El ajuar de la Virgen como ofrenda de generaciones
Francisco Molina Muñoz
Director de Padul Cofrade
Padul, 26 de julio de 2025
Estudio sobre mantos, coronas, sayas y joyas donadas a imágenes marianas a lo largo de los siglos, con testimonios, inventarios y devociones familiares.
I. Introducción evocadora
El ajuar de la Virgen no es simple ornamento: es plegaria materializada, memoria bordada y promesa convertida en tejido. Cada manto, cada corona o saya fue ofrecida por manos que rezaron al coser, madres que dedicaron su mejor labor o familias que cumplieron un voto. Tal como dice un refrán popular recogido en Jerez:
“Las joyas de la Virgen no son tesoros, son lágrimas pasadas por oro”.
En distintas hermandades andaluzas —como la de la Virgen de los Reyes en Sevilla— las piezas bordadas esconden siglos de historias y devociones. https://shre.ink/xlrM
II. Marco histórico y antropológico
Desde el siglo XVI hasta hoy, las ofrendas al ajuar mariano han evolucionado junto a la religiosidad popular. Lo que nació como pequeños exvotos bordados se transformó en mantos ricamente bordados y coronas de gran valor. Este ajuar, además de símbolo de fe, constituye un patrimonio artístico y antropológico.
Muchas donaciones surgieron de compromisos familiares o promesas cumplidas, lo que en la tradición se conoce como “dote espiritual”: entrega generacional de una devoción vivida.
III. Tipologías del ajuar de la Virgen
1. Mantos: alas de seda para el alma dolorosa
El manto no cubre, sino que envuelve. No oculta, sino que recoge y acoge. El manto de una Virgen no es solo un tejido bordado: es una extensión de su ternura, un cielo desplegado a ras del suelo para que podamos refugiarnos bajo su amparo. Cuando una madre borda una flor en él, no está pensando en la estética, sino en que su puntada quede allí donde, algún día, reposarán las lágrimas de tantos que se acerquen sin palabras. El manto tiene algo de ala protectora, de nube que camina con nosotros. Por eso, cuando la Virgen gira en una esquina y el aire lo levanta, a muchos nos da por pensar que el cielo nos acaricia.
Manto del Centenario
Cofradía Matriz de la Santísima Virgen de la Cabeza (Andújar, Jaén) https://shre.ink/xlIB
Manto de vistas burdeos (Jesús Rosado, 2007)
Hermandad de la Exaltación (Sevilla) https://shre.ink/xlIr
Manto de Alfonso XIII
Cofradía Matriz de la Santísima Virgen de la Cabeza (Andújar, Jaén) https://shre.ink/xlIe
2. Sayas: la túnica bordada del dolor y de la realeza
La saya de la Virgen, ceñida al talle, no es simple vestidura. Es la memoria de los días buenos y también de los más oscuros. Cada bordado que la recorre —hojas, pámpanos, ramas que se cruzan y se enredan— habla de vidas entretejidas, de nombres que no aparecen, pero están presentes. Una saya nueva es motivo de alegría, sí, pero también de recogimiento. Porque sabemos que detrás de ella hay promesas que se cumplieron, y otras que aún laten esperando. Al vestirla, se viste no solo un cuerpo bendito, sino la esperanza de los que han creído sin ver.
María Santísima de la Esperanza luce su nueva saya para el día de los Difuntos
Bordados en plata sobre terciopelo negro
Hermandad de la Esperanza de Córdoba
Foto: Pedro Expósito https://short-link.me/14fQm
Saya verde (Emilio Gómez Moreno, 2000)
Hermandad de la Exaltación (Sevilla) https://shre.ink/xlIf
3. Coronas: resplandor de un reinado sin trono
La corona no es poder, sino entrega. No representa la conquista, sino la gracia. La Virgen no necesita metales nobles para ser Reina, pero los corazones humanos han querido que su dolor sea también majestad. Por eso se labran con esmero las diademas, se añaden piedras con nombres y fechas, se cincelan los resplandores con la paciencia de quien sabe que está tocando algo sagrado. La corona habla de su realeza, sí, pero no terrena: es la Reina del Dolor, del Consuelo, de las Ausencias. Y cada vez que la vemos brillar entre luces de cera, comprendemos que, aunque caminemos entre sombras, hay una luz que no se apaga.
Corona de María Santísima de la Amargura (Sevilla)
Foto: José María Pichardo https://shre.ink/xlID
Corona. Manuel Villarreal Fernández (1957)
Hermandad Sacramental de San Benito (Sevilla) https://shre.ink/xlIb
Corona de la Virgen de la Esperanza (Huelva)
Hermandad de la Esperanza (Huelva) https://shre.ink/xlIt
4. Joyas devocionales: cuando el alma se convierte en ofrenda
Hay joyas que no deberían medirse en quilates, sino en lágrimas. Broches que guardan secretos, relicarios que encierran ausencias, pulseras que fueron heredadas por generaciones hasta que alguien decidió que estarían más seguras sobre el pecho de la Virgen. Son joyas que no buscan deslumbrar, sino permanecer. A veces, apenas se ven: un alfiler escondido, una medallita entre los pliegues de la saya, una pequeña cruz en el puño del encaje. Pero están. Y en ellas palpita algo más que un valor material: hay vidas que encontraron en el dolor de María su propia forma de seguir creyendo.
“Y la adornaron con vestiduras bordadas de oro, y pusieron sobre su cabeza una corona resplandeciente.”
(Cantar de los Cantares 3,11, interpretación devocional mariana en la tradición litúrgica).
“Toda hermosa eres, amiga mía, y no hay mancha en ti.”
(Cantar de los Cantares 4,7).
Esta frase ha sido, durante siglos, inspiración para el bordado de sayas y mantos de la Virgen, especialmente en advocaciones gloriosas.
“Una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.”
(Apocalipsis 12,1).
La visión apocalíptica se plasma en coronas y resplandores, símbolos de la realeza celestial de María.
“Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea…”
(Oración popular mariana, recogida en el Devocionario mariano).
Versos como este, rezados en sacristías antes de vestir a la Virgen, acompañan el gesto de colocar cada pieza de su ajuar.
Referencias históricas y litúrgicas
La costumbre de bordar mantos y sayas se documenta en inventarios del siglo XVII, cuando las cofradías anotaban meticulosamente las donaciones de damascos, terciopelos o bordados en oro para las imágenes marianas, como se constata en el Libro de Cuentas de la Hermandad de la Macarena (1649-1654), conservado en su archivo histórico.
Las coronas canónicas surgen como signo de reconocimiento eclesiástico y se oficializan en España a partir de finales del siglo XIX, cuando Pío IX aprueba coronaciones solemnes, entre ellas la de la Virgen de los Reyes (Sevilla, 1904).
Las joyas devocionales tienen su raíz en el exvoto personal, como lo recoge el Ritual Romano al mencionar la entrega de ofrendas votivas a imágenes de devoción, gesto que sigue vivo en la actualidad: “El que da oro a María lo hace en honor a la fe que lo sostiene” (adaptación de textos de la liturgia antigua).
El ajuar como catequesis visual: Los colores, el brillo de las piedras o la delicadeza de los bordados no son capricho, sino un eco visible de la oración. Como afirmaba el papa Benedicto XVI en una homilía sobre la belleza litúrgica (2006): “La belleza no es un lujo, sino una necesidad del alma cuando se ofrece como lenguaje de fe.”
V. Citas que enmarcan el sentido del ajuar mariano
Biblia
“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” (Lc 1,28)
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre…” (Jn 19,25)
“Una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” (Ap 12,1)
“Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.” (Lc 1,48)
Padres y Doctores
San Bernardo de Claraval: De Maria numquam satis —“De María nunca se dirá bastante.”
San Efrén el Sirio: “Sólo Tú y tu Madre sois del todo hermosos, pues en Ti, Señor, no hay mancha y en tu Madre no hay culpa.”
Santo Tomás de Aquino (cfr. Summa Theologiae, III, q.27): conveniencia de los privilegios marianos por su singular maternidad divina.
Magisterio
Pío XII, Ad Caeli Reginam (1954): fundamenta teológicamente la realeza de María —las coronas no crean el título, lo reconocen.
Pablo VI, Marialis Cultus (1974), 5: la piedad mariana debe ser “teológicamente sólida y litúrgicamente coherente”.
Juan Pablo II, Redemptoris Mater (1987), 44: María, “presente en el misterio de Cristo y de la Iglesia”, como referencia obligada de toda auténtica piedad.
Benedicto XVI (Homilía, 8-XII-2005): la belleza de María “no es estética superficial, sino transparencia de Dios”.
Catecismo de la Iglesia Católica, 971: culto a la Virgen “de modo especialísimo”, distinto y subordinado al de adoración que se da sólo a Dios.
Liturgia y rituales
Directorio sobre la piedad popular y la liturgia (Congregación para el Culto Divino, 2002), nn. 183-207: criterios para armonizar cultos externos, procesiones y ornamentos con el año litúrgico.
Misal Romano, Común de la Bienaventurada Virgen María: antífonas, prefacios y colectas que subrayan su maternidad, virginidad y realeza.
Ritual de la Coronación de Imágenes de la Bienaventurada Virgen María (CEE, 1981): establece el sentido eucarístico y eclesial de la coronación canónica; la corona es signo de la realeza de María y del amor de los fieles.
Ceremonial de los Obispos, nn. 1067-1071: sobre la bendición y coronación de imágenes.
Stabat Mater (Secuencia tradicional): “Stabat Mater dolorosa / iuxta crucem lacrimosa…”, fundamento espiritual de muchas sayas de luto y de la iconografía dolorosa.
Antífonas marianas (especialmente Salve Regina y Regina Caeli): justifican coronas y preseas como expresión plástica de la aclamación “Reina”.
VI. Herencias familiares y ofrendas íntimas
El ajuar es también herencia emocional. Muchas familias heredan recatos y promesas transformadas en piezas. Historias como:
“La Virgen lleva el anillo de boda de mi abuela desde 1951. No vale apenas dinero, pero es la fe de toda mi familia”.
— Rocío Gálvez Marín (Sevilla)
También encontramos registros donde donaciones se firman expresamente, como el caso de Josefa Expósito Cuevas, que donó un terno completo en 2018 para la Virgen de la Cabeza en Andújar https://shre.ink/xlrt
VII. Inventarios históricos y devocionales
Documentos de cofradías registran ajuares y su evolución. Por ejemplo:
Inventario del ajuar de la Virgen de la Soledad (Écija) – siglo XVIII Real Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro (Écija, Sevilla)
Basado en registros y documentos de archivo del siglo XVIII, custodiados por la Hermandad y el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. https://shre.ink/xlrU
1. Vestiduras y mantos
Manto negro liso de terciopelo (posiblemente del siglo XVIII, usado en cultos de luto). Forma parte del ajuar textual original. https://shre.ink/xlr9
Mantón bordado en plata sobre terciopelo negro (donado en torno a 1760 por devotos ecijanos; bordado realizado por talleres locales). Utilizado en salidas procesionales de carácter funerario. https://shre.ink/xlrH
Manto con bordado del siglo XIX (añadido al ajuar en 2006 por Emilio Gómez Moreno, según registros modernos). https://shre.ink/xlrl
2. Orfebrería: corona, ráfagas y complementos
Corona imperial de plata de ley del siglo XVIII (cincelada por Damián de Castro alrededor de 1760), con media luna y elementos florales barrocos. Se conserva como pieza central del ajuar. https://shre.ink/xlra
Ráfaga de plata cincelada, contemporánea a la corona, obra del mismo orfebre (~1760). Incluye querubines y símbolos litánicos. https://shre.ink/xlrc
Sudario de hojilla plateada y clavos de plata, matching con la estética del barroco ecijano. https://shre.ink/xlrQ
3. Sayas y piezas bordadas
No se conserva inventario detallado de sayas del siglo XVIII, pero los registros señalan existencia de sayas bordadas en hilo metálico, casi seguramente originadas en esa época. Actualmente solo perduran registros indirectos en actas y restauraciones posteriores. https://shre.ink/xlrT
4. Otros elementos devocionales
Faroles de esquina del paso, de plata cincelada por Damián de Castro hacia 1760. Aunque forman parte del trono, también se consideran parte del ajuar litúrgico asociado a la imagen. https://shre.ink/xlrW
5. Inventarios y documentación
Las cuentas de la hermandad entre 1734 y 1797 registran compras y restauraciones; el inventario oficial se enumeraba en 1781 como parte de los libros de cuentas del A.H.S.C. (Hermandad de la Soledad de Cantillana, en paralelo, pero con prácticas similares). https://shre.ink/xlrsEn Écija, la hermandad conservó libros de cuentas y protocolos notariales que registran donaciones y encargos desde 1548, con estabilidad en el XVIII. El camarín fue reedificado en 1776, obra del maestro Juan Esquivel, enriqueciendo la custodia. https://shre.ink/xlrB
Resumen y nota metodológica
Este inventario reconstruido se basa en:
Registros históricos del archivo de la Hermandad de la Soledad de Écija.
Estudios del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico sobre conservación y catalogación de bienes muebles. https://shre.ink/xlrp
Publicaciones locales especializadas en el patrimonio ecijano y la religiosidad popular. https://shre.ink/xlrf
No se dispone de un listado manuscrito en su forma original hoy público, pero las piezas descritas y trabajos de conservación permiten conocer su composición y evolución fiel a la sensibilidad del XVIII.
Inventario contemporáneo del ajuar de Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo (Córdoba)
Hermandad de la Misericordia – Basílica de San Pedro, Córdoba
Basado en acuerdos de Cabildo, restauraciones recientes y documentación cofradía.
Restauración y nueva saya — Cabildo aprobó diseño y donantes (2021)
En sesión extraordinaria, la Hermandad autorizó la restauración del manto de salida por el taller Juan Rosén (Málaga). El proyecto se comprometió a respetar estrictamente el diseño original, integrando con sutileza pequeñas mejoras estéticas. Se incluyó la opción de grabar el nombre del donante en el forro interior, si así lo deseaba. https://shre.ink/xl8N
En 2023, se bendijo una nueva saya llamada de “las uvas”, confeccionada sobre una antigua casulla del siglo XIX. El taller Juan Rosén también llevó a cabo la pieza denominada de “los mártires”, y la saya de “las camaristas”, gracias a donaciones de fieles comprometidas con bordados en oro sobre tisú de plata. Todas llevan sobrenombres que las identifican íntimamente. https://shre.ink/xl8V
Piezas recientemente incorporadas
El ajuar se enriqueció en 2024 con un puñado de joyas: dos puñales y dos collares donados por una familia anónima, restaurados por un orfebre cordobés. Una de las piezas es un puñal dorado, proveniente de antiguo anticuario sevillano, ahora refinado en su estética y portado con devoción. https://shre.ink/xl8O
Historia del manto: del terciopelo azul al tisú dorado
La imagen lució originalmente un manto bordado en oro sobre tisú celeste, diseñado por Herminia Álvarez Udell y realizado por el taller Hijos de Olmo en 1919. En 1966 fue adaptado a terciopelo azul por monjas del convento de Santa Isabel. En 2010, Jesús Rosado actualizó el soporte con terciopelo moderno, conservando su fisonomía original. https://shre.ink/xl8J
Restauraciones de la imagen: intervención tras Cabildo (2025)
La talla barroca de la Virgen, atribuida a ‘La Roldana’ (s. XVII), será restaurada por Pedro Manzano tras la Semana Santa de 2025. Se abordará especialmente el deterioro de policromía provocado por los alfilerazos frecuentes durante la vestimenta. La imagen permanecerá fuera del culto unos quince días. https://shre.ink/xl84
Síntesis del inventario
Pieza
Origen / Fecha
Taller / Autor
Donante / Cabildo
Manto procesional
1919 (taller Hijos de Olmo)
Herminia Á. Udell (diseño)
Restaurado 2021 con inclusión de nombres de donantes
Saya “de las uvas”
Casulla s. XIX reinterpretada
Juan Rosén (Málaga)
Donantes identificadas en Cabildo
Saya “de los mártires”
Bordado en oro moderno
Juan Rosén
Devotas anónimas
Saya “de las camaristas”
Tisú de plata + oro
Taller Juan Rosén
Hermanas vestidoras
Puñales y collares
Siglo XIX – restaurados
Orfebre local de Córdoba
Familia donante anónima
Restauración de la imagen
2025
Pedro Manzano Beltrán
Aprobado por Cabildo Extraordinario
Reflexión
Jesús Rosado no solo bordó terciopelos, sino equipó a quien recibe nuestras lágrimas. Cuando las camareras nombran las sayas —las uvas, los mártires— no solo cuentan nombres, sino encuentros entre fe y arte. Y cuando una familia anónima dona collares o puñales, no entrega joyas, sino testigos materiales de su amor secreto a Ella.
La restauración proyectada por Pedro Manzano no es un mero acto técnico, sino un gesto de reverencia: sanar los signos de la vestidura que, con amor, busca tapar los defectos de una imagen dolida y bella.
Este ajuar contemporáneo no termina siendo objeto de museo: es reliquia de fe, esperanza y oferta cada vez que la Virgen se dispone a escuchar nuestras plegarias.
Estos inventarios muestran no solo piezas sino autores, fechas y propósito de las ofrendas.
VIII. El ajuar como documento vivo de identidad y fe
Cada símbolo bordado —lirios, corazones, estrellas— contiene memoria y estética sagrada. Bordadoras locales, priostes y camareras se convierten en guardianes del patrimonio emocional, convirtiendo el ajuar en archivo vivo de identidad.
La labor de talleres como el de María Santísima de Araceli en Lucena, donde mujeres dedican años para confeccionar mantos y sayas con oración mientras cosen, refleja compromiso y fe compartida. https://shre.ink/xlre
IX. Entrevistas y testimonios
Antonio del Valle — vestidor de imágenes (Granada)
“Cada vez que visto a la Virgen con una prenda donada, siento que estoy colocando un trozo de alma sobre su pecho.” https://shre.ink/xlrZ
Josefa Expósito Cuevas — donante del terno andujareño (Andújar) “Ofrecí este terno con devoción, en nombre de mi familia. Ha sido nuestra fe bordada en seda y oro; un legado espiritual más que una tela.”
Documentado en escritura de donación del 3 de diciembre de 2018, declara su entrega como cumplimiento de promesa familiar. https://shre.ink/xlri
Sergio Cruz — Hermano Mayor de la Hermandad del Soberano Poder (Morón de la Frontera)
“Agradecemos la donación del manto de la Virgen de los Ángeles, aunque fue confeccionado en Pakistán sin nuestro encargo. Siempre hemos defendido la artesanía local, pero valoramos el gesto de fe de los donantes.”
Este testimonio subraya las tensiones entre tradición y globalización en las donaciones devocionales modernas. https://shre.ink/xlry
Grupo de señoras del Ropero — Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza (Huelva)
Donaron para el XXV aniversario de coronación canónica:
Un puñal barroco con querubín central y corales, de plata chapada en oro.
Un encaje de oro nuevo para el manto de salida, obra de Jesús Gómez Jiménez.
También entregaron un rosario verde oliva con filigrana de plata.
Estas aportaciones reflejan la devoción colectiva de hermanas y devotas comprometidas. https://shre.ink/xlrF
Belén Luque — directora del Museo Diocesano de Jaca (Santa Orosia)
“Los mantos son ofrendas personales grabadas en los forros con inscripciones de devotos. Se han catalogado unos 150 mantos dedicados a santa Orosia desde la Edad Media.”
Quizá no estén frente a una Virgen andaluza, pero su proceso de catalogación es modelo de memoria patrimonial y devoción popular. https://shre.ink/xlrz
Representante de la Hermandad del Perdón (Sevilla)
“Descubrimos un manto del siglo XIX en nuestro almacén. Lo restauró Sebastián Marchante y lo estrenamos en la Coronación Canónica. Fue emocionante ver cómo la fe dormida en la tela retornó a la calle.”
Un claro ejemplo de restauración patrimonial y redescubrimiento de la historia oculta. https://shre.ink/xlrE
Prioste de la Virgen de los Ángeles — Los Palacios y Villafranca
“El matrimonio Galán Mauri donó la imagen y el ajuar original. Francisco Begines nos dice que casi toda la Hermandad nació del espíritu de la donación.”
Una historia paradigmática: la Virgen donada que transforma el alma y la identidad de una comunidad. https://shre.ink/xlrw
Donantes anónimos — Hermandad Virgen del Prado (Ciudad Real)
“Una viuda envió un alfiler de corbata. Un hombre ciego donó pendientes de oro de su mujer. Solo pedían que constase su amor, no su nombre. Lo más hermoso es donar en silencio, sabiendo que la Virgen lo sabe.”
Testimonio emotivo de devoción humilde que trasciende el gesto público. https://shre.ink/xlrN
Nota del autor
Francisco Molina Muñoz
Director de Padul Cofrade. Investigador y divulgador de la religiosidad popular andaluza, comprometido con proteger y difundir la memoria devocional de nuestras hermandades. Este artículo busca ser testimonio respetuoso de aquellos que, con fe sencilla, han bordado historia.