Altar en movimiento. El alma viva del paso de misterio (3/3)
Aurora de la Torre
Doctora en Historia por la Universidad de Sevilla
Colaboradora en Padul Cofrade
Sevilla, 14 de julio de 2025
En el corazón de la Semana Santa andaluza hay un lenguaje que no se escribe, pero que todos entienden. Es un lenguaje hecho de madera, gesto, ritmo y silencio. Un lenguaje que habla de la pasión, de la redención, del sufrimiento y del consuelo. Ese lenguaje se llama paso de misterio.
Este artículo se adentra en las entrañas de ese altar en movimiento que cada primavera recorre nuestras calles. Más que una escultura, más que un conjunto, más que una escena: el paso de misterio es un testimonio de fe encarnada. Es la memoria visual de la Pasión y la catequesis popular más antigua que sigue viva.
Con mirada histórica, sensibilidad estética y profundidad espiritual, exploraremos sus orígenes, su evolución, su simbolismo, su vinculación con el pueblo y su papel como predicación silenciosa. Porque cada paso que se alza, cada imagen que se inclina, cada figura que calla, está contando la historia más honda que puede narrar el arte cristiano: la del Amor que se entrega.
Índice:
Capítulo X Evangelio de madera: el paso como catequesis popular
Epílogo Misterios que caminan
Anexos
Capítulo X
Evangelio de madera. El paso de misterio como catequesis popular
Una de las virtudes más profundas de la Semana Santa andaluza es su capacidad de hablar a todos, de comunicar lo más alto con lo más cercano, de traducir el misterio insondable de la redención en formas visibles, sensibles, conmovedoras. Y en ese arte de comunicar lo sagrado, el paso de misterio ocupa un lugar privilegiado.
No es solo escultura, ni solo procesión, ni solo devoción: es catequesis. Evangelio tallado, predicación sin voz, doctrina que se aprende con los ojos y se guarda en el corazón. Desde los más sabios hasta los más sencillos, desde los fieles asiduos hasta los que pasan por la calle sin más intención que mirar, todos reciben algo. Porque el paso de misterio no exige comprender: solo pide contemplar. Y en esa contemplación se siembra la fe.
1. El poder del símbolo: una pedagogía antigua
La Iglesia ha sido, desde sus orígenes, maestra de símbolos. Cuando el pueblo no sabía leer, aprendía a través del arte. Los templos eran biblias de piedra; los vitrales, evangelios de color; los retablos, sumas de dogma y esperanza. En ese contexto, la imaginería procesional surge como una forma de enseñanza emocional y visual.
El paso de misterio hereda esa pedagogía antigua. Al representar escenas concretas de la Pasión —el prendimiento, la sentencia, la caída, el encuentro, la crucifixión— ofrece al fiel una secuencia de salvación en la que puede reconocerse, rezar, meditar. Como en un viacrucis vivo, cada estación se convierte en un espejo del alma.
Y lo más admirable es que esta catequesis no es impuesta, ni cerrada, ni rígida. Cada persona interpreta lo que ve desde su propia vida: unos ven dolor, otros redención; unos, justicia; otros, amor. Y todos, de algún modo, aprenden.
2. La belleza como camino de verdad
La teología cristiana ha defendido desde siempre la unión entre belleza y verdad. Ya san Agustín escribía: “Pregunté a la tierra, al mar, al cielo, y todos me respondieron: no somos tu Dios. Pero en su hermosura me hablaron de Él.” Esa intuición sigue viva en el paso de misterio.
Cada línea armoniosa, cada gesto contenido, cada pliegue de una túnica, cada mirada cruzada, están pensados para elevar el alma. La belleza no es adorno: es vehículo de lo sagrado. Por eso tantas personas, incluso alejadas de la fe, se detienen ante un paso y experimentan un estremecimiento, una atracción inexplicable, una nostalgia del absoluto.
El paso de misterio enseña no solo con lo que dice, sino con lo que calla. Su silencio es también revelación. Su lentitud, una forma de eternidad.
3. Aprender en comunidad: la transmisión intergeneracional
Pero el paso no enseña solo a través de la imagen: también a través del rito compartido. Los niños que miran desde la acera, los costaleros que aprenden de los veteranos, los hermanos que explican a los nuevos el sentido de cada figura, el abuelo que señala a su nieta al Cirineo, diciendo: “Ése es el que ayuda a Jesús” … Todo ello forma parte de una educación emocional y espiritual que no se da en los libros, sino en la vida.
La Semana Santa andaluza ha sido, durante siglos, escuela de fe para generaciones enteras. Y en esa escuela, el paso de misterio es el gran maestro mudo que todo lo enseña sin hablar.
El evangelio de la calle, diría el padre Leonardo Castellani, es el que se graba más hondo. Porque es el que pasa ante los ojos del pueblo, cargado de madera, de historia, de lágrimas, de incienso, de sangre y de gloria.
4. ¿Qué nos enseña hoy el paso de misterio?
En tiempos de ruido, de prisas, de virtualidad, el paso de misterio se alza como una enseñanza contra el vértigo. Nos recuerda que hay historias que deben ser caminadas despacio, que el sufrimiento puede tener sentido, que la belleza transforma, que la fe se contagia.
Es, en el fondo, una pregunta ambulante: ¿qué harás tú ante este Dios que carga con el madero? ¿Pasarás de largo o lo mirarás de frente?
Porque todo paso de misterio, cuando cruza una calle, está preguntando. Y cada respuesta —una lágrima, una oración, un silencio— es también un acto de fe.
Epílogo
Misterios que caminan
A lo largo de estos capítulos hemos recorrido el alma del paso de misterio: su historia, sus figuras, su lenguaje, su ritmo, su silencio, su enseñanza. Lo hemos contemplado como obra de arte, como signo devocional, como catequesis en movimiento.
Pero, sobre todo, lo hemos mirado como lo que es: un eco de la Pasión que sigue vivo en cada calle, en cada costalero, en cada mirada que se eleva desde la acera hacia la imagen del Hijo de Dios que pasa.
Porque en Andalucía, el Evangelio no solo se proclama desde los púlpitos. También se lleva en andas. Y el paso de misterio, con sus figuras heridas y su mudo caminar, sigue siendo la predicación más elocuente del Amor.
Anexos documentales y visuales
Elementos gráficos para la lectura simbólica y estética del paso de misterio
Los siguientes anexos constituyen un complemento visual y didáctico al cuerpo principal del artículo. Su propósito es enriquecer la comprensión estética, simbólica y emocional del paso de misterio como arte total, integrando el conocimiento histórico con una mirada atenta a la sensibilidad devocional contemporánea. Están concebidos para su integración editorial en distintos formatos: como ilustraciones centrales, desplegables o recursos interactivos en versión digital.
1. Línea cronológica de la evolución estética del paso de misterio (siglos XVI–XXI)
Este eje temporal permite recorrer las principales transformaciones formales y simbólicas que ha experimentado el paso de misterio en Andalucía desde sus orígenes litúrgicos hasta las expresiones contemporáneas.
Contenido cronológico:
Siglo XVI: Los primeros pasos surgen como extensiones del culto interno. Son composiciones frontales, de clara impronta retablística, centradas en la figura de Cristo sin acompañamiento narrativo.
Siglos XVII–XVIII (Barroco): Se despliega la teatralidad barroca. Irrumpen los grupos escultóricos con fuerte carga emocional. La gestualidad exaltada, el movimiento dramático y la composición en pirámide definen esta etapa.
Siglo XIX (Romanticismo y Academicismo): Se impone una contención expresiva. Predomina la idealización y la belleza normativa. Surgen los estilos locales como reflejo del alma popular y regional.
Siglo XX: Entre la ruptura y el renacimiento se consolida el neobarroco, con maestros como Castillo Lastrucci, Buiza, Ortega Bru e Illanes, que reinterpretan la tradición con una nueva mirada.
Siglo XXI: Se diversifican los lenguajes. Conviven propuestas hiperrealistas con lecturas simbólicas y escenográficas, algunas de ellas con integración de tecnologías y recursos contemporáneos.
2. El paso barroco y el paso contemporáneo: dos miradas, un mismo Misterio
La evolución estética del paso de misterio en Andalucía ha dado lugar a múltiples formas de expresión visual y devocional. Entre ellas, destacan dos concepciones que, aun separadas por siglos, dialogan profundamente en su propósito común: hacer visible el drama de la Redención. El siguiente esquema ofrece una comparación entre el paso barroco (siglos XVII–XVIII) y el paso contemporáneo (siglos XX–XXI), no como oposición, sino como reflejo de una tradición viva que respira a través del arte.
1. Composición general
Elemento
Paso barroco
Paso contemporáneo
Estructura formal
Composición piramidal, con eje central elevado.
Composición abierta, envolvente o en horizontal.
Organización visual
Unidad visual centrada en Cristo. Figuras subordinadas al eje central.
Narrativa expandida, con múltiples focos visuales.
Distribución espacial
Simetría armónica. Espacios llenos y jerarquizados.
Uso del espacio negativo, distribución libre y dinámica.
2. Narratividad y expresividad
Elemento
Paso barroco
Paso contemporáneo
Líneas narrativas
Linealidad clara: se representa una escena cerrada.
Fragmentación simbólica, múltiples capas de lectura.
Gestualidad
Exaltación gestual, teatralidad medida.
Gesto más contenido o expresionista, con registros variados.
Carga emocional
Intensidad concentrada en la figura de Cristo.
Reparto emocional entre todos los personajes.
3. Escenografía y estética
Elemento
Paso barroco
Paso contemporáneo
Ambientación
Talla ornamental abundante, dorado, simbología vegetal y pasionista.
Estética depurada o reinterpretada; uso de materiales mixtos.
Iluminación
Cera tradicional, juego de claroscuros naturales.
Integración de efectos lumínicos, técnicas contemporáneas.
Tecnología
Tradicional, sin artificios mecánicos visibles.
Posible inclusión de tecnología escénica o dispositivos narrativos.
4. Función catequética y estética
Elemento
Paso barroco
Paso contemporáneo
Intención devocional
Catequesis visual clásica. El paso como retablo en movimiento.
Catequesis simbólica, con mensajes abiertos a la interpretación.
Relación con el espectador
Contemplación reverente, foco unidireccional.
Participación reflexiva, provocación interior y emocional.
Lenguaje simbólico
Directo, canónico, vinculado a la tradición contrarreformista.
Abierto, a veces abstracto, dialogante con lo contemporáneo.
Notas explicativas y recursos visuales
Planos de altura: en el paso barroco predominan tres niveles (bajo: soldados o sayones; medio: apóstoles o secundarios; alto: Cristo). En el contemporáneo, los planos son más libres o incluso invertidos.
Ejes visuales: el barroco conduce la mirada al centro; el contemporáneo dispersa o multiplica los focos, invitando a recorrer con la vista toda la escena.
Jerarquía de figuras: en el barroco se mantiene una jerarquía marcada (Cristo > personajes > entorno); en el contemporáneo, esta jerarquía puede disolverse o tensionarse.
Este esquema permite comprender no solo las transformaciones formales que han tenido lugar en el arte procesional andaluz, sino también el modo en que cada época ha querido narrar el Misterio que da sentido a la Semana Santa. Frente a un barroco que nos invita a admirar, el paso contemporáneo nos interpela. Ambos nos conducen al corazón mismo del relato: la Pasión de Cristo como drama humano y divino que atraviesa los siglos.
3. Rueda simbólica: los personajes secundarios en las escenas de la Pasión
La fuerza narrativa del paso de misterio no descansa solo en la figura del Redentor. Su verdadero poder catequético emana también de esos personajes que, desde la periferia del relato, aportan densidad emocional y hondura teológica. Esta rueda simbólica, con Cristo en el centro, traza un mapa visual y espiritual donde cada figura refleja una dimensión humana y espiritual de la Pasión.
Escenas representadas:
Prendimiento:
Judas: emblema de la traición consciente.
Soldados: ejecutores del poder sin alma.
Pedro: fidelidad quebrada, drama del temor.
Criados: ambivalencia del que presencia y no actúa.
Flagelación:
Sayones: violencia estructurada.
Centuriones: distanciamiento jerárquico.
Público espectador: nosotros, testigos pasivos de todo sufrimiento.
Camino al Calvario:
Cirineo: solidaridad anónima.
Verónica: caridad íntima, sin estridencias.
Mujeres de Jerusalén: ternura profética, voz de lo maternal.
Crucifixión:
Sanedritas: rostro del juicio injusto.
Longinos: revelación en el instante final.
María Magdalena, Juan y la Virgen: fidelidad, amor y consuelo encarnados.
Sepultura:
José de Arimatea y Nicodemo: dignidad callada.
Mujeres piadosas: espera activa de la Resurrección.
Reflexión final:
Esta rueda no es solo un recurso visual. Es una invitación a la contemplación. Cada personaje actúa como un espejo en el que podemos reconocernos: en la duda, la compasión, el dolor, la entrega o la esperanza.
4. Diagrama litúrgico-emocional del paso: del templo a la calle Descripción:
Este esquema representa el itinerario del paso como un viaje interior, donde la cofradía y el pueblo acompañan un drama espiritual que va de lo íntimo a lo colectivo, de la sombra al testimonio, de la cera encendida al alma conmovida.
Etapas del recorrido:
Nártex del templo: Penumbra, incienso, recogimiento.
Salida: Luz inaugural, alabanza contenida.
Calle: Encuentro con el pueblo, liturgia vivida.
Estaciones clave: Revirás, cruces de caminos, contemplación mutua.
Regreso: Silencio denso, emoción en carne viva.
Entrada: Oscuridad que no apaga la luz sembrada.
5. Código de colores litúrgicos: lectura simbólica del paso
Los colores que visten a las imágenes y ornamentos no son decorativos, sino signos de un lenguaje que la liturgia ha custodiado durante siglos:
Morado: Penitencia y realeza divina.
Rojo: Martirio y caridad ardiente.
Blanco: Esperanza pascual, pureza resucitada.
Negro: Luto santo, silencio del sepulcro.
Propuestas visuales complementarias
Detalles gestuales de personajes secundarios:
Sayón con un "flagrum" en la mano
Dedo acusador del soldado
Súplica de Pedro
Rostro de Judas en el beso
Verónica con mirada de compasión
Comparativa visual entre dos pasos:
Paso barroco:Sagrada Columna y Azotes (Sevilla, Hdad. de las Cigarreras).
Obra cumbre del neobarroco de Lastrucci (1950).
La teatralidad, el gesto y la composición elevan el drama pasionista a un retablo en movimiento.
Vínculo histórico con las trabajadoras de la Fábrica de Tabacos: las cigarreras, alma popular de la hermandad.
Paso contemporáneo: Misterio de la Amargura (Sevilla)
Escena de la Ecce Homo, dramatizada con simbolismo contemporáneo.
Tradición singular: "La mudá de los fantasmas", donde las figuras se cubren con telas blancas antes del traslado.
Lenguaje escénico y silencioso que conecta con lo inefable del sufrimiento.
Fotografías nocturnas del paso detenido:
Paso en penumbra entre los fieles.
La luz de los candelabros: luz que arde en el alma.
Retratos de los oficiantes del paso:
Manos de costalero anónimo bajo el paso
Capataz rezando con los costaleros antes de la "levantá"
Acólitos precediendo el paso con el incienso y los ciriales
Nota de la autora
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