El camarín como morada sagrada y privada de la devoción
Historia y significado de los camarines de las imágenes: arquitectura, espiritualidad, ritos privados y memoria colectiva
Por Aurora de la Torre
Doctora en Historia por la Universidad de Sevilla
Colaboradora en Padul Cofrade
Sevilla, 30 de julio de 2025
I. Introducción: el lugar donde el alma se arrodilla
Hay espacios en el arte sacro que no fueron concebidos solo para ser vistos, sino para ser vividos. El camarín, pequeño ámbito oculto tras el retablo, es uno de ellos. Más que una estructura arquitectónica, es una geografía del alma, un umbral entre lo visible y lo velado, donde la devoción adopta forma íntima, silenciosa y corporal.
Desde finales del siglo XVII, los camarines comenzaron a construirse como espacios privilegiados para custodiar imágenes marianas y cristológicas de especial veneración. Allí la piedad popular se aleja del bullicio del culto público y se convierte en susurro, promesa o caricia. El camarín es, en definitiva, la estancia donde la Virgen recibe en privado a sus hijos.
Esquema arquitectónico típico de un camarín barroco.
Distribución vertical y centralizada en torno al trono de la imagen,
con acceso reservado,
escaleras simbólicas,
iluminación superior y decoración suntuosa como reflejo del cielo.
Un espacio íntimo, elevado y sacralizado, donde convergen arquitectura, liturgia y devoción.
II. Origen y evolución histórica del camarín barroco
El término "camarín" deriva del latín camerinus, diminutivo de camera, es decir, cámara o habitación. Aunque ya en el arte medieval existían espacios de privilegio tras los altares (especialmente para custodiar reliquias), no será hasta el Barroco cuando el camarín adquiera entidad arquitectónica, simbólica y litúrgica propia.
Camarín de la virgen de Cercado de Lima, Lima (Perú) Dibujo: José García Bryce (1957) https://shre.ink/xUx0
Según señala el historiador del arte Fernando Checa Cremades, el desarrollo del camarín se relaciona directamente con la espiritualidad contrarreformista, que promovía el acercamiento emocional a las imágenes como medio de meditación, reparación y encuentro.
En España, los primeros camarines monumentales surgen en Andalucía y Castilla, coincidiendo con la gran expansión del culto mariano y la devoción a imágenes como la Virgen de los Desamparados (Valencia), la Virgen del Pilar (Zaragoza), la Virgen de Araceli (Lucena) o la Virgen de la Cabeza (Andújar).
III. Arquitectura del recogimiento: tipologías y elementos
El camarín barroco andaluz presenta una estructura arquitectónica elevada, a menudo tras el retablo mayor, con acceso por escaleras laterales. No es extraño que esté ricamente decorado con estucos, espejos, mármoles y yeserías doradas, envolviendo al fiel en un ambiente que sugiere la entrada en una morada celestial.
Algunos de los elementos comunes son:
Elemento arquitectónico
Función espiritual
Escalera helicoidal o doble
Ascenso simbólico al ámbito sagrado
Claraboya o linterna superior
Luz celestial directa sobre la imagen
Paneles de espejos
Multiplicación de la figura sagrada; introspección
Zócalos cerámicos o de mármol
Purificación y belleza visual
Relieves de ángeles o querubines
Compañía espiritual en la intimidad
El camarín, por tanto, no es solo un receptáculo funcional, sino una arquitectura pensada para emocionar, para provocar recogimiento y contacto espiritual.
IV. El rito de la cercanía: promesas, toques y palabras sin testigos
Durante siglos, los camarines fueron los lugares privilegiados para el contacto directo con la imagen sagrada. Allí tenían lugar ritos devocionales como:
El besamanos en privado
El toque de mantos o manos de la imagen
La imposición de objetos exvotos
El diálogo en voz baja o en silencio con la Virgen o Cristo
Especialmente en el caso de las imágenes marianas, el camarín se convirtió en un espacio de consuelo femenino, donde mujeres devotas —madres, hijas, viudas— se acercaban a rezar, llorar o agradecer en un clima de intimidad no disponible en el espacio público del templo.
Este tipo de devoción silenciosa ha sido definido por la antropóloga Cristina Cruces Roldán como una “espiritualidad táctil”, en la que el cuerpo y la mirada tienen un protagonismo insustituible.
V. Casos emblemáticos en Andalucía
Algunos camarines andaluces han alcanzado valor patrimonial y devocional indiscutible. Citemos tres ejemplos:
1. Camarín de la Virgen del Rosario (Granada)
Construido entre 1722 y 1735, es uno de los más fastuosos de España. Su estructura octogonal, con profusión de espejos, esculturas y mármoles, evoca una cámara regia para la Reina del Cielo. Allí se accede por una escalera monumental que obliga al fiel a ascender corporal y espiritualmente.
2. Camarín de Jesús Nazareno (Puente Genil, Córdoba)
Se abre al altar mayor del Santuario de Jesús Nazareno, formando un octógono rematado en cúpula y decorado con pinturas al fresco de los siglos XVIII y XIX. con escenas de los gozos de la Virgen en sus paredes (obra del pintor Juan Ximénez de Montilla y Melgar, del último cuatro del siglo XIX) y ángeles con símbolos de la pasión en la cúpula (obra del pintor José Antonio Ruiz Rey, de 1760).
Aunque reformado varias veces, su estructura sigue marcando el punto de encuentro entre los peregrinos y la Virgen Morena. Allí se han depositado durante siglos objetos, cartas, medallas, cabello o pañuelos como promesas, componiendo una memoria colectiva material de la fe popular.
VI. Camarines hoy: entre la conservación y la vigencia devocional
Hoy, muchos camarines se conservan como patrimonio artístico, pero no todos conservan su función original. Algunos han sido cerrados al culto o convertidos en meras capillas laterales.
Sin embargo, allí donde se mantiene viva su función, el camarín sigue siendo un refugio espiritual, especialmente en tiempos de incertidumbre. En la intimidad de su penumbra, el fiel no necesita discursos ni liturgias: solo mirar, tocar, confiar.
En palabras del poeta granadino Luis Rosales, “la Virgen no necesita oír nuestras palabras, porque nos escucha con la luz”.
VII. Conclusión: la arquitectura del alma
El camarín no es solo un espacio físico, sino una arquitectura espiritual. Ha sido durante siglos la morada sagrada del encuentro íntimo con lo divino, donde el creyente se descalza interiormente para habitar un lugar que no es de este mundo, pero que tampoco está del todo fuera de él.
Es memoria colectiva y huella individual. Es arte y rito. Es silencio y presencia.
Bibliografía
Checa Cremades, Fernando. Arquitectura y arte del Barroco en España. Cátedra, 1990.
Cruces Roldán, Cristina. Rituales y emociones. Ensayos sobre religiosidad popular. Ed. Universidad de Sevilla, 2002.
Pérez Sánchez, Alfonso E. El arte del Barroco. Alianza Editorial, 1998.
Moreno Martín, Ramón. La Virgen del Rosario de Granada y su camarín. Fundación Rodríguez-Acosta, 2015.
Carrasco Gómez, María José. Camarines barrocos en Andalucía Oriental. Universidad de Granada, 2007.
Nota de la autora
Aurora de la Torre Doctora en Historia por la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla. Especialista en religiosidad popular y patrimonio litúrgico andaluz.