Esto ya está aquí solo
queda disfrutar ese instante que pasa volando.
Entre un mar de
gente, por angostas calles y a los acordes y sones de jóvenes
músicos avanza tranquilamente. Se escucha el murmullo de alabanza del
capataz a sus horquilleros, solo palabras bonitas porque realmente ellos se
lo merecen.
Nunca preguntes a una persona el porqué son, ya sea
costalero, horquillero, capataz… simplemente no sabrán
contestar, y es algo tan sencillo que no sabemos explicarlo
con palabras, ya que, estas personas han sentido una llamada,
una gran llamada que hace que a pesar de la dureza y la lucha
sigas siempre de frente, porque ellos quieren que sea así y
así es, puesto que, como me dijo hace años
una gran persona y capataz que tengo la suerte de conocer “Costalero
no se hace, se Nace”, cosa que debo apoyar con
gran certeza que es cierta.
Este año 2015, tras tres años
consecutivos el Patrón de Talará, ha sido portado
por aquellas personas grandes corazón que han sentido
esa llamada, un grupo de alrededor de veinte personas han
sacrificado su tiempo y esfuerzo un año más
para que el baje a su pueblo, ha encontrarse con ella; del
que tengo la inmensa suerte de ser uno más de ellos,
que aunque no arrime mi hombro, cosa que me encanta y anhelo,
les e inculcado lo que yo he aprendido a lo largo de mi pequeña
pero intensa trayectoria como costalero en varias hermandades,
donde he aprendido a amar y respetar este mundo del costalero,
donde con cada paso que se da se va rezando al que llevamos
encima de nosotros, en donde el respeto por los compañeros,
la humildad y la elegancia hay que llevarla siempre por bandera.
Por ello, tengo que agradecer a la hermandad
la confianza depositada en mi persona, que a
pesar de mi corta edad, creo que esos valores
he sabido inculcarlos
a los que considero mis horquilleros. Solo pido al Santo Cristo del Zapato
que esto que empezó hace ya tres años, siga vivo y que nada ni
nadie termine con ello, porque para mí no hay cosa más bonita
que ver una imagen en la calle sobre su paso rodeado de flores y llevado por
grandes personas que han sentido esa llamada para que sean de él, con
su mecida elegante, sin nunca olvidar de aquellas personas que por circunstancias
de la vida no pueden ser su pies.
Este camino que unos gran privilegiados
han seguido a contra corriente y que poco a poco va avanzando
y mejorando hay que seguir con él, trabajando
en vida de hermandad, labrando un camino para la posteridad, enseñándole
a la cantera los valores y que esta gran tradición que nunca se debe
perder en el tiempo, por todo ello y más, que el Santo Cristo del
Zapato y la Purísima, nos den fuerza para seguir en tan bello trabajo
para no decaer en nuestro empeño jamás.
Como
hace ya unos años leí de una persona un
tanto peculiar, una bella y gran frase como es “Unos
pies que han aprendido a rezar”, algo que realmente
me llegó al corazón, porque en cada paso se
reza pero hay que aprenderlo, por ello, siente esa llamada
y acércate a él, que él te está llamando
y lo mejor no te estás dando cuenta, porque como ya
he dicho y diré millones de veces más a lo
largo de mi vida “No hay nada más bello, sacrificado
y satisfactorio que ser los pies de Él y de Ella en
la tierra”.
Dos momentos
de los actos realizados en Talará (Lecrín),
con motivo de la celebración
de la festividad
de la Purísima Concepción, los días
6, 7 y 8 de diciembre de 2015