Trilogía: Manos que visten, manos que cuidan, manos que adornan (3)
Francisco Molina Muñoz
Director de Padul Cofrade
Padul, 3 de julio de 2025
III. Manos que adornan el altar del pueblo
El arte floral en el mundo cofrade es la más efímera de las artes sacras, pero también la más expresiva. Cada flor, cada tallo, cada curva de verdor es una frase que no se dice con palabras, sino con perfumes, texturas y colores. Es un lenguaje que huele. Y quienes lo hablan son verdaderos liturgistas del tallo: floristas, cofrades del ramo, jardineros de Dios.
Origen y evolución del arte floral cofrade
Aunque las flores han estado presentes en los cultos desde la Edad Media, el uso sistemático de exornos florales como arte cofrade aparece con fuerza a finales del siglo XIX. En las crónicas de El Noticiero Sevillano (1884) se lee:
“El paso del Cristo de la Buena Muerte iba rodeado de azucenas y calas blancas, colocadas con primor por las damas de la hermandad”.
Durante el siglo XX, la profesionalización del florista cofrade alcanzó nuevos niveles, con la aparición de escuelas, concursos y diseñadores que transformaron el ramo en un lenguaje visual propio.
Clasificación de estilos florales cofrades
Estilo
Características
Clásico o simétrico
Composiciones en jarras con claveles o rosas, formas piramidales
Romántico
Uso de tonos pastel, flores silvestres, disposición naturalista
Minimalista
Predominio del verde, flor única, líneas limpias y aireadas
Barroco andaluz
Abundancia, flor en cascada, dramatismo lumínico
Flores y simbolismo litúrgico
Lirios morados: Dolor y pasión
Rosas blancas: Pureza mariana
Claveles rojos: Sangre redentora
Flor de cera: Eternidad y Resurrección
Citas devocionales
“Las flores son los suspiros de la tierra que llegan al cielo”. — Tradición oral andaluza.
“Un altar con flores es un corazón que late para Dios”. — Fray Domingo de Lucena, cartujo, siglo XVIII.
Epílogo para los que no firman
Esta trilogía no lleva nombres propios. Ni falta que hace. Porque ellos, los que visten, cuidan y adornan, no buscan figurar en la historia, sino custodiarla. Son los que hacen posible que el pueblo se encuentre con Dios cada primavera y cada domingo. Los que, desde el silencio, construyen belleza. Y como toda belleza verdadera, permanece.
Que este humilde tributo sirva para que nunca se nos olvide que detrás de cada imagen que baja por la rampa, de cada altar que emociona, de cada Virgen que parece estar viva… hubo unas manos que lo hicieron posible.
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