Entre incienso y campanas. El alma sonora de la Semana Santa andaluza
Aurora de la Torre
Doctora en Historia por la Universidad de Sevilla
Colaboradora en Padul Cofrade
Sevilla, 9 de julio de 2025
El papel del sonido en la liturgia cofrade: desde el toque de campanas hasta la música de capilla, el tambor ronco o las marchas procesionales, con especial mención a la tradición sonora de Andalucía oriental y occidental
I. Una sinfonía de fe encarnada en el aire
En el principio fue el Verbo, y el Verbo se hizo carne. Pero antes que palabra, la fe se hizo sonido. Desde los primeros siglos del cristianismo, el timbre de una campana, el ritmo monocorde del tambor, el lamento de una corneta o el sobrecogedor silencio interrumpido por una saeta desgarrada han sido formas con las que los fieles han dado cuerpo a su religiosidad. En la liturgia cofrade —esa experiencia viva y popular del misterio pascual— el sonido no es un mero acompañamiento, sino un lenguaje sagrado, un código de emociones, memoria y catequesis.
En Andalucía, esta dimensión sonora alcanza una riqueza que desborda lo estético para adentrarse en lo antropológico. Cada rincón de su geografía vibra con una gramática sonora que distingue a Oriente y Occidente, revelando siglos de historia, influencias culturales, devociones locales y cánones eclesiásticos. Campanas, tambores roncos, cornetas, música de capilla y marchas procesionales no sólo acompañan los pasos: los envuelven en un aura que los eleva, los sitúa en el tiempo litúrgico y los inscriben en una sensibilidad que ha sido aprendida, heredada y vivida generación tras generación.
II. El toque de campanas: el anuncio que rasga el cielo
La liturgia del sonido cofrade tiene como umbral el toque de campanas. Su función no se limita a anunciar el comienzo de un cortejo o la llegada del paso al templo. En realidad, la campana fue, durante siglos, la voz del pueblo creyente. Así lo señala el Rituale Romanum de 1614: “campanae pulsandae sunt ad sacros ritus indicandos” (Se deben hacer sonar las campanas para indicar ritos sagrados). Ya en el Fuero de Sevilla (1251), se regulaba el uso de las campanas para evitar abusos en su repique fuera de contexto litúrgico.
Durante la Edad Moderna, se desarrollaron verdaderos códigos sonoros: el toque de difuntos, el clamoreo de fiesta, el repique de gloria en Pascua, o el doble de Jueves Santo. Las cofradías, particularmente desde el siglo XVII, integraron estos patrones en sus procesiones. En Córdoba, por ejemplo, el toque de agonía del Miércoles Santo precedía a la salida del Cristo de la Caridad desde San Francisco.
A lo largo de los siglos XVI al XIX, las campanas desempeñaron un papel fundamental en la vida litúrgica y social de las parroquias hispanas. Su lenguaje sonoro, codificado y reconocible por toda la comunidad, permitía anunciar desde la celebración eucarística hasta el fallecimiento de un vecino, pasando por emergencias civiles, llamadas a concejo o el discurrir diario de la devoción popular.
Este lenguaje no era arbitrario. Su estructura seguía patrones precisos que variaban según la región, el tipo de campana y el momento litúrgico. Las campanas mismas tenían nombres: "la Gorda", "la Chica", "la Volteada", "la Maragata", "el Esquilín", "la Valera"... Cada una tenía su función, su voz, su protagonismo en los diversos toques.
Tabla 1. Principales toques litúrgicos en parroquias hispánicas (siglos XVI–XIX)
Toque litúrgico
Uso o momento
Descripción
Fuente documental
Toque de Alba
Aviso del amanecer y comienzo de misa de aurora
Tres campanadas lentas con breve pausa; a veces acompañado de esquilón
Manual de Campanero (Sevilla, 1758); Archivo Parroquial de San Lorenzo (Granada)
Toque de Ángelus
Oración del Ángelus (mañana, mediodía, tarde)
Tres series de tres campanadas, con pausas entre cada grupo; toque breve final
Ritual Romano (1570); Libro de Fábrica de Sta. María la Mayor (Antequera, 1784)
Toque de Misa Mayor
Misa principal del domingo o festivo
Repique alegre de campanas grandes y medianas; a menudo acompañado del esquilón
Toques breves, con patrón fijo dependiendo del evento
Reglamento Parroquial de Vélez-Málaga (1821); Arch. Hist. de Córdoba
Tabla 2. Descripción ampliada de toques según funcionalidad litúrgica y social
Toque
Significado
Características sonoras
Ejemplo documentado
Toque de Vísperas
Llamada a la oración vespertina, especialmente en fiestas
Dos campanas: repiques ordinarios, campanadas de inicio y cierre
Archivo Parroquial de Granada, 1792
Toque de Viático
Salida del Santísimo hacia casa de enfermos o moribundos
Campana acompañada de campanilla de mano durante todo el trayecto
Libro de Ritos, parroquia de Priego, 1803
Toque de Arrebato
Emergencia (fuego, terremoto, invasión)
Toque acelerado y prolongado, de varias campanas a la vez
Archivo Catedral de Almería, 1817
Toque de Tormenta
Advertencia o disuasión espiritual de tormenta
Toques moderados y rápidos, a veces con campanas específicas como "la Valera"
Inventario parroquial de Osuna, 1799
Toque de Penitencia
Oración pública en tiempos de calamidad o cuaresma
Tres campanadas secas y seguidas, repetidas a intervalos
Libro de Mayordomía de la Cofradía de la Soledad (Granada, 1802)
Significados comunes de los toques de campana:
Eventos religiosos: Anuncian misas, bodas, bautizos, funerales, y otros actos religiosos.
Avisos y comunicación: Informan sobre tormentas, incendios, o cualquier evento que requiera la atención de la comunidad.
Marcar el tiempo: Indican las horas del día, como el Ángelus al mediodía.
Celebraciones: Se utilizan para celebrar festividades o eventos importantes.
Toque de difuntos: Antiguamente, el toque de difuntos podía variar según el sexo de la persona fallecida, aunque hoy en día suele ser el mismo para todos.
Toque de oración: Se utiliza para recordar a la comunidad la importancia de la oración y la reflexión.
Toque de queda: En algunos lugares, se utiliza para indicar el final del día y el inicio de la noche.
Clasificación funcional de los toques de campana
Litúrgicos:
Misa (diaria, mayor, solemne)
Vísperas
Ángelus
Exposición del Santísimo
Gloria
Viático
Penitencia
Funerarios:
Difuntos
Ánimas
Agonía
Festivos:
Procesión
Gloria (en Pascua o niños)
Civiles y de urgencia:
Arrebato
Concejo
Tormenta
III. La percusión del alma: tambores, roncos y rituales
El tambor o, mejor dicho, el tambor ronco, es uno de los signos acústicos más arcaicos y a la vez más profundamente emocionales de la Semana Santa. En Andalucía oriental —especialmente en las provincias de Jaén, Granada y Almería— su presencia es distintiva. No acompaña a la banda, no marca marcha. Es, en sí mismo, una forma de oración.
En Baeza, Úbeda y Baena, los tambores roncos surgen en la noche del Viernes Santo como si lloraran el cuerpo inerte de Cristo. Documentos de la Hermandad del Santo Sepulcro de Guadix mencionan ya en 1683 la presencia de “tamboristas que en duelo marcan con sordina la marcha del féretro divino”.
“...y se pagó a los tamboristas que con recogimiento y luto acompañaron el tránsito del Señor con son de duelo...”
Libro de Cabildos de la Hermandad del Santo Sepulcro de Guadix (1683)
A diferencia de las cornetas militares de la Sevilla barroca, estos tambores no son heroicos ni triunfales: son rituales. La antropóloga María Dolores Romero López ha señalado en su estudio Sonidos de la Pasión (2008) que se trata de “una forma sonora de duelo que resignifica el espacio urbano y produce una atmósfera cargada de sacralidad popular”.
IV. El sonido como oración: capillas musicales y corales devotos
Pocas experiencias resultan tan sobrecogedoras como escuchar un trío de capilla interpretando Miserere de Eslava o la Saeta Antigua de Juan Manuel Arana bajo el dintel de una iglesia encalada. Esta práctica, muy extendida en el siglo XVIII, se convirtió en habitual en los cortejos penitenciales más austeros, particularmente en la Andalucía occidental.
Archivos como el de la Hermandad de la Vera-Cruz de Sanlúcar de Barrameda registran pagos en 1761 a “los músicos de capilla que entonaron motetes en las estaciones de penitencia”. De igual modo, la Capilla del Salvador de Úbeda conserva manuscritos con partituras exclusivas para la Semana Santa local.
El sonido del oboe, la flauta dulce o el fagot transportan a los asistentes a un clima contemplativo. Estas capillas eran muchas veces patrocinadas por cofradías de penitencia, como signo de recogimiento y buen gusto devocional, alejadas de lo festivo, en consonancia con las normas sinodales de los obispados de Cádiz y Jaén, que en el siglo XVIII promovieron la contención expresiva en las procesiones.
V. Marchas procesionales: el alma sinfónica del pueblo
La música de banda es probablemente el lenguaje sonoro más reconocible y ampliamente vivido por los fieles. Su desarrollo fue tardío pero vertiginoso. La primera marcha procesional sevillana conocida data de 1895, compuesta por Manuel Font y de Anta: Amarguras. Desde entonces, una pléyade de compositores, como Pedro Morales, Germán Álvarez Beigbeder o Abel Moreno, han elevado este género a formas sublimes.
En Andalucía occidental, las marchas tienden al lirismo barroco y pasional. En la oriental, el estilo ha sido más contenido hasta fechas recientes, incorporando bandas a partir de los años 70 del siglo XX.
Cronología de la música procesional en Andalucía (1880–2020)
1880–1920: Primeras marchas. Sevilla, Cádiz
1920–1960: Consolidación. Incorporación de bandas municipales
1960–1980: Expansión a Andalucía oriental. Granada, Jaén
1980–2000: Composición masiva de repertorio cofrade
2000–2020: Diversificación de estilos y rescate de partituras históricas
VI. Oriente y Occidente: dos almas, una fe
Resulta esencial subrayar la diferencia entre las formas sonoras de la Andalucía oriental y occidental. En el Poniente, el sonido es grandioso, teatral, y en muchos casos jubiloso: una banda de música, una corneta de eco trágico, un palio mecido al compás. En el Levante andaluz, por el contrario, el sonido se repliega hacia lo íntimo: silencio, tambor ronco, oración interior.
Estas diferencias no son casuales. Se relacionan con la evolución social, el tipo de religiosidad y las influencias culturales. Las diócesis de Sevilla o Jerez desarrollaron una religiosidad barroca, fuertemente emocional y estética. Las de Guadix, Jaén o Almería conservan una piedad más sobria, monástica y austera, con raíces medievales o incluso visigóticas, como recoge fray Prudencio de Sandoval en su Historia eclesiástica de España (1626).
Anexos Glosario
Tambor ronco: Tambor de grandes dimensiones, tocado sin redobles, asociado al luto.
Capilla musical: Conjunto reducido de instrumentos clásicos que acompaña pasos de penitencia.
Clamor: Toque festivo de campanas.
Doblar: Toque fúnebre o penitencial.
Imagen comentada
Fragmento del Libro de Cabildos de la Hermandad del Santo Sepulcro de Guadix (1683):
“...y se pagó a los tamboristas que con recogimiento y luto acompañaron el tránsito del Señor con son de duelo...”
Libro de Cabildos de la Hermandad del
Santo Sepulcro de Guadix (1683)
Recreación artística (No oficial)
Bibliografía y fuentes consultadas
Fuentes primarias
Archivo de la Catedral de Jaén. Libros de Fábrica.
Archivo de la Hermandad del Santo Sepulcro de Guadix. Libro de Cabildos, 1683.
Archivo Histórico de la Hermandad del Silencio, Sevilla. Libro de Reglas, 1789.
Pastorales del Obispado de Cádiz (siglo XVIII).
Rituale Romanum, Roma, 1614.
Fuentes secundarias
Romero López, María Dolores. Sonidos de la Pasión. Madrid: CSIC, 2008.
Torres, Juan de Dios. La música procesional en Andalucía. Sevilla: Padilla, 2015.
Sandoval, Prudencio de. Historia eclesiástica de España. Toledo, 1626.
Díaz de la Serna, Manuel. Iconografía y sonido en la liturgia barroca andaluza. Córdoba: Universidad de Córdoba, 2001.
Revista Archivo Hispalense, n.º 234 (2018).
Nota de la autora
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