Pregón
pronunciado por Doña Margarita Martín Villanueva
Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor
26 de marzo del año 1994
Mis
queridos amigos:
Quiero
aprovechar esta oportunidad que me brindáis para
hacer un llamamiento a todos los paduleños, mayores,
jóvenes y niños a fin de que nos sintamos
unidos en un solo corazón, recordando especialmente
a los hijos del pueblo que nos precedieron y a los que ausentes,
por la emigración u otras causas, desearían
vivir junto a nosotros y de hecho viven con su añoranza,
nuestra SEMANA SANTA de 1994. Todos Sin excepción,
formamos parte de la gran Comunidad Cristiana de nuestra
Parroquia y juntos vamos a celebrar el MISTERIO PASCUAL.
La Muerte y Resurrección de Cristo debe ser el eje
alrededor del cual gire siempre nuestra vida. Que este Misterio,
nos lleve a descubrir la figura de Jesús y a contemplar,
cómo a lo largo de su vida, no hizo otra cosa que
AMAR INTENSAMENTE, defendiendo a los oprimidos, perdonando
a los pecadores, predicando el Evangelio, y entregándose
por Amor a todos. Amor, es nuestra SEMANA SANTA, que va
comienza cuando mañana, Domingo de Ramos, entre palmas
y ramas de olivo, bajemos desde la Ermita hasta el Templo,
proclamando a Jesús corno Rey. Se me ocurren ahora,
unos versillos que dicen:
"Tú,
Señor, que amaste tanto
y llenas los corazones,
inúndanos con tu luz
y haz que te amemos los hombres".
EI
día del JUEVES SANTO, al celebrar la Eucaristía,
donde quiso quedarse para siempre entre nosotros y recordar
cl MANDAMIENTO NUEVO que nos dio, procuremos crear en nuestro
interior, un clima de sincera fraternidad. Al encontrarnos
ante EL en el Santo Monumento, reflexionemos un poco acerca
del sentido de lo que estarnos viviendo. Por la noche, mientras
por nuestras calles realizamos el Santo Vía Crucis,
acompañemos a Cristo y dejemos que nos invada un
respetuoso silencio. "Qué sea esta Noche Santa
de total meditación y nos desvele cl misterio del
dolor y del Amor.
Llegado
ya el VIERNES SANTO, ¡Qué clima tan especial
se respira en todo el pueblo, cuando cumpliendo el rito
que nos legaron nuestros antepasados, sacamos los objetos
guardados con tanto celo durante todo el año para
adornar una vez más nuestras Imágenes! ¡Cómo
vibramos por dentro poniendo en ello nuestro entusiasmo
y nuestro corazón!. Por todas partes se ven personas
atareadas procurando embellecer el ambiente con ese misterioso
y divino toque final que caracteriza nuestra idiosincrasia
paduleña. Ojalá que nunca se pierda nuestra
tradición y sepamos mantenerla con el mismo sentimiento
y pureza que nuestros mayores lo hicieron. A las nueve de
la noche, al comenzar nuestra solemne procesión del
Santo Entierro, presenciada no sólo por nosotros,
sino por los muchos visitantes de otros lugares y de los
pueblos limítrofes de nuestro Valle de Lecrín,
veremos ir desfilando ante las Murallas de la Ancestral
"Casa Grande", proyectando en las sombras sus
siluetas, nuestras bellísimas Imágenes. Yo
le diría al Señor:
"Desde
tus Tronos cuajados de luces y de flores
Que todo nuestro pueblo te prepara
Nos brindas tu perdón y tus Amores bendice tu Mario
Sacrosanta".
Al
aparecer Jesús orando en el Huerto y aceptando el
cáliz de dolor que el Angel le ofrece, flagelado
sin piedad, cargando con la Cruz a cuestas, enjugado su
rostro por la compasiva Verónica, Caído en
tierra, Crucificado con la cabeza inclinada y los brazos
extendidos después de haber exhalado su Espíritu
Al Padre, puesto en cl regazo de la Virgen de las Angustias,
acompañado envuelto en un Sudario por su Madre y
otras Santas Mujeres, hasta ponerlo en el Sepulcro, que
va precedido y custodiado por una marcial cohorte de soldados
romanos, seguido (le San Juan y la Virgen de los Dolores,
a la que toma por Madre al pié de la Cruz, símbolo
de nuestra Redención, que con toda devoción
venerarnos al final, más de una vez,
"Se
oirán nuestras saetas
con su indescifrable acento
porque así orarán cantando
muchos, de los paduleños".
A
lo largo del recorrido, los pasos irán acompañados
por penitentes, distintas bandas de música, por nuestras
mujeres ataviadas respetuosamente con la mantilla española,
por los hermanos y hermanas cofrades que trabajan silenciosamente
con gran fe todos unidos, y por nuestros esforzados jóvenes
que portan sobre sus hombros la más preciada de todas
las cargas. A ellos quiero decirles:
"Penitentes
y Cofrades
que vais en la procesión
pedidle al Señor que a todos
nos llene de su Amor".
"Costaleros, costaleras,
portad con gran gallardía
las imágenes de Cristo
y de su Madre María".
"Qué el peso que soportáis
os sea dulce y ligero
y que. una oración sincera
elevéis hasta el Cielo".
Si
mirarnos a Cristo serena y calladamente, a ese Cristo del
Mayor Dolor y el Mayor Amor, que no duda en entregarse por
todos hasta consumar su sacrificio, más de uno, nos
haremos una pregunta y en esa mirada, encontraremos también
la respuesta. Quizá le digamos:
"Si
todo es tuvo Señor,
¿Por qué dejas
que te maltraten y escupan
que te hieran y te ofendan?
¿ Por qué mueres en la Cruz
y por qué quieto te quedas?"
El
tal vez nos responda:
"Es
por mis ansias de Amor
y porque me des sin quejas
entero tu corazón
creando en ti Vida Nueva".
Y
ahora corno mujer que soy, os diré que al contemplar
el rostro de nuestra Santísima Madre, me viene al
corazón la presencia de todas las madres del mundo.
Ellas, queriendo imitarla saben transparentar la dulzura
en sus quehaceres cotidianos y en su labor silenciosa, sencilla
y desinteresada. Ellas, sufren también por sus hijos,
y en ellas, hoy María que supo darlo todo generosamente,
sigue diciendo: "HE AQUI LA ESCLAVA DEL SEÑOR".
Cuando
palpo claramente las necesidades del mundo, pienso en todas
aquellas personas desprotegidas que caen víctimas
del terrorismo, de la guerra,, de la droga, de la enfermedad,
de la injusticia, del alcohol o de la incomprensión.
En
ellas, la Virgen, nos muestra el rostro de Cristo que sufre
y sigue estando corno mujer fuerte al pié de la Cruz
contemplando la muerte de Su Hijo.
"¡Ay,
qué "saetilla" hoy
tan llena de sentimiento
le echada yo a esta Madre
que es nuestra reina del Cielo!"
Desde
aquí, pido con todo mi ser, que sepamos caminar como
Ella, cerca de los pequeños, de los niños
abandonados, de los pobres, de los desamparados, de las
familias en crisis por falta de trabajo, de todos los que
sufren por cualquier causa, y cerca de aquellos, en los
que la miseria tanto intelectual como material, abarca toda
su vida.
"Pidámosle
un Corazón
que nunca quiera exigir,
que sólo sepa otorgar,
hacer el bien y pasar sin herir".
Que
esta reflexión cierre nuestro Viernes Santo.
El
Sábado Santo por la noche, al celebrar la CRAN VIGILIA
PASCUAL y recibir la Luz de Cristo, en el momento del GLORIA,
nuestras campanas repicarán alegres, proclamando
que El ha vencido a la muerte.
Sintámonos
jubilosos y hagamos que en todos renazca una vida nueva:
La Vida de la Gracia.
Cuando
en el amanecer del Domingo, llevemos en procesión
a Cristo resucitado, llenos de fe y alegría, expresándola
a nuestro modo, vivamos con dicha el tiempo Pascual todos
unidos, cada uno con lo cine, el Señor le ha regalado
de bueno, y trabajemos a lo largo de este año, para
q tic la Palabra de Dios, se encame entre nosotros.
Que
reunidos en corno a Jesucristo Y Su madre Santísima,
tengamos motivos (le mayor fraternidad, y que la dulzura
inalterable de su rostro, a pesar del dolor que sufrió
ante la Pasión de su Hijo, y la alegría que
sintió al verlo resucitado, convierta nuestra vida
al Señor, para que se haga posible aquí, entre
nosotros, un nuevo estilo de vida:
"LA
VIDA DEL EVANGELIO DE JESUS"
Finalmente,
"Que
sea como un poema
este sentir nuevo y justo
que los hijos de Padul
llevemos por todo el mundo".