Pregón
pronunciado por Don José Antonio Alguacil Villena
Centro Cultural Federico García Lorca
28 de marzo de 2009
Padul asentado a las puertas
del parque natural de sierra nevada, donde se puede vivir
la naturaleza en su lado más vivo y puerta de entrada
al Valle de la Alegría.
Pueblo de ensueño,
en donde perduran calles que nos hacen sentir la realidad
de un tiempo pasado.
El Padul comienza
a soñar.
El calor de las lumbres
de San Sebastián o el castillo pirotécnico
de su subida nos hacen despertar.
Se cierra la Ermita.
Pero de nuevo se abrirá, para que la Virgen de las
Angustias, patrona y reina de este pueblo, salga a recoger
la oración y el calor de sus hijos.
El frío de
las noches acompaña a nuestros costaleros y costaleras
en sus ensayos y no será un obstáculo para
que todas las madres del Padul presenten a sus hijos en
la iglesia, junto con nuestra madre, la virgen Maria, en
el día de la Candelaria.
Ya esperamos la salida
del carnaval y con su muerte, la llegada de la cuaresma.
Llega la primavera
con su Equinoccio, cuando el día y la noche duran
igual y a partir de ahí el día es más
largo y las noches mas cortas.
Las primeras flores
de la vega ya están abriendo y nos dicen con su color
que están preparadas para acompañar a Cristo
en su calvario.
Los cristianos conmemoramos la entrada de Jesús en
Jerusalén, la última cena de Cristo en la
que ofreció pan y vino a sus Apóstoles dando
origen a la Eucaristía, la muerte de Cristo en la
cruz, Cristo en el sepulcro y, finalmente, su posterior
Resurrección.
La Semana Mayor representa
un sentimiento de escenificación por las históricas
calles de nuestro pueblo. Se huele por cualquier esquina.
Es tiempo de rezo
dentro y fuera del templo, siempre mirando al cielo con
el deseo de que la meteorología acompañe en
esa semana única en el calendario y en el corazón
de los paduleños.
Desde el inicio de la Cuaresma, las casas de hermandad afrontan
unos días de frenético movimiento en los que
juntas de gobierno, grupos de jóvenes, capataces,
hermanos y hermanas, todos, convivimos en torno a una misma
pasión.
Llega el día
en que se tiene la sensación de que ya huele a Semana
Santa. Y es así, porque se palpa en cualquier esquina
del pueblo.
Del templo surgen
los aromas de incienso que avisan de la celebración
de los cultos.
Los capirotes salen
de los armarios para de nuevo ser utilizados.
Nuestras madres y
abuelas preparan las túnicas a sus hijas para que
salgan de Verónica, de Virgen o quizás en
una de las tres Marías; otros buscan los trajes de
Nicodemus o de soldados romanos; los penitentes cierran
los ojos cada noche mientras cuenta los días que
faltan para rezar e incluso llorar tras el anonimato que
les va a envolver.
Domingo de Ramos,
Viernes Santo y domingo de Resurrección, vamos a
vivir en las calles de nuestro pueblo, la mejor representación
que se pueda realizar. Son los tres días más
importantes del año; los hermanos cofrades los preparan
durante todo el año; en ellos se encierra un trabajo
silencioso y demasiadas veces criticado.
Virgen amada mía Ayúdame esta noche.
Que la lluvia no apague mi vela
Ni que el amor que siento por ti sea un reproche
Para pregonar tu verdad, en esta primavera.
Rvdo. Párroco
Sr. Presidente de la asociación de cofradías
del Padul
Sr. Alcalde
Queridos hermanos mayores
Hermanos cofrades, amigos y amigas
Buenas noches.
Con vuestro permiso,
me vais a permitir que mis primeras palabras sean de profundo
agradecimiento a quienes han hecho posible que me encuentre
ante estos micrófonos.
Gracias a mi presentador,
amigo Paco, por haber desgranado la figura de este humilde
pregonero.
Ahora toca, que por
mi boca fluyan las palabras, que escritas, con temblores
de silencio, y resonando en mi cabeza, aun conservan el
calor de la tinta caída sobre el papel, marcando
mis sueños.
No están olvidadas
las palabras que cantábamos con alegría hace
poco tiempo:
"Gloria a Dios
en las alturas y en la tierra Paz para los hombres de buena
voluntad".
Pero la misión del hijo acababa de comenzar.
"Es necesario
que el mundo comprenda que amo al Padre, y que lo que el
Padre me manda, yo lo hago" (Jn 14, 31).
La gran obediencia
de Cristo a su Padre.
Con el domingo de Ramos se inicia la Semana Santa, durante
la cual, celebramos la culminación de la gran obra
de salvación de Dios, por medio de su Hijo Jesucristo
y el inicio de la Nueva Alianza entre Dios y la humanidad.
Ese día recordamos
la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
No como el esperado rey poderoso que se afirma por su fuerza,
sino como un humilde "Servidor" que vive de la
Palabra de Dios.
Y lo podremos ver
en las calles, cuando NUESTRO PADRE JESUS DE LA VICTORIA,
sale desde su casa de hermandad, subido en un pollino, para
realizar el camino procesional.
Por borriquilla lo
conocemos. Paso sevillano, pero sencillo. Los niños
y niñas vestidos de hebreos acompañan a Jesús
en su recorrido por las sinuosas y expresivas calles, que
llenas de vida dan testimonio de fe.
Esperamos que pronto
le acompañe su Madre, "NUESTRA SEÑORA
DEL VALLE", para que vea la admiración que recibe
su hijo, en su salida apostólica por nuestro pueblo.
Costo mucho sufrimiento,
hubo madres que lloraron en la soledad de la noche, ya que
veían sufrir a sus hijos, que con gran ilusión
trabajaban en busca de un sueño, hoy por fin realizado,
todos nos abrazamos y nos alegramos de ver a Jesús
triunfante en Padul.
Viernes Santo y Domingo
de Resurrección forman un todo, una sola gran obra
del Señor. No hay eucaristía sin la crucifixión;
no hay resurrección sin la pasión y muerte
de Jesús; todos los eventos de estos dos días
están relacionados.
En Padul, el Viernes
Santo, es lugar de oración, de recogimiento, donde
a las tres de la tarde, buscan la figura de Cristo Crucificado
para orar, ya sea en la iglesia, o bien en sitios tan emblemáticos
como las tres cruces o en su casa de hermandad.
"CRISTO
HA MUERTO"
Las calles en silencio,
esperan a las cinco de la tarde la salida de la legión
de soldados romanos al prendimiento. Para que posteriormente
a las ocho de la tarde salga nuestro Santo Entierro.
Ya ha terminado la
cena. Hace rato Jesús ha dejado su sencilla pero
importante herencia a sus discípulos. Se acerca el
momento cumbre. Ha ido con sus amigos más íntimos
al huerto de los Olivos. Ahora se siente solo, abandonado
de todos; hasta los más queridos muestran más
recelo que confianza en Él.
Arrodillado ante
una piedra oraba diciendo:
"Padre,
si quieres, aparta de mí ese cáliz.
Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya".
Y se le apareció un ángel del cielo que lo
animaba.
Cristo sufría
como hombre. Los portadores del trono sufren esa noche,
pero un sufrimiento ínfimo pero con gran sentimiento
de devoción.
Una gran talla representa el hecho. Mecida serena y templadamente
en el paso, no necesita más. Es la Oración
del huerto.
No hay belleza más
grande ni trono más pesado, pero hay noventa corazones
que enganchados a la madera, levantan sudorosos sabiendo
que encima llevan el gran misterio que nos dejo Navas Parejo.
Puedes abrir los ojos y admirar, porque si hay un reflejo
de realidad esta impregnado en ella. Contémplala,
como lo hacen los paduleños. Piedras habrá
en el huerto de Getsemaní, pero ninguna con tanta
belleza como en la que se arrodilla nuestro Cristo en la
Oración en el Huerto de los olivos.
Limpiad bien los olivos, con dulzura y maestría,
ya que la mejor rama la espera, Jesús para su salida.
"En el silencio
de la noche oyó pasos sigilosos que se acercaban.
Despertó a los Apóstoles: -¡Basta, levantaos!
Llega ya el que me entrega.
Judas dijo: al que yo bese, ése es; prendedlo y llevadlo
con cautela.
Se adelantó y acercándose a Jesús lo
besó.
Los Apóstoles huyeron, como hoy huimos nosotros y
te abandonamos.
Y Jesús se dejó prender y fue flagelado.
Cuanto dolor y sufrimiento. Paduleños, es la flagelación;
ilustración del dolor por Navas Parejo. Sudor, sangre,
figura como ninguna donde las haya.
La noche desciende
sobre Padul.
No se puede en negrecer
tanto dolor, tu trono de alpaca plateada, resplandecerá
a la luz de las velas, dando calor al amor de tus costaleros.
Gabiarras, Pilón,
podéis descender con el flagelo de cambrones, y atarnos
a la columna del amor a Cristo. Nuestro sudor será
la sangre del redentor que entre las maderas fluye, convertida
en fina lluvia, que llena nuestros cuerpos.
Pilatos equipara
a Jesús con un criminal y ladrón; Barrabás.
La plebe grita que
Jesús muera crucificado.
Mientras tanto todos
le habíamos negado, todos somos San Pedro; si San
Pedro te negó tres veces, hoy vivimos un momento
de completa negación.
Le habíamos
convertido en reo de muerte.
Malla de espinas
cambroneras a guisa de regia corona. Harapo de púrpura
y caña de cetro, burla significativa.... ECCE HOMO.
Cuerpos arriba costaleros,
ya que el cuerpo de Cristo flagelado necesita de vuestra
oración; caminemos junto a El y vamos a darle el
calor de nuestro corazón, y que por sus heridas deje
de brotar la sangre y salga la luz del perdón.
La calle horno esta
en silencio. Alguien con voz entre cortada llama a la puerta
de la casa de Nuestro Padre Jesús Nazareno; "abrir
hermanos cofrades, que la Flagelación ha pasado".
"Costaleros
a dentro y ocupar vuestros puestos", ordena el capataz,
pero dejar abiertos cuatro esquineros, por nuestros cuatro
costaleros que acompañan a Cristo en el cielo.
Taracea Granadina;
calvario de claveles y a veces de romero, para sus descalzos
pies que asoman para acariciar el viento.
Trono emblemático, para el peso del NAZARENO; tu
figura va enfundada en terciopelo morado, para atraer las
estrellas del cielo.
Cientos de corazones
abrirán sus puertas al verte pasar y sentirán
el gemido de la noche, cuando el peine de la esperanza alisa
tus pelos al viento.
Paso lento y ahora de costado, para después pasar
a nuestro paso costalero. Alma entre las parihuelas, guíalo
por las calles de nuestro pueblo. Que vean la luz divina.
Con solo cerrar los ojos verán al más grande,
al más tierno; no grita mi boca, es mi corazón,
tú eres mi aliento. Pastor donde los haya, tanto
amor es tu dolor, que puedes sobrellevar el suplicio del
peso de la cruz y aquí nosotros queremos aliviar,
elevando los brazos al cielo, para levantar un altar de
amor y pedir la bendición de NUESTRO PADRE JESUS
NAZARENO.
Delante de ti va
la verónica, mostrando tu faz, sacada de la sangre
que cae por tu cara. Frío sudor en el cuerpo. Muchacha
del Padul, anda fuerte el sendero que iluminaras con tu
juventud el paño que llevas en el pecho. Enséñaselo
a todos, que por nosotros rogaremos al ver esa cara reflejada
en el velo.
Jesús cae por tercera vez, esta en el camino duro
y largo, portando el pesado madero y sumado a la fatiga
y al sufrimiento no es de extrañar que llegue un
desmayo pasajero.
Reúne nuevas
fuerzas, para seguir caminando; poniéndose en pie,
es tan grande el dolor, que no es tanto el dolor de la caída
que la miseria del pecado.
Cuando te sientas
débil, mira a Jesús que cae.
Cuanto te sientas caído, mira a Jesús en tierra.
Cuanto te parece que ya no puedes más, mira a Jesús
que se levanta.
Él se ha hecho débil para que nosotros seamos
fuertes.
Siempre se te admira,
pero cuando entras en la Avd. Andalucía, todo amor
dormido se despierta con tu figura divina.
Los niños
te veneran, las madres rozan tus pies y tu cuerpo, y con
un dedo llegan para dar un beso, en tu figura caída.
Como no, eres el Cristo de las Tres Caídas.
La calle San Isidro
espera para verte Salir en tu trono de madera y contemplad
como miras al cielo con la boca entre abierta, buscando
el aliento que hoy te dan tus costaleras.
Nunca debemos desanimarnos,
aunque se acumulen fracasos y los ideales no se consigan.
A pesar de su nueva caída, Jesús se levanta
y sigue su camino.
Y dijo Pilatos a los judíos: -«Aquí
tenéis a vuestro rey.»
Ellos gritaron: « ¡Fuera, fuera; crucifícalo!»
Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Y Pilatos escribió
un letrero y lo puso encima de la cruz; «Jesús,
el Nazareno, el rey de los judíos.»
«Se repartieron sus ropas y echaron a suerte su túnica.»
ropas humedecidas en el liquido sagrado de la sangre divina.
Ropas que resaltan el dolor del hombre, ropas que llevan
el olor de lo inhumano.
«Tengo
sed.»
Sujetando una
esponja empapada en vinagre se la acercaron a la boca. Jesús
tomó el vinagre.
Señor tus
cofrades te darán agua de la fuente, de la fuente
de los escubos; porque desde las murallas de la casa grande
velaran tu muerte y extraerán el líquido divino
para ofrecértelo ya que no te abandonaran en tu agonía.
Cuando cae la tarde, tienes la sensación de haber
hecho un inacabable camino, que hubiese trasplantado de
las región del crimen de la aurora al dolor arrepentido
y todos gritaremos al unísono ¡Señor
acuérdate de mi cuando este en el Cielo! E, inclinando
la cabeza, entregó el espíritu.
El cordero de Dios
inmolado llevo nuestros pecados y por un breve instante,
como que el Padre alejo su rostro de El. y fue abandonado.
Señor Jesús Crucificado, Pablo de Rojas te
dejo, para que este pueblo, sucumbiera a tu belleza. Observarlo
cuando esta en el calvario de la glorieta, enfrentado a
su destino, veréis la luna iluminar su tristeza y
la brisa de la noche buscar un sitio entre las hendiduras
de su cuerpo bendito.
Señor Jesús
crucificado; te hablo humildemente, en la presencia de Nuestra
Bendita Madre María. Reconozco que tu sufriste mucho
por mí y por todos, y que estamos endeudados contigo
para siempre. Este hombre no es otro que Jesús de
Nazaret, el hombre que, según los evangelios, predicó
la venida del reino de Dios. Si ves a un hombre crucificado,
coronado de espinas, flagelado y muerto, detente; estás
delante de quien más te ha amado. Nadie jamás
te amará como Él.
Después de
muerto lo bajaron de la Cruz apresuradamente, y lo colocaron
sobre las rodillas de su Madre.
Lo mismo que tuviste a tu hijo con alegría en tus
brazos, hoy lo tienes de nuevo... Sin vida.
Llanto de una madre
que reina en silencio, la ermita es tu casa y el camino
esta hecho, solo falta que bajo tu manto, nos acojas en
el cielo.
Cuantos autores ha
querido firmar el hecho, en piedra, madera o lienzo, pero
nunca podrán encontrar el cuchillo que te clavaron
dentro.
Observas a tu hijo
muerto en tus piernas. Míralo y contempla como las
espinas dejaron agujeros en la cabeza y los clavos destruyeron
las manos y los pies, los flagelos destruyeron su espalda...
Cuanto sufrimiento.
No o asustéis por mojaros ya que es la Virgen de
las Angustia, reina de este pueblo, su llanto es el agua
bendita que la brisa nos va repartiendo.
Envuelto en aromas
te llevan a enterrar, tumbado sobre una angarilla y tapado
con un triste velo, te portan los cuatro hombres vestidos
de Nicodemus, hombres que han nacido, han vivido y algún
día morirán en este pueblo.
Te acompaña una Virgen de carne y hueso, que hará
pregonar tu silencio y tres Mujeres vestidas de terciopelo,
que son las tres Marías, que recogerán el
eco y lo guardaran en su cáliz, para que se pueda
beber el misterio.
Y detrás,
gran respeto, van los soldados romanos que escoltan a este
paso de ensueño, todos son personas vivientes, pero
el que mas resalta es Jesucristo muerto.
Paso grande y hermoso,
madera torneada de caoba o cedro que mas da, si en tus postigos
dan testimonio de amor, los doce apóstoles y arriba
en el centro, rodeado de cristalera va NUESTRO SEÑOR
MUERTO.
Santo Sepulcro, tumba
abierta, para ser vista de fuera a dentro.
Muerto en carne,
pero vivo en espíritu, te llevamos a tu sepultura,
que con las mismas manos que te crucificaron, con ellas,
daremos el reposo absoluto a la carne del hombre muerto,
para que surja el espíritu de amor que lleva dentro.
No necesita carro
ni ruedas solo el amor de sus cofrades, ya que enganchados
a los hombros, parten en silencio, a que les deis un poco
de amor un trozo de corazón y os santigüéis,
mirando la figura de la voz callada al tiempo que le pidáis
por los que ya han muerto.
Ya llegara el momento
de que te levantes entre ellos, pero mientras pasas por
la fuente los cinco caños y esta gotea en el rigor
de la noche, no es agua lo que suelta si no las lagrimas
de un pueblo que te pide el perdón.
Tu cuerpo postrado
iluminado encuentra a su paso el fervor de la gente que
camina para llevarte de nuevo a la iglesia donde descansas,
y cerrar con la piedra maciza de la fe el reposo absoluto
del Redentor.
Jesús mirando
a la Virgen y a San Juan, dijo a su Madre: "MUJER,
AHÍ TIENES A TU HIJO", después dirigiéndose
al discípulo amado, dijo: "AHÍ TIENES
A TU MADRE".
¿Que nos vas
señalando con tu mano.? vas indicando el camino de
Jesús. Tu que nos representantes a todos en el pie
de la Cruz; allí fuiste elegido como el hijo amado
que acompaña a su madre.
Esperas con paciencia
que la noche te transporte por la calle San Isidro y busques
en la Avd. Andalucía a toda alma perdida para enseñarle
el camino. No detengas tu impulso ni que tu mano se baje
por el cansancio, que si Cristo sangro, deja que tu mano
sude para que a través de las estrellas vea la luz,
la virgen de los Dolores que detrás de ti regresa.
Tu Dolores, divina que en tu soledad marchitas al compás
del paso de tus costaleras. El palio te arropa en la madrugá,
para dejar escapar tibias brumas de amor que salen de tu
pecho.
Corazón atravesado
por siete espadas malignas que desgarran el dolor amargo,
de la impotencia de ser la madre elegida.
En tus manos recogidas llevas el rosario y el pañuelo.
Rosario, para cuando vayas por la ermita pases una a una
las cuentas para rezar en la compañía de aquellas
madres que en su soledad se acercan a ver el sentimiento
divino del amor a cristo y acompañarte en tu rezo
para que no estés sola en este largo trecho.
Pañuelo bordado
en blanco de pureza y fino del amor, es para secar las lágrimas
que caen de tu linda belleza, ya que encierras en el amor,
el dolor, y recoges en tempestad la luz de las velas.
El viernes santo
en Padul todos y todas te vamos a pedir, Dios te salve reina
y madre, hoy a ti imploramos gimiendo y llorando, que esas
manos viles que mataron a tu hijo, dejen de maltratar y
asesinar a mujeres por la sinrazón del comportamiento
animal del hombre.
No me admiran
¡OH madre! Dolores
Que causan las espadas a tu pecho,
Ni el llanto virginal en que deshecho
Veo tu rostro, de triste resplandores.
No el cadáver, imán de tus amores,
Que en ti descansa como en blando lecho,
Ni ese cáliz amargo que te han hecho
Beber hasta la hez, nosotros los pecadores.
No os vayáis
esperar, porque ya ha pasado la Virgen pero si te fijas
con el corazón veras, que entre la penumbra de la
noche y el rayo de luna, una luz blanca refleja en el cielo
la esperanza de la fe.
Digno sudario que
bordaron las hijas de la caridad de Larache dejarlo caer
sobre esa Cruz solitaria con alma de madera y pintada de
roja, que finalizas el Santo Entierro.
Si tu madera hablara,
cuanto nos contaría cuando estas en las tres Cruces
de lo que allí ocurrió; solo tu sabes el dolor
que sufrió el cuerpo de Cristo atrapado en tu envoltura
de madera, que querida y amada eres el centro de nuestro
sufrimiento, a ti nos santiguamos en ti nos arrodillamos
y a ti queremos tener porque tu nos haces morir por lo que
ha de venir.
Si apagaran las luces
de la calle real, no las necesitas, ya que la luna saldrá
acompañarte para que vuelvas a tu destino. Tu, cruz,
significado de todo, en ti padeció la muerte lenta,
en ti, vimos el amor a nosotros, tu eres la ultima pero
sin embargo siempre serás la primera, porque tu vigilaras
con nosotros el caminar de nuestra vida en la tierra.
Cierra las puertas
del Viernes Santo, que el sábado ha amanecido y puntean
las luces de la aurora del domingo.
Si la noche hablara,
el día respondería que no hace falta sol para
iluminar el cielo, solo tu presencia basta, ¡Cristo
has vuelto!
Sales con tu bandera
blanca, porque el amor ha vencido. El aire que corre lleva
el olor y el frescor del que es bien recibido. No vas solo,
ya que te acompañan los que tanto han sufrido, el
llanto de tu madre y el amor de su nuevo hijo.
Cuando te paras en
la puerta de la residencia, confortas con tu imagen la esperanza
de la fe, de esos viejecitos que no pueden salir, pero se
asoman con lagrimas de amor al verte pasar, ya que ellos
esperan su hora pero saben que TU los esperaras cuando lleguen
a la puerta de la gloria, para recibirlos con el amor que
ellos te tuvieron, y recordaras en tu corazón, que
en Padul, te recibieron.
Corred delante, que los juas están cayendo, pero
mirar a atrás para ver lo esperado. Si san Pablo
dijo "hacerse hijos en el hijo" hoy podréis
hacerlo.
Abrir puertas y ventanas
que los rayos de la luz divina atraviese los cristales,
como atraviesa su gratitud divina nuestra aldea y manantiales.
Perdonadme por lo
que este pregonero haya olvidado. Mi pluma, escribió
con el corazón el dictado de la razón.
Pero el día que yo muera, encerrarme en mi cajón,
junto con un cordón de hilo y una cenefa, para forjar
la faja que ate a mi cintura y coronar con dulzura, el amor
que me abrasa, y cuando abra las puertas del cielo, y vea
a mis padres, buscare voluntades para con ellas realizar
una gran sueño volver a ser lo que mas deseo, costalero
de NUESTRO PADRE JESUS NAZARENO.