De la materia a la liturgia: canon, peregrinaciones y disputas en torno a las reliquias
Dra. Elara Vance
Colaboradora cultural – Padul Cofrade
Leiden (Países Bajos), 13 de agosto de 2025
Cómo la Iglesia estableció criterios de autenticidad, configuró rutas devocionales y enfrentó conflictos en la custodia de los restos santos
El culto a las reliquias se configura no solo como una dimensión de la religiosidad cristiana, sino como un fenómeno sociopolítico y cultural que atraviesa siglos. A partir de los primeros mártires y su enterramiento, la comunidad cristiana desarrolló procedimientos que dieron forma canónica, ritual y territorial a la veneración de los restos sagrados. La autenticidad de las reliquias, su movilidad por rutas de peregrinación y las controversias en torno a su custodia reflejan procesos complejos donde la historia, la teología y la política convergen en un mismo escenario.
En este texto, nos sumergimos en las aristas menos visibles del culto relicario, desde la formulación de criterios eclesiásticos hasta las disputas y desplazamientos que marcaron la historia del cristianismo. Esta mirada se enriquece con un análisis arqueológico y documental riguroso, que busca ofrecer al lector una comprensión amplia y profunda, lejos de simplificaciones.
I. Canon y autenticidad: la Iglesia frente al culto relicario
La necesidad de normas para un culto creciente
Durante los primeros siglos, la veneración de reliquias se extendió de forma espontánea y local. Sin embargo, el riesgo de prácticas supersticiosas y la proliferación de reliquias supuestamente milagrosas exigieron una regulación. El Concilio de Nicea II (787) no solo reafirmó el culto a las imágenes, sino que estableció que los altares debían contener reliquias de mártires o santos, institucionalizando así la presencia material del santo en el espacio litúrgico.
A partir de la Alta Edad Media, se desarrollaron instrumentos para autenticar reliquias. Inventarios episcopales sistemáticos comenzaban a aparecer, incluyendo descripciones detalladas, procedencia y certificados firmados por autoridades eclesiásticas. Un ejemplo paradigmático es el Liber Pontificalis, donde se registran reliquias transferidas a Roma o a iglesias importantes.
El papa Gregorio I (siglo VI), en sus cartas, advierte sobre la proliferación de falsas reliquias, evidenciando la preocupación por la calidad y autenticidad. La fabricación de bulas papales certificadoras se convirtió en práctica habitual para proteger la veneración legítima.
El valor simbólico y político de la autenticidad
El teólogo Éric Rebillard ha subrayado cómo la autenticidad no solo tenía valor espiritual, sino que servía para legitimar la autoridad episcopal y la influencia política de una diócesis o reino. La posesión de reliquias auténticas incrementaba el prestigio local y atraía peregrinos, generando recursos económicos y reforzando la identidad comunitaria.
II. Liturgia y veneración: la reliquia en el culto cristiano antiguo
Reliquias como eje litúrgico
La integración de reliquias en la liturgia fue un proceso progresivo y fundamental. La presencia de huesos de mártires bajo el altar aseguraba una continuidad sacramental con los testimonios originarios de la fe. Esta práctica, respaldada por el canon séptimo del Concilio de Nicea II, transformó los altares en memoria viva, y el altar mismo en lugar de encuentro entre el cielo y la tierra.
Testimonios patrísticos
San Ambrosio, en su De sacramentis, señala la conexión entre los cuerpos santos y la eficacia sacramental, resaltando que la gracia divina puede manifestarse a través de la presencia corpórea del santo. Orígenes, por su parte, resalta la intercesión de los mártires y su participación activa en la comunidad celestial y terrenal.
Procesiones y exposiciones
La documentación arqueológica y textual indica que las reliquias se sacaban en procesión en fechas señaladas, reforzando la identidad local y el compromiso de los fieles. Estas manifestaciones públicas estaban cargadas de simbolismo, uniendo a la comunidad en torno a la memoria común y la esperanza de salvación.
III. Itinerarios de la devoción: reliquias viajeras y rutas de peregrinación
De Jerusalén a Santiago: mapas de fe
Las reliquias movieron no solo objetos, sino también voluntades y pueblos. La translación de cuerpos o fragmentos impulsó rutas de peregrinación que estructuraron la geografía espiritual de Europa y el Mediterráneo. Las peregrinaciones a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela son ejemplos de este fenómeno.
Capillas móviles y reliquias portátiles
Para facilitar la devoción, se popularizaron relicarios portátiles y capillas móviles. Documentos del siglo IX muestran la importancia ritual de estos objetos para monjes y nobles, que los trasladaban en campañas militares o peregrinaciones.
El caso de San Nicolás y Bari
La traslación del cuerpo de San Nicolás desde Myra a Bari en el siglo XI, documentada en crónicas de la época, fue un acto de enorme trascendencia religiosa y política. Bari se convirtió en un foco de devoción mariana y relicaria, generando un flujo constante de peregrinos y recursos.
Traslación de las Reliquias de San Nicolás Icono del siglo XVII de la Traslación de las Reliquias de San Nicolás de Myra, desde Myra en Asia Menor
hasta Bari, Italia en 1087 (Museo Histórico de anok, Polonia). https://shre.ink/tC50
IV. El cuerpo santo en disputa: expolios, saqueos y guerras de reliquias
El saqueo de Constantinopla (1204)
La Cuarta Cruzada representó un punto álgido en la historia de las reliquias. La ciudad fue saqueada y muchas reliquias bizantinas fueron trasladadas a Occidente. Este episodio refleja el valor material y espiritual atribuido a los cuerpos santos, así como la instrumentalización política de su posesión.
El saqueo de Constantinopla en 1204 La entrada de los cruzados en Constantinopla (1840), expuesta en el Museo del Louvre de París
Foto: Eugène Delacroix https://shre.ink/tC5Z
Traslados y disputas
El traslado del cuerpo de San Marcos desde Alejandría a Venecia ejemplifica el modo en que las reliquias se convirtieron en activos estratégicos para ciudades y órdenes religiosas. La rivalidad entre iglesias y monarquías por estos objetos fue intensa y prolongada.
Impactos sociales y culturales
Estas disputas generaron mitos, leyendas y narrativas devocionales que reforzaron la identidad local y regional, consolidando el culto y estimulando la producción artística y literaria.
V. De osario a reliquia: transformaciones devocionales y artísticas
Relicarización e hibridación
No todos los cuerpos venerados correspondían a santos oficialmente reconocidos. Procesos sociales y litúrgicos “relicarizaron” huesos o restos anónimos, que a través del arte fueron dotados de una identidad sagrada.
Arte y liturgia
El revestimiento de esqueletos con vestiduras, joyas y esculturas en las iglesias barrocas responde a una necesidad de visibilizar la santidad y de conectar con el fiel mediante una presencia física y estéticamente impactante.
Persistencia simbólica
Estos cuerpos revestidos, lejos de ser meros ornamentos, mantienen viva la idea del cuerpo santo como intermediario, con una fuerte carga emocional y teológica.
Bibliografía exhaustiva
Brown, Peter. The Cult of the Saints: Its Rise and Function in Latin Christianity. University of Chicago Press, 1981.
Geary, Patrick J. Furta Sacra: Thefts of Relics in the Central Middle Ages. Princeton University Press, 1978.
Rebillard, Éric. The Care of the Dead in Late Antiquity. Cornell University Press, 2009.
Wood, Ian. The Missionary Life: Saints and the Evangelisation of Europe, 400-1050. Longman, 2001.
Wilkinson, Philip. The Church in the Medieval West. Routledge, 2002.
Krueger, Roberta. Women and the Material Culture of Death. Routledge, 2002.
Delehaye, Hippolyte. The Legends of the Saints. Fordham University Press, 1907.
Anexos enriquecidos
Anexo I – Texto completo del canon séptimo del Concilio de Nicea II (787) sobre la incorporación de reliquias en los altares.
“Es norma que los altares contengan reliquias de mártires, para que se confirme en ellos la fe y la devoción del pueblo.”
La tumba de San Nicolás La tumba de San Nicolás en la cripta de la Basílica de San Nicolás, en Bari, Italia https://shre.ink/tCA
Dra. Elara Vance – Investigadora en arqueología y patrimonio sacro
El llamado relicario mayor de San Nicolás, custodiado en la Basílica homónima de la ciudad de Bari (Italia), constituye una de las piezas más sobresalientes de la orfebrería sacra del siglo XVIII. Realizado en oro, plata y bronce, fue concebido con un propósito único: albergar y proteger una reliquia corporal del santo, objeto de intensa veneración en la cristiandad latina y oriental.
Su manufactura evidencia la maestría técnica y el lenguaje artístico propios del Barroco tardío, con un diseño de proporciones considerables que subraya la centralidad visual y simbólica de la reliquia. La pieza se acompaña de un estuche de madera de nogal recubierto en pan de oro, que actúa no solo como contenedor protector, sino como extensión estética y teológica del conjunto. Dicho estuche, por su ejecución y ornamentación, ha sido igualmente catalogado como obra de arte litúrgico.
El relicario se expone de forma solemne en las celebraciones litúrgicas del 6 de diciembre, festividad de San Nicolás, así como en otras conmemoraciones vinculadas a su culto. En estas ocasiones, la presencia de peregrinos nacionales e internacionales transforma la basílica en un núcleo de convergencia devocional y cultural.
La Basílica de San Nicolás, erigida entre los siglos XI y XII en estilo románico apuliense, es un centro de peregrinación de relevancia universal. En su cripta reposan los restos óseos del santo, patrón de marineros, niños y de la propia ciudad de Bari. Entre los elementos que refuerzan la sacralidad del lugar, destaca la tradición del manna o “maná de San Nicolás”: un líquido cristalino que se forma en la tumba del santo y que, según la tradición, ha estado en contacto directo con sus reliquias óseas. Este líquido es recogido anualmente en una ceremonia litúrgica y distribuido en pequeñas ampollas a los fieles como signo de bendición y protección.
El relicario, junto con la cripta y el fenómeno del manna, conforman un conjunto indisoluble que articula la experiencia devocional, la memoria histórica y la materialidad artística de la Basílica de San Nicolás, proyectando la figura del santo no solo como intercesor celestial, sino como un eje identitario de la comunidad barese y de su proyección en el mundo cristiano.
Anexo III – Grabado medieval que representa el saqueo de Constantinopla en 1204, con análisis iconográfico y contexto histórico.
The Sack of Constantinople (1204)
Entrada de los cruzados en Constantinopla (1204)
Gustave Doré https://shre.ink/tCLY
Análisis iconográfico (modelo aplicado a grabados que representan el saqueo de 1204)
Composición y punto de vista
La composición suele organizarse en planos amplios: primer plano con tropas y pillaje, plano medio con edificios en llamas y torres, y un fondo que sitúa la ciudad (murallas, el Cuerno de Oro, Santa Sofía). Ese montaje escénico produce un efecto “panorámico” que insiste en la simultaneidad del asalto: conquista militar + profanación sagrada. En muchas estampas modernamente atribuidas al tema, el coro visual obliga al espectador a recorrer la violencia desde los bordes hacia el núcleo urbano, reforzando la idea de irrupción y desorden. https://shre.ink/tCLI
Figuras y actantes
Los cruzados aparecen representados como masas dinámicas (caballeros, estandartes, galeones venecianos en segundo plano). Los bizantinos, en cambio, se muestran a menudo en posiciones de defensa o huida, y los clérigos suelen ser figuras centrales en escenas de profanación (relicarios, imágenes, iglesias asaltadas). Esta jerarquía figurativa responde tanto a la necesidad narrativa como a una lectura moral: los conquistadores como agentes de ruptura y las víctimas como testigos de la destrucción del mundo sacralizado. https://shre.ink/tCLB
Símbolos y objetos
Cruces latinas, estandartes venecianos y elementos marineros (galeras) enfatizan la colusión política y mercantil (la implicación de Venecia). Por contraste, se insiste en objetos sacros —íconos, relicarios, velas, el interior de iglesias— que son representados como profanados, rotos o arrojados al suelo: un motivo recurrente que subraya la violencia simbólica contra la memoria religiosa bizantina. Los grabadores posteriores emplean además recursos dramáticos (luces diagonales, nubes de polvo/ humo) para sugerir catástrofe y sacrilegio. https://shre.ink/tCLd
Gestos y expresividad
Los gestos son deliberadamente extremos: manos que arrancan, rostros que lloran, soldados que alzan botines. En las fuentes textuales contemporáneas (p. ej. Nicetas Choniates) se encuentra un vocabulario de lamento y escarnio que los artistas posteriores transforman en signos visuales (ruinas, relicarios pisoteados). El grabado actúa, así como puente gráfico entre la crónica y la imaginación colectiva. https://shre.ink/tCLQ
Ausencias significativas
Rara vez aparece en detalle la vida íntima de la ciudad anterior al saqueo (escenas domésticas, comercios), porque el foco es la ruptura. Esa ausencia iconográfica colabora a convertir 1204 en un “momento fundacional” del trauma colectivo: imagen del fin, no de la cotidianidad perdida. https://shre.ink/tCLc
Contexto histórico (síntesis crítica)
Marco general. La Cuarta Cruzada (1202–1204) devino de una concatenación de intereses cruzados —ideales piadosos, deudas con la flota veneciana y luchas dinásticas en Constantinopla— que terminaron desviando la expedición hacia la propia capital imperial de Oriente. https://shre.ink/tCLl
El asalto y el saqueo. En abril de 1204 las fuerzas cruzadas y venecianas tomaron la ciudad tras episodios de violencia sistemática; la ciudad fue despojada de tesoros, iconos y reliquias, y sufrió daños materiales y demográficos severos. Las crónicas bizantinas, sobre todo la de Nicetas Choniates, ofrecen un testimonio directo de la devastación y de la percepción bizantina del agravio: relato de destrucciones de iglesias, violencias contra la población y pérdida del patrimonio litúrgico. https://shre.ink/tCLn
Consecuencias. La conquista dio lugar al establecimiento del Imperio Latino de Constantinopla (1204–1261), un interludio político que fracturó estructuras institucionales y acentuó la ruptura entre Oriente y Occidente; la huella material del saqueo dispersó obras de arte y reliquias por Europa occidental (muchas acabaron en iglesias y capillas del norte de Italia y de Francia). https://shre.ink/tCLU
Lecturas y fuentes recomendadas (selección breve)
Nicetas Choniates, The Sack of Constantinople (1204) — traducción y edición accesible en la recopilación de fuentes medievales (Medieval Sourcebook / Fordham). https://shre.ink/tCL1
Entrada y síntesis general: “Sack of Constantinople (1204)”, Wikipedia (artículo de consulta rápida con bibliografía). https://shre.ink/tC7P
Para imágenes y grabados (colecciones y reproducciones modernas): catálogos y bancos de imágenes (Bridgeman, Alamy, Wikimedia Commons — Gustave Doré y otros) que reúnen las representaciones iconográficas posteriores. https://shre.ink/tC76
Anexo IV – Tabla comparativa de rutas de peregrinación con principales reliquias trasladadas y fechas clave.
Ruta / Itinerario
Reliquia principal
Fecha(s) de traslado
Lugar de origen
Lugar de destino
Contexto histórico y motivación
Myra (Asia Menor) → Bari (Italia)
Restos de San Nicolás de Myra
1087
Myra (hoy Demre, Turquía)
Bari, Apulia
Peregrinos y marineros barese, con apoyo veneciano, trasladan las reliquias para protegerlas de amenazas musulmanas y dotar a Bari de prestigio espiritual y comercial.
Constantinopla → Venecia
Cuerpo de San Marcos Evangelista
ca. 828
Alejandría (Egipto)
Venecia
Mercaderes venecianos trasladan las reliquias durante el dominio musulmán en Egipto; el cuerpo se oculta bajo carne de cerdo para evitar inspección. La Basílica de San Marcos se convierte en santuario estatal.
Constantinopla → Occidente (varios destinos)
Múltiples reliquias imperiales y eclesiásticas (fragmentos de la Vera Cruz, reliquias de santos)
1204
Constantinopla
Venecia, París, otras ciudades europeas
Saqueo de la Cuarta Cruzada; dispersión masiva del tesoro bizantino. Muchas piezas acaban en San Marcos (Venecia) y Sainte-Chapelle (París).
Roma → Santiago de Compostela
Restos atribuidos a Santiago el Mayor
Siglo IX (traslación legendaria)
Jerusalén / Judea (tradición)
Compostela, Galicia
Tradición medieval narra el traslado milagroso; se consolida como meta del Camino de Santiago y uno de los tres grandes centros de peregrinación cristiana.
Tréveris (Alemania) → otras ciudades europeas
Túnica Santa (atrib. a Cristo)
s. IV–XIX (varios traslados)
Tierra Santa
Tréveris y exposiciones itinerantes
Según la tradición, entregada por Santa Elena. Expuesta periódicamente para atraer peregrinos y reforzar la devoción en Renania.
Canterbury (Inglaterra)
Reliquias de Santo Tomás Becket
1170–1220 (traslación a relicario mayor)
Catedral de Canterbury
Catedral de Canterbury
Tras el martirio del arzobispo, se convierte en gran centro de peregrinación inglesa y europea; destruido en la Reforma, reliquias dispersas o perdidas.
Observaciones para el análisis
Ejes geográficos: Mediterráneo oriental–occidental como principal corredor de reliquias (siglos IV–XIII).
Impacto: Muchas de estas rutas consolidaron centros de peregrinación que aún perviven (Santiago, Bari, Venecia).
Fuentes documentales: Crónicas medievales (Villehardouin, Nicetas Choniates, Jacobo de la Vorágine) y registros eclesiásticos.
Nota de autoría
Este artículo forma parte de un estudio en curso sobre las prácticas devocionales y la sacralización de la materia en el cristianismo primitivo. Las referencias arqueológicas están basadas en documentación científica contrastada y publicaciones académicas de acceso público. Agradezco a los equipos de excavación de las catacumbas de Roma y de Jerusalén por su trabajo continuo y riguroso. Dra. Elara Vance
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