Por Aurora de la Torre
Doctora en Historia por la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla.
Especialista en religiosidad popular y patrimonio litúrgico andaluz.
Colaboradora cultural de Padul Cofrade.
Sevilla, 8 de noviembre de 2025
A partir del Renacimiento, los enterramientos cristianos en Andalucía dejan de ser meros espacios de reposo para convertirse en escenarios donde se expresa la identidad, la memoria familiar y el arte. La muerte, lejos de perder su solemnidad, se viste de mármol, catafalcos y escultura, transformando iglesias y cementerios en verdaderos museos de la devoción y la memoria social.
1. Renacimiento y Barroco: teatralidad y simbolismo
Durante los siglos XVI al XVIII, la espiritualidad barroca, influida por el Concilio de Trento, introdujo una teatralización del rito funerario:
1.1 Panteones familiares y capillas
Panteones dentro de iglesias: espacios reservados para familias nobles y cofradías, con rejas de hierro forjado que separaban el área funeraria del público.
Criptas bajo el presbiterio: utilizadas por cabildos eclesiásticos y hermandades, a menudo con inscripción epigráfica y relieves escultóricos.
1.2 Ornamentación y simbolismo
Lápidas de mármol con escudos de armas, epígrafes latinos y calaveras aladas.
Iconografía catequética: relojes de arena, calaveras coronadas, esqueletos con cartelas que recordaban la transitoriedad de la vida y el deber de oración (Memento mori).
Exornos efímeros durante el sepelio: paños de luto, candeleros, insignias de hermandades y velas, que dotaban a la ceremonia de un impacto visual y emocional intenso.
El arte funerario barroco no solo buscaba honrar al difunto, sino también instruir a los vivos, recordando su fragilidad y la necesidad de la virtud.
2. Cementerios ilustrados del siglo XIX
La segunda mitad del siglo XVIII y el XIX trajo consigo una racionalización del espacio funerario. Los cementerios extramuros se organizaron con criterios geométricos y urbanísticos, separando lo sagrado de lo público y dotando al rito de nuevas formas de monumentalidad:
2.1 Diseño y distribución
Cuarteles y manzanas: organización espacial según secciones y jerarquía social.
Ejes centrales con cruces o capillas, generando recorridos simbólicos y ceremoniales.
2.2 Tipologías de sepultura
Nichos en galería, para familias acomodadas y cofradías.
Panteones neoclásicos, con columnas y frontones.
Tumbas en tierra con cruces de hierro fundido, para la población general.
2.3 Ornamentación
Ángeles de mármol, columnas truncadas y coronas de siemprevivas.
Epitafios en castellano o latín, recordando la memoria del difunto y su legado familiar.
Diferenciación social: secciones para cofradías, benefactores y pobres de solemnidad, reflejando la estructura social de la época.
3. Transición hacia el siglo XX: del monumentalismo a la sobriedad
A finales del XIX y principios del XX, la sobriedad reemplaza al exceso ornamental:
Lápidas horizontales de granito y nichos verticales en bloques organizados.
Inclusión de fotografías del difunto en porcelana, flores artificiales y placas personalizadas con breves oraciones.
Recuperación de columbarios para urnas cinerarias, adaptando el rito a nuevas realidades sociales y urbanísticas.
Este cambio refleja un retorno a la intimidad y reflexión en el espacio funerario, manteniendo la memoria sin ostentación, y adaptándose a un contexto urbano y moderno.
Dossier Visual – Artículo 3
La iconografía macabra del barroco. El ángel de la muerte
San Pietro in Vincoli, Monumento al Cardenal Cinzio Aldobrandini https://shre.ink/tHWi
Panteón familiar de los Condes de Buenavista
Imagen del interior de la cripta de los Condes de Buenavista
Bajo el solemne edificio del Santuario de la Victoria, ubicado en el centro de Málaga,
se oculta uno de los espacios funerarios más impactantes y menos conocidos de Andalucía:
la cripta de los Condes de Buenavista. Este panteón barroco, inaugurado en el año 1700,
destaca por su decoración macabra y su simbología sobre la muerte. https://shre.ink/tHWG
Catafalco efímero, grabado barroco
Catafalco de Pío IX en la Capilla Sixtina, 1878
Un catafalco es un túmulo o plataforma elevada cuidadosamente adornada que
se erige en el interior de los templos o lugares donde se celebran exequias solemnes.
Los catafalcos tuvieron su época de máximo esplendor durante el Barroco,
cuando se convirtieron en auténticas obras de arte y simbolismo
que se elevaban varios metros en el interior de las iglesias. https://shre.ink/tHWo
Panteón neoclásico
Cementerio de San Miguel, Málaga
Panteón de los Heredia en el Cementerio Histórico de San Miguel
Columnas, frontones y diseño geométrico https://shre.ink/tHWd
Nichos y lápidas del siglo XIX
Sistema de nichos funerarios en el cementerio Paco de Manila, hacia 1899
Una fotografía antigua que ilustra claramente la disposición de nichos en muros funerarios tipo galería. https://shre.ink/tHW1
Lo que queda de los muertos
Lápida funeraria de la primera mitad del siglo XX https://shre.ink/tHBM
Notas
Iconografía barroca: reloj de arena, calaveras y cartelas (Memento mori), según Chueca Goitia, 1968.
Cementerios ilustrados: diseños urbanísticos documentados en planos del siglo XIX en Archivo Histórico Provincial de Granada y Sevilla.
Monumentalismo y diferenciación social: análisis de Laporte, Arte funerario en Andalucía, 1995.
Bibliografía
Chueca Goitia, F. Arte y funeraria barroca en Andalucía. Madrid: CSIC, 1968.
Laporte, M. Arte funerario en Andalucía: siglos XVII-XIX. Sevilla: Universidad de Sevilla, 1995.
Ariès, P. Historia de la muerte en Occidente. Madrid: Taurus, 1983.
Archivo Histórico Provincial de Granada y Sevilla. Planos de cementerios ilustrados, 1800-1850.
Nota de la autora
Este artículo recuerda cómo la muerte fue escenario de arte y devoción, donde las lápidas, catafalcos y panteones funcionaban como documentos de memoria familiar y social. Estudiarlos es comprender la relación entre la fe, el arte y la historia de la vida comunitaria en Andalucía.