Orígenes Históricos del Paso de Semana Santa Portado por Costaleros y la Evolución del Andar Costalero
Padul Cofrade
Cuaresma 2025
Tabla de Contenidos
Introducción
Los Primeros Pasos Procesionales
Las Trabajaderas
Los Cargadores y el Surgimiento del Costalero
El Siglo XX: De la Contratación a la Devoción
La Evolución del Andar Costalero
Diferentes Estilos de Andar Costalero
La Importancia del Capataz y la Cuadrilla
Conclusión
1. Introducción
El paso procesional es uno de los elementos más característicos de la Semana Santa en España. Su traslado por las calles es un acto de fe y devoción que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Los costaleros, quienes portan sobre sus hombros estos monumentales pasos, han pasado de ser trabajadores asalariados a convertirse en verdaderos protagonistas de la tradición cofrade. En esta reseña, aunque de forma breve y, por ende, de forma incompleta, exploraremos los orígenes históricos del paso y la evolución del andar costalero.
2. Los Primeros Pasos Procesionales
Las procesiones religiosas tienen sus raíces en la Antigüedad, con antecedentes en los rituales paganos de las civilizaciones egipcia, griega y romana. Sin embargo, el concepto de procesión cristiana surge en la Edad Media, vinculado a las representaciones de la Pasión de Cristo organizadas por las primeras cofradías. En el siglo XIII, con la consolidación de la devoción popular, comenzaron a surgir en España las primeras hermandades que realizaban penitencia pública.
A partir del siglo XV, en plena expansión del arte gótico, se introducen imágenes de mayor tamaño que requerían estructuras más elaboradas para su transporte. En la ciudad de Sevilla, por ejemplo, ya existen referencias documentales de pasos procesionales en el siglo XVI, cuando la Hermandad de la Vera Cruz organizaba recorridos penitenciales con imágenes portadas en andas.
La llegada del Barroco en el siglo XVII supuso un cambio crucial en la estética procesional. La escultura religiosa adquirió un realismo impactante, y los pasos comenzaron a ser auténticas composiciones artísticas con tallas doradas, exornos florales, candelabros de guardabrisas y elementos escenográficos. Este incremento en la grandiosidad de los pasos exigió cuadrillas especializadas en su porte, marcando el origen de los cargadores profesionales.
3. Las Trabajaderas
Las trabajaderas transversales, propias de los pasos portados por costaleros; en los mismos cada hombre coloca la región cervical bajo uno solo de los palos (que corren en paralelo al frontal y la trasera del paso) al tiempo que interpone entre cuello y palo una protección ceñida a la cabeza que recibe el nombre de costal y que sirve tanto para amortiguar las presiones de la carga como para distribuir uniformemente el peso de la misma. Este es el caso de los pasos en Sevilla, Jerez, Huelva, Córdoba, Granada y Almería. En cada paso la cantidad de este tipo de trabajaderas varía en función de las dimensiones del mismo, oscilando generalmente su número entre 4 y 9, y siendo cada una de ellas ocupada generalmente por entre tres y seis costaleros. La estatura de estos es un factor crucial a la hora de decidir su ubicación en las trabajaderas, debiendo existir una cierta uniformidad de altura en cada una de ellas para evitar que el paso camine de forma inestable y que los costaleros soporten pesos diferentes. Por lo que respecta al conjunto del paso, los costaleros más altos suelen colocarse en las trabajaderas delanteras y los más bajos en las traseras, aunque en ocasiones se configura en “V”, por lo que los más bajos se sitúan en el centro del paso, formando las distintas alturas el dibujo que da nombre a esta disposición.
4. Los Cargadores y el Surgimiento del Costalero
El término "costalero" proviene del uso del "costal", una pieza de tela con relleno de esparto que los portadores colocaban sobre la nuca para amortiguar el peso. Aunque el concepto actual de costalero devocional es relativamente reciente, su origen se encuentra en los antiguos cargadores del puerto y obreros de los muelles, especialmente en ciudades como Sevilla y Cádiz.
Desde el siglo XVII, las cofradías comenzaron a contratar a estos trabajadores para llevar los pasos durante la Semana Santa. Se trataba de un trabajo físico extenuante, donde el esfuerzo se veía recompensado con una paga acordada. En Sevilla, estos cargadores eran conocidos como "gallegos", debido a la abundante presencia de jornaleros de origen gallego que desempeñaban esta labor.
Las cuadrillas de costaleros se organizaban en torno a las "trabajaderas", vigas de madera que distribuían el peso del paso entre los portadores. Cada costalero tenía su sitio asignado bajo la parihuela y se guiaba por las órdenes del capataz, quien dirigía la cuadrilla con golpes de llamador.
Uno de los primeros documentos que menciona el uso de costaleros data de 1690, cuando la Hermandad del Gran Poder en Sevilla contrató cuadrillas de cargadores para portar su paso. Durante los siglos XVIII y XIX, este sistema se consolidó, convirtiéndose en una parte esencial de la Semana Santa sevillana.
5. El Siglo XX: De la Contratación a la Devoción
A pesar de su importancia, los costaleros seguían siendo trabajadores asalariados hasta bien entrado el siglo XX. Las cuadrillas eran reclutadas entre trabajadores del puerto y el mercado de abastos, quienes encontraban en la Semana Santa una fuente adicional de ingresos.
Sin embargo, la devoción popular comenzó a cambiar esta dinámica. En la década de 1950, la Hermandad de la Macarena de Sevilla permitió a algunos de sus hermanos cargar el paso junto a los costaleros profesionales, iniciando un proceso de transición hacia una mayor participación de los cofrades en el porte de los pasos.
El punto de inflexión se produjo en 1973, cuando la Hermandad del Cristo de los Gitanos de Sevilla decidió eliminar la contratación de costaleros y formar una cuadrilla compuesta exclusivamente por hermanos. Este hecho marcó el inicio de una nueva era en la Semana Santa, en la que portar el paso dejó de ser un trabajo remunerado para convertirse en un acto de penitencia y compromiso personal.
El cambio tuvo un impacto inmediato en la forma de portar los pasos. Los costaleros devocionales, a diferencia de los profesionales, aportaron un sentido de hermandad y entrega que se reflejó en el esfuerzo y dedicación. Se instauraron ensayos previos a la Semana Santa, se perfeccionaron las técnicas de carga y se desarrolló un sentimiento de pertenencia entre los miembros de las cuadrillas.
Actualmente, la figura del costalero es inseparable de la identidad de la Semana Santa en Andalucía. Cada año, miles de hermanos costaleros se preparan física y espiritualmente para portar los pasos, manteniendo viva una tradición que ha evolucionado desde la simpleza de las andas medievales hasta la majestuosidad de los pasos barrocos y la disciplina de las cuadrillas modernas.
6. La Evolución del Andar Costalero
El "andar costalero" ha experimentado un refinamiento técnico a lo largo de los años. Originalmente, los pasos se movían de forma más rudimentaria, pero con el tiempo se perfeccionaron distintas formas de caminar que dotaban de mayor belleza y solemnidad a las procesiones.
El avance en la técnica costalera ha ido acompañado de un mayor conocimiento de la fisonomía y capacidades físicas de los costaleros. Se han desarrollado formas de carga que permiten distribuir mejor el peso sobre las trabajaderas, minimizando el esfuerzo y evitando lesiones. Además, la sincronización entre los costaleros es clave para garantizar un movimiento armónico del paso.
El ensayo se ha convertido en un pilar fundamental. Los capataces han perfeccionado sus métodos de dirección, estableciendo códigos de llamada precisos y un lenguaje propio que permite una respuesta inmediata de la cuadrilla. Estos ensayos incluyen el aprendizaje de cómo afrontar complicaciones, como rampas, giros ajustados o calles de difícil acceso.
7. Diferentes Estilos de Andar Costalero
7.1. Andar "de frente"
Este estilo, característico de la escuela sevillana, es considerado uno de los más elegantes y solemnes. El paso avanza de manera rectilínea, con movimientos acompasados y sin oscilaciones bruscas. Los costaleros avanzan con pasos cortos y firmes, acompañando la música con una cadencia precisa.
Ventajas: Transmite serenidad y permite una mejor visión del conjunto procesional.
Dificultades: Requiere una gran disciplina y resistencia para mantener el compás sin desajustes.
7.2. Andar "de costero"
El paso se desplaza con un leve balanceo lateral, creando un efecto de movimiento ondulante. Este estilo, vinculado a la tradición marinera, es habitual en hermandades con fuerte arraigo portuario.
Ventajas: Favorece la movilidad en calles estrechas y resalta la plasticidad del conjunto escultórico.
Dificultades: Exige una compenetración milimétrica entre los costaleros y una dirección precisa por parte del capataz.
8. La Importancia del Capataz y la Cuadrilla
El capataz es la máxima autoridad en el paso. Su labor va más allá de la dirección técnica; debe ser un líder capaz de infundir confianza y mantener la moral de sus hombres. A través de órdenes claras, transmitidas verbalmente o con golpes de llamador, coordina los movimientos principales del paso (levantás, arriadas, giros, revirás, etc.), mientras un costalero, al que en algunos lugares de Andalucía se denomina como “alma”, marca los cambios de ritmo (izquierdos, costero, nuestro paso, picado y otra multitud de cambios que, al ritmo marcado por la música, convenga en cada momento, siempre teniendo muy en cuenta el tipo de paso que se porta y el carácter propio del mismo).
Estructura de una Cuadrilla
Las trabajaderas o palos: Son las vigas de madera o metal colocadas transversalmente, bajo las que los costaleros colocan la parte del costal enrollada sobre la “morcilla” (se le suele llamar trabajo o cuna, siempre dependiendo del lugar de Andalucía u otras regiones en las que nos encontremos) que queda a la altura de la séptima cervical, para soportar el peso del paso. Dependiendo del tamaño del paso, pueden variar en número.
Los pateros: Ocupan los extremos o costeros de cada trabajadera, delantera y trasera, siendo los responsables de guiar los giros, algunos muy complejos, sobre todo cuando se trata de lugares estrechos o donde existan obstáculos.
Los costaleros la "fuerza": Perfectamente distribuidos según su altura, medida al lugar donde se apoyará la trabajadera (séptima cervical o “morrillo”), son el motor que mueve el paso. Su número es muy variable, ya que hay pasos que por cada trabajadera pueden llevar de 3 a 6 costaleros cada una (lo normal suele ser 4 ó 5) y una cantidad proporcional de trabajaderas distribuidas en la totalidad de la longitud del paso, en número que, normalmente, van de 4 a 9 (Lo normal suele ser de 6 a 9).
Los relevos: Son esenciales para garantizar la resistencia de la cuadrilla durante largas procesiones. El número de costaleros de relevo depende del número total que componga la cuadrilla, siendo, por tanto, muy variable.
Los fijadores: Normalmente son los costaleros situados detrás de los pateros delanteros y delante de los traseros. Tienen la función de ayudar a los pateros a mantener el paso estable en tramos difíciles o con inclinaciones, además de fijar, como su propio nombre indica, los trabajos de giro realizados por los pateros.
9. Conclusión
El paso de Semana Santa y el andar costalero son el resultado de siglos de evolución y perfeccionamiento. Desde los primeros cargadores portuarios hasta las modernas cuadrillas de hermanos costaleros, la tradición ha pasado de ser un oficio remunerado a una expresión de fe y devoción, por la que incluso se paga con gusto.
Cada Semana Santa, el esfuerzo de los costaleros se convierte en un testimonio vivo de la pasión y entrega con la que los fieles mantienen y enriquecen esta tradición centenaria. Su andar, ya sea de frente o de costero, sigue marcando el ritmo de la historia cofrade y consolidando una identidad cultural que pervive en el tiempo.