Pregón
pronunciado por Don Juan Carlos Romero Rejón
Centro Cultural Federico García Lorca
24 de marzo de 2012
A Padul, pronto
llegarán los familiares y amigos lejanos. Atraídos,
un año más, por las bondades de sus gentes,
por los embriagadores aromas de la primavera, por todo lo
bueno que este pueblo sabe dar y, cómo no, por una
semana santa que se hace grande, unas procesiones que mejoran
con los años y un enorme respeto y devoción
a las costumbres y a la religiosidad. Hoy, Padul es otro,
el sonido es otro, el ritmo que se impone también
es otro. Por las calles habituales se abren paso las Hermandades
o Cofradías, la Cruz de Guía que se alza,
los faroles que le dan luz, las varas, la espera, la circulación
cortada y ese perfume a incienso y a cera, a flores y a
Semana Santa.
En las calles
San Isidro, Alcarceles, Abenhamar, Mariana Pineda, Don José
Garrido y Real la gente espera apiñada y en multitud.
Expectante, subida sobre el borde de la acera, de la que
han hecho tribuna popular. Las calles hoy son de todos,
las más largas como la Avenida de Andalucía
y Real, las estrechas como Lavadero o las pendientes como
Molino y Colegios. De todos, sin excepción, la calle
es el Templo. La Iglesia y la Ermita, pequeñas capillas
de la Gran Nave Central que es todo El Padul.
El azar ha querido
que este Pregón se extienda a lo largo y ancho de
doce páginas, como los doce Pasos de nuestra Semana
Santa. A mí, como le ocurriera a tantos hombres y
mujeres que me han precedido, me ha servido para reflexionar,
para meditar sobre estos días grandes que están
ahí, a la vuelta de la esquina.
En primer lugar
desempolvé todas las notas que en los últimos
años he ido tomando, releí los pregones pasados
y, como dijera mi gran maestro Don Antonio Villena Villena
en su Pregón de 1992: "Padul
bien se merece que todos los paduleños y demás
residentes aportemos un granito de arena para que nuestro
querido pueblo, noble y hospitalario, esté satisfecho
de sus hijos".
Hoy, las calles
de Padul emanan paz y añoranza.
Ya ha llegado el viernes Santo, en esta Semana Santa.
Estás entre
mucha gente que espera toda apiñada,
sientes que cambia tu pueblo, sientes que tú también
cambias,
que esta espera se hace larga y que hasta el silencio habla.
En el aire se
condensa del incienso la fragancia
y de la flor del tomillo el aroma nos embriaga.
En tu corazón resurgen mil recuerdos, mil estampas,
desde cuando eras un niño hasta hoy, que sin palabras
te quedas al ver a Cristo cuando la procesión pasa.
Sin decir nada
lo miras, se te anuda la garganta,
se te olvidan las tristezas y en ti nace la esperanza.
La noche se hace día, y la luz brilla en tu cara.
El frío, calor se vuelve y se te derrite el alma.
Y… sin saber
el porqué, en ti se enciende una llama tan profunda,
tan candente, tan viva que no se apaga y piensas:
EL VIERNES SANTO EN PADUL, LA FÉ
SE VUELVE PLEGARIA
Respetable público,
representantes de la iglesia y de nuestras Hermandades de
Semana Santa, representantes de nuestro Consistorio, vecinos,
amigos y familiares. Bienvenidos todos.
Gracias a las palabras de Doña Encarna Rejón
que me ha precedido y gracias a todos por querer compartir
los próximos minutos conmigo y con este sencillo
Pregón que no tiene mayor pretensión que la
de contaros y transmitiros mis vivencias cerca del nerviosismo
de las hermandades en las horas previas a la Procesión
del Viernes Santo o delante de las cámaras de Paravisa,
intentando buscar las palabras que mejor describan las maravillas
que ponéis en las calles cada año. También
quiero, a través de este humilde Pregón, relataros
mis visitas a esas Casas que los hermanos enseñan
orgullosos al forastero que, cuando entra, se hace amigo.
Es también mi Pregón el resultado de tantos
programas de Radio, y el amor y la devoción, la pena
y el frío, mis recuerdos de niño y el olor
a campo.
Del amor surge
la vida, la luz, la fuerza, el perdón.
¿No es el amor el que mueve a todos los paduleños
a preparar ese día, de Jesús el Santo Entierro?
¡Con qué fe grande se vive esta fecha singular!
¿No es amando como viven los cofrades sus momentos,
cuando engalanan a Cristo y lo miran en silencio?
Penitentes,
capataces, costaleras, costaleros,
mujeres con sus mantillas, jóvenes, niños
y viejos.
Lo que le dicen y sienten, tan solo lo saben ellos.
¿Qué
le piden a la Virgen las madres de nuestro pueblo?
La gente que
ve y que mira, ¿Tan solo admira lo bello?
quizás en su corazón algo a Dios le están
pidiendo.
¡Mira nuestras procesiones con ojos que sean nuevos!
¡Mira también a María y contempla a
Cristo atento!
Él vino
a traer al mundo vida nueva, nuevo amor y tan solo amando
mucho, al mundo lo transformó.
Caminar por las
calles de Padul, acercarse a las murallas de la Casa Grande,
mezclarse con el sabor, de una tarde con su noche, que mueve
a gentes de todo el Valle de Lecrín. Estar en la
acera. Saborear los primeros rayos cálidos de la
primavera y sus noches frías, para perderse en la
soledad de unos días que proclaman redención.
Buscar entre el bullicio el camino de capirotes que se alzan
al cielo, guiones y estandartes que representan a la Hermandad,
e inspirar el olor a incienso. Esperar a los ciriales alzados
como candelería que preceden al paso de la Cofradía,
en el que se ha volcado el gusto y la estética andaluza
para hacer del misterio de la Muerte, un altar andante de
la elegancia y equilibrio sin igual.
La candelería,
juguetona ella, entrega luz al rostro de la madre de Dios
y las sombras se dibujan en fachadas, alargando las siluetas,
deformando las figuras que se ven perfectas entre cuatro
faroles o cuatro cirios de cera. Padul se ha transformado
para ver pasar a nuestros Cristos y Vírgenes, imágenes
de un mismo Cristo y una misma Madre de Dios.
Las doce Cofradías
que hacen pública estación de Penitencia en
la Semana Santa de Padul, han vivido los doce meses del
año en hermandad. Nada de cuanto presenciarán
paduleños y visitantes es improvisado, salvo causas
de última hora. Durante todo el año las Hermandades
han tratado de vivir de acuerdo con las reglas que las rigen,
practicando el culto y la caridad, acogiendo a cuantos hermanos
deseen compartir las mismas inquietudes, ayudando a los
necesitados y viviendo las celebraciones religiosas de manera
común. No están las Cofradías sólo
para realizar la estación de penitencia. Y en esas
horas compartidas al calor de la Hermandad y sus titulares,
lógicamente se comparten también los problemas
que surgen, como en toda comunidad. A veces, posiblemente,
no encuentren la mejor solución pero en ese camino
de búsqueda de perfección quieren estar las
cofradías del Padul.
La Semana Santa
se vive un año más en Padul. Nuestro pueblo
vive días gloriosos de resurgir cofrade, donde tienen
cabida las opiniones y pareceres de todos. Porque se revive,
año tras año, la renovación de una
fe y una tradición que Padul esculpe para sí
y para los que se acercan a compartirla con nosotros.
Quiero resaltar la gran labor llevada a cabo por todos y
cada uno de los implicados en los actos que conforman nuestra
Semana Santa:
Las Bandas y Agrupaciones musicales que, vistiendo sus mejores
galas, interpretan para los costaleros, las más variadas
marchas compuestas ex profeso para venerar, con el mayor
de los respetos, las imágenes del cortejo. Y es que,
si los músicos tocan bien el trono pesa menos.
Los floristas,
que con tanto gusto y acierto, derraman sobre los tronos
esas combinaciones de colores y formas. Son los que perfuman
el entierro junto a los aromas de romero e incienso. No
imagino una procesión sin flores, ni un duelo, ni
un paraíso, ni el cielo.
Quiero agradecer,
desde aquí, a todos los poetas de la pasión.
A cuantos durante los últimos años, compusieron
sus modestas oraciones para que fueran leídas en
la retransmisión, justo en el momento en el que su
imagen venerada, pasaba ante las cámaras. Especial
mención merecen todos los escritos por mi gran amiga
Margarita Martín Villanueva. Este pregón en
parte, está compuesto por fragmentos de su bondad,
religiosidad y amor. Gracias Margarita.
No me puedo olvidar de los hermanos de las cofradías
que se hipotecaron para dar cobijo, en las casas de hermandad
a sus imágenes, al trono y a todos los enseres para
vestirlo. Me han dicho que por las noches algunas imágenes
de la iglesia se escapan para visitar sus casas. Y que en
sigilo comprueban que está todo a punto, siempre
limpio. Luego marchan ya tranquilos al Templo, no vaya a
ser que Don Cristóbal los eche de menos. Con qué
orgullo enseñan sus casas, con cuánta generosidad
nos invitan a que pasemos adentro, cómo se les llena
la boca cuando nos hablan de lo último que le han
hecho. ¿Os acordáis?. Cómo arrimaban
el hombro cuando las estaban construyendo. Si la casa de
Dios y de todos es el Templo, estas casas de hermandad son
como los cortijillos de nuestro Padre Eterno.
Y qué deciros de las otras casas normales; el resto
de casas del pueblo, las que están en el recorrido
y que se abren de par en par para recibir a todo el que
quiera meterse dentro. Porque las casas ese día se
abren como las puertas del cielo, para el que tenga sed
o necesite descansar un momento. En las casas de los paduleños
esa noche nadie es forastero. ¡Pasa y siéntate
a ver pasar lo mas parecido al mismísimo cielo!.
Nuestra Semana
Santa, se hace grande y a ello son muchas las personas que
contribuyen. No podemos olvidar el gran esfuerzo que llevan
a cabo los profesionales de Paravisa, la televisión
local, con su retransmisión hasta la mismísima
cama del enfermo, hasta el hogar de nuestros abuelos. Y
son muchos los que se emocionan, los que les hablan, rezan
e incluso lloran. Las nuevas tecnologías también
hacen grande a nuestra Semana Mayor. Desde que nuestro amigo
Francisco Molina pusiera en marcha la web del Padul Cofrade,
nuestros actos se han extendido por todo el mundo, sabemos
más de Semana Santa, a un solo clic están
los Pregones, un amplio vocabulario, la historia y todos,
absolutamente todos los detalles.
Y no me puedo
olvidar de lo que por nuestra Semana Santa hace la Radio.
Desde El Domingo de Ramos hasta los “Juas”,
por Radio Padul desfilan, a paso lento, todos los implicados.
Los que ya preparan, con mucho mimo, la candelería,
las bandas, las flores o los arreglillos nuevos para este
año. Gracias a José Antonio Alguacil, Lorena,
Lázaro y Andrés.
Un reconocimiento
quiero para la Federación de Cofradías, por
el trabajo previo, las reuniones y los malos ratos. Para
su presidente y algunos cargos, la Semana Santa dura todo
el año. Y no quiero terminar este apartado de agradecimientos
sin mencionar lo que, por su parte, el Ayuntamiento también
hace cada año.
¡Qué
mérito cantarle saetas al Cristo o a la Virgen a
la que quieres tanto!. Y a los costaleros y costaleras,
qué emoción, cuántas cosas se piensan
ahí debajo. ¿Y los que visten a las imágenes,
hay momentos en la vida más mágicos? De los
presentes, ¿cuántos querrían tener
a la virgen tan cerca o, cuántos no darían
lo que fuera por abotonarle al nazareno su camisa? Con cuánto
amor las mujeres le bordan a la dolorosa sus pañuelos
blancos.
Es viernes Santo
en mi pueblo.
Entre prisas y bullicio unos y otros se afanan.
Hay mujeres con mantillas y faroles ataviadas,
penitentes, costaleros, imágenes adornadas.
Hay cornetas y tambores. De música varias bandas.
Muchos soldados romanos, saetas que el aire rasgan.
Y gente por las calles donde todos se preparan.
Son las ocho de
la tarde, ahora, las cosas cambian.
SILENCIO… GUARDAD SILENCIO.
Que todo el mundo calle, que es viernes santo en mi pueblo.
SILENCIO…
Que ya comienza a salir la procesión
y está JESÚS EN EL
HUERTO.
¡ Si es posible, de mí pase este cáliz
de amargura
mas no sea mi voluntad sino que se haga la tuya!
Atado a una columna
es FLAGELADO el Señor,
no dice ni una palabra…lo soporta por amor.
Con una gran cruz a cuestas, pasa JESUS
NAZARENO.
¡ Todo su ser lleva muestras de un dolor fuerte e
intenso!
Verónica,
una mujer su sudor limpia sin miedo
y en premio queda grabado un rostro triste en su lienzo.
Caído en
tierra tres veces bajo el peso de la Cruz,
a soportar nuestras cargas nos enseña el buen Jesús.
Ahora avanza clavado
y colgado del madero.
¡Todo se ha consumado y Cristo en silencio, ha muerto!
La virgen de las
Angustias tiene a su hijo en los brazos.
Traspasada de dolor nos lo muestra en su regazo.
En un sudario
lo envuelven y lo llevan a enterrar.
Su madre y otras mujeres en silencio van detrás.
Ya está
puesto en un sepulcro de roca muy fuerte y nueva.
Unos soldados romanos montan guardia ante su puerta.
SAN
JUAN, discípulo amado, pasa meditando
ya que una madre ha recibido y la debe cuidar.
La VIRGEN DE LOS DOLORES
nos muestra en su soledad
y en medio de su tristeza una gran serenidad.
La CRUZ vacía ha quedado, simboliza redención.
¡Cristo la ha dignificado y también así
el dolor!
SILENCIO…
SILENCIO…
¡Que es VIERNES SANTO
en Padul.
Y quien por amor murió también vencerá
a la muerte
con su gran RESURRECCION!
…Y cada
Lunes de Pascua me gustaría leer esta noticia por
la Radio. La noticia que dijera que nuestra Semana Santa,
un año más ha triunfado. Que las cofradías
satisfechas ya limpian con mucho mimo los enseres para otro
año. Que las bandas piensan ya en las marchas que
irán, poco a poco ensayando. La noticia, me gustaría
que hablara de que vecinos de toda la provincia de Granada,
compartieron con nosotros el fervor, buscando rincones por
nuestras calles desde los que mirar a la procesión
en silencio, con respeto, rezándole a Dios. Quisiera
hablar del buen tiempo, del orden, de la cadencia con la
que los pasos, uno tras otro han realizado un año
más, su Estación de Penitencia. Y que el sacerdote
en su homilía agradeció la participación
no solo en el viernes, sino en todos los actos.
La buena noticia, que quisiera transmitir sobre nuestra
Semana Santa en la radio, tendría que hablar forzosamente
del buen entendimiento entre hermanos, de futuros proyectos
de casas de santos, de necesarias restauraciones y de un
domingo de ramos con Jesús y su burra con su madre
acompañándole, por fin, bajo palio.
Con la puesta
en las calles de la práctica totalidad de los pasajes
evangélicos viviremos, un año más,
paduleños y visitantes, una jornada importante. La
imaginería de nuestro viernes Santo fue realizada,
en buen número, por Navas Parejo, según encargo
del párroco que en los comienzos del pasado siglo,
Don Adrián López Iriarte, realizó al
escultor y que concibió como una Semana Santa en
la que reflejar los misterios de la Pasión de Cristo.
Y han tenido que
pasar muchos años para entender a aquel gran hombre.
Porque el verdadero significado de nuestra Procesión,
el sentido de todo radica en la resurrección de Jesucristo.
No olvidéis nunca que celebramos su vuelta a la vida,
su resurrección: LA MUERTE
NO SE CELEBRA. Se celebra la LUZ,
LA VENIDA, LA RESURRECCION, LA VIDA.
Señor;
al verte hoy en tus distintos Pasos
no dejo de contemplarte y mirarte sin descanso.
Te veo orando
en el Huerto, te veo con la cruz cargado,
te veo pender de ella muerto y veo a tu madre a tu lado.
Para ti, hoy quiero ser como una llama que arde,
ser un fuego que contagia y que no puede apagarse.
Ser la emoción
contenida del costalero, del cofrade,
del que va de penitente, del que te ve por las calles,
del que te mira en silencio y te cuenta sus pesares.
Ser el anciano,
el enfermo, la plegaria de una madre,
ser el niño, ser el joven y también el emigrante.
Ser las flores
que te adornan y mil aromas esparcen,
ser el murmullo del viento y la esperanza que renace,
ser un corazón que habla y que quiere acompañarte.
Todo eso quiero
ser, pues sin que lo sepa nadie
soy el alma del Padul que a tus pies rendido cae.