Trilogía: Manos que visten, manos que cuidan, manos que adornan (1)
Francisco Molina Muñoz
Director de Padul Cofrade
Padul, 3 de julio de 2025
I. Manos que visten al Dios de los hombres
Es una imagen callada la del vestidor de imágenes. No habla, no posa, no firma. Solo se inclina. Sus manos, enguantadas a veces en respeto, otras desnudas por necesidad del tacto, se posan sobre la talla con una delicadeza que solo nace de quien ama y cree. Porque no se trata de vestir una figura: se trata de ofrecerle dignidad, historia, reverencia. Y eso no se aprende en ninguna escuela, sino junto a una sacristía, escuchando cómo una madre o un capiller contaban al aprendiz dónde caía mejor el tocado, cuándo la saya debía llevar vuelo o por qué no se tocan nunca los ojos de la Virgen.
Historia y memoria de un oficio silente
La figura del vestidor como oficio estructurado aparece en los siglos XVII y XVIII, al calor del esplendor barroco hispánico y el auge de las devociones marianas. Ya en 1651, en los archivos del Convento de San Leandro (Sevilla), se recoge el pago a "un oficial que con devoción viste a la Virgen con saya de brocado y toca de Flandes". En muchas ocasiones, los primeros vestidores fueron monjas de clausura o sacristanes de confianza. Posteriormente, con la llegada de los grandes cultos públicos, el vestidor pasó a ser figura habitual en las hermandades de penitencia y gloria.
Uno de los pioneros del arte vestidor moderno fue Antonio Castillo Lastrucci, no solo como imaginero, sino como compositor de estética devocional. A él se atribuye la frase: “La Virgen no se viste, se presenta como Reina y como Madre”.
Términos y saberes heredados
A lo largo de los siglos, el arte de vestir ha generado su propia terminología:
Término
Definición
Toca de sobremanto
Encaje dispuesto sobre el manto, que enmarca el rostro de la Virgen.
Ajuar de camarín
Conjunto de enseres devocionales de uso íntimo: sayas, pañuelos, zapatitos, rosarios.
Revuelo
Técnica por la que el vestido se ahueca para parecer que la Virgen camina o flota.
Maniquí articulado
Recurso moderno que permite ensayar posiciones de pliegues antes de aplicarlos a la imagen.
En muchas hermandades se conservan manuscritos o libretas de antiguos vestidores donde se anotaban combinaciones, cambios litúrgicos o preferencias de las camareras mayores.
Referencias literarias
En la novela El alma de la Virgen (1933), el escritor Rafael Laffón describe cómo el vestidor de una dolorosa sevillana "se santigua antes de tocar el encaje, y reza cada vez que fija un alfiler". Esta sensibilidad religiosa, propia del oficio, se ha mantenido como parte del legado oral y ritual de nuestras cofradías.
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