Pregón
pronunciado por Don Luis Morón Morón
Centro Cultural Federico García Lorca
12 de marzo de 2016
Revdo. Sr. D.
Cristóbal cura párroco de Santa María
la Mayor de Padul.
Ilmo. Sr. D. Manuel Valero Alcalde Presidente del Ilmo.
Ayuntamiento de Padul.
Sr. D. José Antonio Hidalgo, Presidente de la Federación
de Cofradías.
Sres. Hermanos Mayores de todas y cada una de las Cofradías
y Hermandades de la Semana Santa de Padul.
Sres. Hermanos cofrades, Costaleros y costaleras.
Señoras, Señores amigos todos. Buenas noches.
¡LA FELICIDAD NO
SE BUSCA... NO, SE REPARTE!
Amigos:
Que suerte tenemos en nuestro pueblo de Padul, que exista
este ramillete de cofradías y hermandades de Semana
Santa de cada uno de los momentos más importantes
y concretos de la pasión que padeció y sufrió
Nuestro Señor Jesucristo; así, como su Santísima
Madre la Virgen María. Gracias a todos vosotros,
y a cuantos a lo largo de los años nos han ido trasmitiendo
esta Fe y enseñanzas, y han sabido conservar este
inmenso y rico patrimonio que ahora nosotros disfrutamos,
y gracias al cual esta tarde noche estamos aquí reunidos
intentando vivir y recordar aquellos duros momentos de la
Pasión del Señor.
GRACIAS.
Gracias a vosotros, hermanos mayores, por darme la palabra
para poder expresar ante todos la experiencia de "mi
pasión" particular. Que es lo que voy a intentar
transmitiros con mis pobres palabras. Para lo cual me permito
pediros un poco de atención, ya que voy a exponer
una serie de ideas y experiencias sobre las que me gustaría
reflexionásemos juntos.
¡LA FELICIDAD NO
SE BUSCA... NO, SE REPARTE!
Jesús, según la enseñanza de la Iglesia
es hombre, hombre como nosotros, como tú y como yo,
y es un misterio que a mí, personalmente, me apasiona
y me ha costado mucho aceptar y asimilar, pues... ¿Si
es hombre como yo? ¿Cómo vive Jesús
mi pasión? ¿Cómo vive Jesús
tu pasión? ¿Cómo vivo yo, como vives
tú la Pasión de Jesús? ¡Vaya
dilema!
Jesús... cuando era niño, vivía, hemos
dicho que es hombre, pues vivía feliz, con sus amigos,
con sus padres, sin preocuparse de nada, sin problemas.
¿Cómo viven y vivíamos los niños?...
felices, verdad.
¿ Qué pasa? Que crecemos y... dejamos de ser
niños y empiezan las dificultades y los inconvenientes.
Jesús, también crece y deja de ser niño.
Jesús se pierde. María, su Madre... ¿Por
qué nos has hecho esto? ¿No has pensado en
la noche que nos has dado a tu padre y a mí? Imaginemos
la escena... ¿Qué estarían pensando
toda la noche los padres de Jesús? ¿Nos ha
pasado a nosotros, padres, alguna vez algo parecido? Pasando
noches enteras esperando la llegada del hijo. ¿Se
parece la situación, no?
Jesús sigue su vida de hombre joven, trabajando con
su padre y creciendo en sabiduría y Gracia de Dios.
Muy parecido a como nosotros hemos pasado nuestra juventud.
Empieza la vida pública de Jesús, y ya le
vienen las dificultades a Él personalmente. ¿Quién
se cree este que es? Pero... ¿No es este el hijo
del carpintero? ¿De Belén puede salir algo
bueno?... Quieren despeñarlo, todo eso después
de curar a muchos de ellos, de darles de comer y de hacerles
el bien.
Si yo, si tú, somos coherentes con nuestra vida en
la Fe que profesamos, ¿no nos señalan en seguida
con el dedo? nos critican. ¿Quién se cree
este que es? Veis que las vidas y las circunstancias se
siguen pareciendo casi paralelas, como la de dos hombres
de pueblo.
¡LA FELICIDAD NO
SE BUSCA... NO, SE REPARTE!
Jesús empieza a anunciar su pasión a los discípulos,
y se la va anunciando poco a poco, porque... es tan impresionante
y fuerte lo que le espera, Él bien que lo sabe. Me
imagino, que como hombre muy preocupado, hasta pasarse muchas
noches en vela, hasta sudar sangre, Piensa... ¿Qué
haces tú cuando llega tu pasión? Cada uno
de nosotros tenemos nuestra pasión... ¿O no?
Dice Sor Ángela de la Cruz: “el que no acepta
su Cruz, le sobreviene una más grande” ¿Qué
he hecho yo cuando ha llegado mi pasión? Pues...
también me he pasado muchas noches en vela, también
he sudado. Jesús hombre... ¿Entendía
su pasión?... Tú, ¿Entiendes tu pasión
cuando te llega? Porque..., ¿Alguien de nosotros
puede decir que no tiene, o ha tenido en algún momento
de su vida alguna pasión?
Cuando llega mi pasión, yo tampoco la entiendo ¿Cómo
la voy a entender? Cuando... me veo atado a una maquina
en el hospital, mientras en mi pueblo, Padul, vosotros,
conmemorabais y celebrabais la semana de Pasión el
año pasado. ¿Creéis que entendía
algo de mi pasión? Además, sabiendo que muchos
de vosotros me recordabais, como yo me acordaba de cada
momento vivido con vosotros en estos días grandes
del triduo pascual. Yo, le pedía al Señor
con Fe, entender algo, ver la luz al final del túnel,
pero el túnel parecía no tener fin. Rezaba
a la Virgen... Ruega por nosotros ahora, r-u-e-g-a p-o-r
n-o-s-o-t-r-o-s ahora, pero el ahora, no lo veía.
Cuando venían a darme la comunión al día
siguiente, yo solamente lloraba, lloraba porque veía
mi situación y no entendía nada.
Por aquellos días, el evangelio... narraba el encuentro
de Jesús con el ciego Bartimeo ¿Sabéis
la escena? Le pregunta Jesús al ciego, ¿Qué
quieres que haga por ti? El ciego le pide ¡Señor,
que vea! y en aquel momento, dice el Evangelio, que recuperó
la vista, y daba saltos de alegría. Yo, en aquella,
mi pasión, le pedía al Señor ¡Señor,
que vea!... Hermanos... Aunque no lo entendamos ni lo veamos
tenemos que seguir gritándole al Señor ¡Señor!
¡Que vea! ¿Sabéis lo que he descubierto?
Que los tiempos de Dios no son nuestros tiempos.
¡LA FELICIDAD NO
SE BUSCA... NO, SE REPARTE!
Estábamos en que Jesús hombre no entendía
su pasión. Yo tampoco entendía la mía.
Alguien hasta aquí humanamente ¿entiende su
pasión cuando llega?
Nos imaginamos a María siguiendo la Pasión
de su hijo Jesús Hombre. Ella, desde el mismo momento
de la Anunciación del Ángel, cuando empieza
a contarle todo lo que tenía que acontecer dice:
¿Cómo va a ser eso? Eso no puede ser, yo no
entiendo nada, no entiendo por qué tiene que padecer
mi Hijo Jesús hombre, sin embargo; ACEPTA, dice SÍ,
hágase como dices. Nosotros tenemos que aprender
a decir sí, a aceptar nuestra situación real,
tal como nos viene, sin preguntas, que sabemos no tienen
respuesta.
Nos vamos a fijar en tres momentos de la pasión de
Jesús.
1º- ECCE HOMO.
He aquí al hombre, ahí tenéis al hombre,
es decir, siempre lo juzgaron como "hombre", de
hecho, la acusación más grave que formularon
para poder acusarlo es, que decía que era el Hijo
de Dios.
He aquí el ridículo del "hombre",
el don nadie. Después de azotarlo, de abofetearlo,
de escupirle en la cara, le colocan una corona de espinas,
un manto y una caña por báculo. Ahí
tenéis al hombre. ¡Ahí tenéis
a vuestro Rey! Ahí tenemos a nuestro Rey. Ahí
tengo a mi Rey. La vida es dura, ¿verdad?.
2º- Lo despojan de sus vestiduras, es decir lo desnudan...
¿Creéis que le dejaron el pañito puesto?
NO, LO DESNUDAN, lo clavan en la Cruz y lo levantan, bien
en alto, para que todo el mundo que pase lo vea, lo vea
¡DESNUDO! ¿Qué hacen sus amigos? ¿Sus
íntimos? lo abandonan. NO ENTENDÍAN NADA.
3º- Aun le quedaba algo más que darnos. A SU
MADRE. La única que se queda al pie de la Cruz junto
al discípulo Juan, sin tenerle miedo a nadie, a los
que vociferaban y amenazaban a todo el que intentase prestar
alguna ayuda en aquella situación. Dice Jesús
"Madre, ahí tienes a tu hijo, hijo ahí
tienes a tu Madre". Cuando recemos, Santa María
Madre de Dios,... pensemos, que también es madre
de Jesús Hombre Madre nuestra y Madre mía.
¿Cómo le pedía yo las cosas a mi madre
de la tierra?... Aprendamos a pedir también así
a María. María es nuestra Madre.
¡LA FELICIDAD NO
SE BUSCA... NO, SE REPARTE!
Yo, Luis, hombre ¿me quedo aquí? ¡Qué
fracaso de vida! ¡Qué desastre todo! ¡Qué
desengaño! ¡Que tétrico! esto no tiene
sentido, si Dios me dice que lo ha creado todo para mi felicidad,
¿Cómo puede ser esto?...Pues claro. Si me
quedo aquí, así es. Pero...que pena, ¿no?
Cuando colocan a Jesús en el sepulcro... ¿Allí
queda todo? ¡Cuando me pongan a mí, a ti en
el sepulcro! ¿Allí queda todo?, pero... !que
fracaso¡ después de tanta pasión...y
este final... Eso no puede ser...
Si vamos siguiendo los pasos de Jesús uno a uno ¿Por
qué me cuesta? ¿Por qué nos cuesta
tanto asumir el siguiente? Siempre dijo que al tercer día
resucitaba.
Dijimos antes, que sus amigos más íntimos,
en el momento más difícil, lo habían
abandonado, se van yendo cada uno a su ocupación
anterior, se dicen, volvamos a casa que esto... ¡se
ha acabado! Nuestra ilusión, nuestro proyecto, ha
fracasado. Este, que nos iba a instaurar un nuevo reino,
que nos iba a redimir, y... ¡mira!
Volvamos a nuestra tarea, a nuestro destino de antes...
Mientras caminamos de regreso a casa, y vamos reflexionando
todo lo que nos ha pasado y lo que hemos recordado que le
paso a nuestro hermano Jesús Hombre, no hemos notado,
que durante todo el camino de nuestra vida, nos acompaña
un desconocido y, que vamos tan ensimismados en nuestro
problema, que no hemos detectado su presencia.
Le dice el desconocido: ¿Qué conversación
lleváis tan importante, que os vengo siguiendo todo
el camino y no os habéis enterado? ¡Vaya hombre!
¿Eres tú el único forastero que no
se ha enterado de todo lo que ha dicho Luis esta noche en
la Nave del Centro Lorca del Padul? De todo lo que le ha
pasado... de lo que nos ha pasado a cada uno de nosotros
a lo largo de nuestra vida... y de lo que le ocurrió
a Jesús Hombre en Jerusalén hace ya mucho
tiempo.
- Pero... ¡QUE NECIOS
Y TORPES SOIS!
- ¿Qué nos dices? Son palabras muy duras,
- Pues... os las vuelvo a repetir. ¡QUE
SOIS UNOS NECIOS Y UNOS TORPES PARA ENTENDER LAS ESCRITURAS!
Realmente son palabras duras y fuertes, pero no son mías,
las dice textualmente el evangelio a los discípulos
que abandonan la comunidad.
Los discípulos le contestan:
- A ver, ¡Explícate!
Desde cuánto tiempo, nos está diciendo todo
el Antiguo Testamento, y cuántas veces nos lo dijo
el mismo Jesús, que todo esto tenía que suceder
y, que al tercer día tenía que RESUCITAR.
Y... ¿Cuántas veces nos lo está repitiendo
la Iglesia, y lo hemos oído a lo largo de nuestra
vida? Sí, es verdad, pero... entre otras escusas,
¿no decimos, por ejemplo, que eso es invención
de los curas? ¿Quién se cree eso de que como
Jesús resucitó... también nosotros
vamos a resucitar? Pues os vuelvo a repetir que sois unos
necios y unos torpes.
Hombre, la verdad es que hemos oído que Jesús
Resucitado se ha aparecido a algunas mujeres, e incluso
a los discípulos en el Cenáculo. Pero... ¡Nosotros,
no lo hemos visto! a ver... ¡Si habéis abandonado
la comunidad! ¿Cómo lo vais a ver? Además
¿Os habéis vuelto para comprobarlo? Pues la
verdad es que no.
Parece ser, que siendo esta la parte más importante
de toda la Pasión y resurrección de Jesús
y de cada uno de nosotros, eso ya !No nos interesa! ¿Por
qué? Porque nos compromete ¿Verdad?
El acompañante no ha negado que la muerte que había
sufrido su amigo no fuese real, ni que estuviesen tristes,
ni que todo eso que estaban contando fuese fácil
creerlo y... que tener Fe fuese fácil, sin embargo...
Jesús nos dice que si tuviésemos un solo gramo
de Fe moveríamos montañas, que seriamos capaces
hasta de cambiar el mundo. El desconocido, no dudaba de
nada de lo que le habían contado, sino que todo eso
les daba una vida verdadera y eterna. Y, es que a fin de
cuentas, lamentarse es más fácil que aceptar
la realidad, repito, lamentarse, es más fácil
que aceptar la realidad, mi realidad. Hermanos, La vida
es breve, y alguien nos tiene que abrir los oídos
y los "ojos del corazón" para ayudarnos
a descubrir lo que está más allá de
nuestra percepción. Alguien tiene que hacer arder
nuestro corazón.
Le dice Jesús a su Padre (Dios): Has escondido entender
estas cosas a los sabios, y las has revelado a la gente
sencilla. "Hermanos, por la sola razón, no se
puede llegar al corazón de Jesús. La sencillez
es más acertada. Os lo repito, "Hermanos, por
la sola razón, no se puede llegar al corazón
de Jesús. La sencillez es más acertada.
Como no han parado de andar han llegado al final del camino.
Yo, en mi pasión, he estado a punto de llegar a ese
final de mi camino. Y todos tenemos que llegar. ¿Alguien
cree que no va a llegar a ese final?
Bueno, Pues... que os vaya bien, dice el forastero yo sigo.
No, no, no te vayas, que te necesitamos, quédate
con nosotros, no, no, yo no quiero molestar, no quiero interferir
en vuestra vida. Sin embargo, ellos siguen insistiendo que
se quede y entre con ellos a su casa pues necesitan su compañía.
Bueno, bueno si insistís pasaré con vosotros.
Siéntate y descansa, no, pero ahí lejos no,
siéntate a la mesa, te necesitamos y queremos tenerte
cerca, ¡considérate de la familia, hombre!
Bueno, como queráis, pero que no quiero romper vuestras
costumbres, ni vuestra forma de ser, que os sintáis
libres, sí, sí... bueno, pero te necesitamos,
queremos que te sientes con nosotros a la mesa y compartas
nuestro PAN, ya somos de la familia. Se sientan a la mesa,
toma el pan, pronuncia la bendición y se lo da...En
ese momento, dice el Evangelio, que se les abren los ojos
y lo reconocen, reconocen que es Jesús RESUCITADO
y lo entienden todo. ¿Veis como era verdad que Jesús
ha resucitado? Ellos lo vieron, solo hace falta abrir el
corazón y querer reconocerlo.
Todo el camino de nuestra vida va Jesús Resucitado
acompañándonos y no lo conocemos, no le vemos,
aunque, a veces, notamos su presencia, algo intuimos, algo
sentimos, algo sabemos, porque... nuestro corazón
empieza a arder, sin embargo, no aceptamos que nos esté
acompañando siempre. Vamos tocándolo, vamos
dialogando, vamos con los ojos abiertos y no lo vemos. ¿Por
qué? Porque nuestro corazón está cerrado.
Si abrimos los ojos del corazón, aunque desaparezca
físicamente, lo veremos resucitado tal cual es. HERMANOS.
¡LA FELICIDAD NO
SE BUSCA... NO, SE REPARTE!
Quiero ofreceros mi experiencia y compromiso de este pregón
de Semana Santa del año 2016, que con tanto cariño
y tan amablemente me habéis otorgado, y habéis
seguido con atención, que os agradezco, para contaros
la experiencia de “mi pasión” con la
osadía de haberla ido comparando con la de Nuestro
Señor Jesucristo Hombre. Perdonad mi atrevimiento.
Mi compromiso que hago extensivo, a todos vosotros, es,
que:
1º He aprendido a aceptar mi pasión, y a no
temer a la muerte del cuerpo, saber aceptarla y estar preparado
para cuando llegue.
2º Aprendamos y tratemos a la Virgen María como
nuestra Madre, como mi Madre.
3º Que aún estamos a tiempo, para que... al
final de nuestro camino no nos tengan que decir esta expresión
tan dura que le dijo el acompañante “¡Pero...
que necios y torpes sois, para comprender!”... Hermanos,
abramos nuestro corazón para ver como al final se
cumplió la promesa de Jesús de que tenía
que resucitar, como así nos lo ha contado el evangelio
que sucedió, y que, por tanto, también nosotros
tenemos que resucitar para estar con Él y así
nuestra pasión, como la de Él, tendrá
sentido y la entenderemos.
Seamos valientes, amigos, y gritemos fuerte, como aquel
ciego ¡Señor, que vea! que estas vivo y resucitado.
Gracias de nuevo por vuestra atención y muy buenas
noches.Gracias.