Francisco Molina Muñoz
Director de Padul Cofrade
Padul, 13 de abril de 2025 - Domingo de Ramos
La víspera huele a nervios. En el silencio del templo o del local de ensayo, un leve crujido de la madera o metal anticipa que algo va a suceder. No es aún la procesión, pero ya el paso se alza, se mide, se siente… Es la hora del retranqueo. Un ritual callado, solemne y técnico que sólo quien ha vivido de cerca una hermandad comprende en su verdadera dimensión.
¿Qué es el retranqueo?
El retranqueo es una práctica tradicional, anterior a la estación de penitencia, que consiste en probar el equilibrio, la estabilidad y el encaje final de un paso procesional sobre su estructura portante —ya sea un paso a costal o a hombros— con la cuadrilla de portadores o costaleros presentes. En términos más sencillos: es la prueba general, pero no una mera revisión; es un acto con carácter propio.
No se trata sólo de verificar si "todo está bien", sino de permitir que el paso "respire", que el capataz afine órdenes, que los portadores conozcan las sensaciones que tendrán bajo el peso sagrado, y que la hermandad ponga a punto la que será su joya en la calle.
¿Para qué sirve?
Las finalidades del retranqueo son múltiples:
Ajuste técnico del paso: Se comprueba la sujeción de las imágenes, la nivelación del cajillo, la tensión de las trabajaderas, la firmeza del paso sobre los zancos.
Revisión del peso y reparto del mismo: Los capataces detectan posibles desequilibrios y los corrigen.
Coordinación de la cuadrilla: Instrucciones finales, llamadas de atención, ensayo de movimientos particulares.
Oración y preparación espiritual: En algunas hermandades, se concluye con palabras del Hermano Mayor o una oración conjunta.
¿Cuándo y cómo surge esta tradición?
Aunque no tiene una fecha de origen clara, el retranqueo se hace común en las décadas de 1970 y 1980, especialmente en Sevilla y otras ciudades andaluzas. El incremento de peso y decoración en los pasos, así como la separación entre ensayos y el montaje final, propició esta práctica de revisión solemne.
Hoy día, muchas hermandades lo celebran a puerta cerrada, en ambientes recogidos y con la seriedad de un rito propio.
Elementos visibles en el retranqueo
Presenciar un retranqueo es asistir a un ensayo con alma. En él podemos ver:
El paso completamente montado, con flores, cera, faldones e imágenes.
A la cuadrilla uniformada, lista como para la estación de penitencia.
Al capataz y auxiliares probando llamadas.
A los priostes y técnicos ultimando detalles.
Un ambiente recogido, a veces con música suave o incienso.
Un momento de emoción contenida
No se aplaude. No se vitorea. Pero los ojos brillan. Es el instante en que el paso deja de ser un objeto para convertirse en presagio.
Porque hay un momento, justo antes de que todo empiece, donde todo se dice sin decir nada. Y ese momento se llama retranqueo.
Padul Cofrade invita a todas las hermandades a conservar y dar valor a este momento único: el retranqueo, donde el paso cobra vida por primera vez antes de la calle, antes del incienso y antes del público. Porque si la estación de penitencia es una oración en movimiento, el retranqueo es su primer suspiro.