Presentación
del Cartel de la Semana Santa Padul 2015
Presentó Don José Enríquez Moya
Centro Cultural Federico García Lorca
21 de febrero de 2015
Ya casi huele a cera,
a incienso y a flor fresca, que poquito queda para escuchar
el tambor y el sonido de la corneta…
Reverendo padre
Don Cristóbal Párroco de Padul.
Excmo. Señor Alcalde y representantes municipales.
Señor Presidente y Miembros de la Asociación
de Hermandades y Cofradías de Padul.
Hermanos Mayores y Juntas de Gobierno.
Cofrades y Hermanos.
¡Gracias!
Muchísimas Gracias, a la Junta de Gobierno de mi
Hermandad y a la Asociación de Cofradías por
haberme concedido este gran honor. Especialmente en este
escenario, donde llevo casi 20 años subiéndome
con la mejor embajadora de nuestro pueblo: nuestra banda
de música. Pero no por ello, sin ser consciente de
la responsabilidad que se me ha sido atribuida al poder
esta noche presentarles el que será el cartel anunciador
de la Semana Santa de Padul 2015.
Siguiendo un turno
preestablecido, en este año 2015 la Imagen a la que
le corresponde representar nuestra Semana Santa es a la
Hermandad del Santísimo Cristo de las Tres Caídas,
El Señor Caído de Nuestra Semana Mayor.
El cartel, trata
de acercarnos a una visión de la Religión
y del mundo cofrade en particular. Su propósito,
no es otro que el de servir de reclamo para paduleños
y foráneos, ya sean creyentes o agnósticos,
acudan para ver o admirar nuestras cofradías.
Cofradías
que debemos ser luz para aquellos que no conocen a Cristo.
En una sociedad cada vez más material y ausente de
Dios, las Hermandades debemos de convertirnos en testimonio
permanente de vida cristiana, fomentando en vivir el Evangelio
de Cristo a través de la caridad con el prójimo.
No podemos ser
imagen de Cristo sino nos convertimos antes en sus testigos.
No podemos ser consuelo, si antes no nos hemos dejado perdonar
y consolar por Él. No podemos gritar que lo amamos,
si jamás hemos permitido que actúe en nuestras
vidas, que vuestra relación con Él, no se
base en quererlo solo una semana.
En esta Cuaresma
que ya hemos comenzado son días que nos preparamos
para la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Y con ella se
amplifican los sentidos hacia nuestra Semana Santa. Ensayos
de costaleros en las frías noches de invierno.
Los colores iluminan
las casas, cuando se abren los armarios y roperos y se empiezan
a preparar las túnicas de nazareno.
Entre meriendas
de torticas y pestiños se limpian enseres y se funde
la cera. El olor a flor y a incienso nos acompaña.
¡Ponte una
marcha!-dice un hermano-¡no, no!, mejor nos vamos
a la estación que esta la banda ensayando.
Y ello anuncia,
que ya está aquí, que sin darnos cuenta ya
es Semana Santa…
LAS
TRES CRUCES, enclave que diera nombre a una
de las mejores marchas compuestas para nuestra Semana Santa,
es elegido por Mari Carmen para inmortalizar con su cámara
el paso del Santísimo Cristo de las Tres Caídas.
Jesús,
caído en el suelo sobre una roca, apoya su divina
mano sobre una piedra para incorporarse y seguir su caminar.
Piedras, que hacen aún más duro su camino
al calvario.
Encara la glorieta
sobre su paso procesional que se presenta adornado de preciosos
lirios morados y rosas rojas, se completa con cera blanca
en los puntos de luz. El nuevo dorado del paso resalta con
sus brillos y matices en la noche estrellada del pasado
Viernes Santo.
El pueblo observa
el caminar del Santísimo Señor, al igual que
unos días antes, cuando entraba triunfal en el Jerusalén
paduleño. Pero ahora con dolor, con pena de ver como
el hijo de Dios al que recibían en el mismo sitio
entre palmas y olivos como Rey de Reyes se dirige hacia
la muerte, castigo incomprensible para sus seguidores, para
sus hijos, para su pueblo.
En la imagen podemos
ver dos de las tres cruces características del lugar,
Falta una. ¿Verdad? Pues no, esta hay, es la de JESÚS,
la que arrastra por el camino hacia el calvario por nuestros
pecados.
Fíjense:
si buscamos la perspectiva podemos ver como si las cruces
estuviesen a lo lejos y Jesús buscase el llegar hasta
allí, siendo consciente de su final y con resignación
pero con valentía camina hacia ellas, hacia una muerte
segura, hacia unas horas de dolor aún más
duras de las que ya lleva encima.
La fotografía
recoge toda la esencia que a los cofrades nos gusta: un
buen paso presidido por la imagen del Señor, portentosa
talla barroca del imaginero granadino Eduardo Espinosa Cuadros,
el bullicio donde se ve a nuestra hermandad arropada por
el calor de la gente y un lugar emblemático para
los paduleños, como son Las Tres Cruces.
Sin duda es la
imagen que desea cualquier cofrade para representar a su
hermandad. Podríamos quedarnos con su paso dorado,
con las magníficas flores que lo adornan, con el
lugar por donde transita, pero nada de lo que he dicho acaba
siendo el resumen del cartel. Nada, ni las cruces, ni el
paso, ni las flores, ni la gente, nada.
El centro de la
imagen es su mirada. Tú mirada…
¿Qué
trasmite tu mirada?
Que como podemos
observar todo el mundo la busca. ¿Qué tiene
Padre? Yo no lose... solo sé, que es la mirada en
la que busco y encuentro, la que me trasmite paz, sosiego
y consuelo, Una mirada humilde y bondadosa, radiante como
la luz del mediodía, la que guarda grandes secretos
y confesiones, la que me hace buscar en mi interior, la
que me hace sentirme lleno, lleno de tu amor y de tu entrega.
Primera caída
Jesús cae,
la cruz le aplasta, una cruz que no es de plata ni de carey,
sino basta, sencilla y humilde… Humilde, como tu túnica
de color rojo,
¡Rojo!
como la sangre que derramas por la calle de la amargura,
¡Rojo! como el vino que se sirvió en las
bodas de Caná,
¡Rojo! como el mar que se abrió a los israelitas,
¡Rojo! como la sangre que broto con agua de tu costado,
¡Y rojo como el hábito que luzco orgulloso
cada Viernes Santo!
Juventud…
Permítanme
los aquí presentes, que haga alusión al trabajo
realizado en los últimos años por la Hermandad
que venera al titular que hoy nos ocupa. Cuando un grupo
de jóvenes en los que poco o nada se confiaba cogieran
las riendas de la Hermandad. Nuestra única ilusión
era devolverle a esta el esplendor de antaño y hacer
que el Señor de las Tres Caídas volviera a
tener esa gran devoción que le demuestra su pueblo
cada Viernes Santo, pero no solo ese día, sino intentar
que vieran que detrás hay un trabajo de todo un año,
que se acerquen y vivan su cristiandad desde la Hermandad
haciendo vida en esta y que eso, sea reflejo en nuestra
salida penitencial.
Con el gran ejemplo
de nuestro Señor, que se levantaba valiente de sus
caídas, hemos ido caminando intentando dar pasos
firmes, en ocasiones con demasiado esfuerzo y cayendo, pero
siempre por el amor a Él, solventando los problemas
e intentando crecer.
Creo que Padul
y en especial su Mundo Cofrade se siente orgulloso del trabajo
realizado. Y está claro que la generación
sigue, que nuestros mayores tienen el relevo garantizado,
que no vamos a dejar que esto se acabe.
¡Estén
tranquilos señores!, si algo es PADUL:
ES CRISTIANO Y LE GUSTAN SUS TRADICIONES.
Jesús
cae por segunda vez
En la actualidad,
la humanidad esta como cansada de tener Fe. Las grandes
ideologías consumistas y la superficialidad en la
que ha caído el hombre que ya no cree en nada, ha
creado un nuevo paganismo, queriendo olvidarse definitivamente
de Dios, que lo ha llevado a desentenderse hasta del propio
hombre, y el Señor lleva ese peso, por eso cae y
cae, para poder venir a nuestro encuentro, Él nos
mira para que despierte nuestro Corazón, cae para
levantarnos.
Jesús,
sabía que no era malo caer y demostrar su humanidad
con esa caída. Lo que no era permitido para Él,
era quedarse allí, en el suelo y no tomar nuevamente
su cruz y seguir su camino.
Con nosotros pasa
lo mismo, lo que no está permitido es no levantarse,
tomar la mano de Dios y seguir con nuestra cruz a pesar
de las caídas. Debemos y podemos soportar la prueba
o pruebas que nos toca vivir, pero lo que nunca podemos
permitir es quedarnos allí: en el suelo.
A semejanza de
ÉL, debemos ser valientes y por muy terrible que
parezca la prueba, siempre obtendremos de Dios el valor
y la fuerza para llevar nuestra cruz, que cuando más
cansados estemos, cuando ya no esté en nuestras manos
el poder llevarla, Él vendrá a ayudarnos.
Sobre todo en
los momentos difíciles en que no encontramos salida,
debemos recordar este sacrificio que nos ha dejado Jesús
para ponernos en pie y seguir avanzando.
No sé en
qué momento llegaste a mi vida Señor, porque
siempre has pertenecido a ella. Recuerdo mi primera estación
de penitencia, ese año sobraban túnicas en
casa de la abuela, alguien descansaba ese año…
Y yo me empeñe
en acompañarte. ¿Y a quién le iba tocar
acompañarme a mí? Pues a mí madre,
siempre a mi madre.
Estrenabas cuadrilla
de costaleros, era el primer año que te portaban
a hombros y allí estaba yo embelesado, justo delante
de Ti, viéndote caminar por las calles de tu pueblo,
porque yo solo quería verte, verte una y otra vez
y encontrarme con tu mirada, no quería perderme una
chicotá pero tenía que avanzar, el cortejo
se marchaba pero yo me quedaba porque siempre buscaba el
verte…
Todo esto me trae
recuerdos a chocolate caliente y roscos de huevo…
Que orgulloso
estoy Padre que me enseñaran a quererte y cuanto
la echo a ella de menos: a mi Abuela…
Jesús
cae por tercera vez
Caídas
que son expresión de su naturaleza humana, frágil
como la nuestra.
Ha perdido sangre,
tiene la espalda destrozada, lleva horas y horas de cansancio,
de martirio, ha vivido la noche más trágica
de la historia ¡Cómo no va caer!
Pero no todo es
malo, no todo es crimen, no todo son soldados que abofetean,
mofan o escupen a Jesús. También hay gente
buena, que suaviza la cruz, que le ayudan a llevarla, que
le alienta como el Cirineo o la Verónica enjuagando
su rostro, están las mujeres queriéndole consolar
y esta María…
¡María
madre bendita! Qué alivio debió ser para Jesús
encontrarse con María en el camino de la Cruz.
¡Qué
consuelo para su corazón de hijo! Y a la vez, ¡Qué
dolor! Como sufre viendo sufrir a su madre.
Cuantos recuerdos
de su niñez, de su adolescencia y juventud, ¡CUÁNTOS
RECUERDOS CON SU MADRE!
No me llores María
.yo quiero ser tu consuelo Déjame aliviarte LAS ANGUSTIAS
de tu pecho.
No me llores María
yo quiero ser tu consuelo Déjame aliviarte LOS DOLORES
de tu pecho.
Déjame
María que sea yo tu consuelo, en este VALLE de Lágrimas
Donde solo tú María, eres ¡REINA
DE LOS CIELOS!
También
en nuestra vida hay caídas, hay fragilidad y cansancio,
también en nuestra vida hay una madre que nos acompaña
que se encuentra siempre con nosotros, que nos alivia nuestro
dolor, todos tenemos Cirineos en nuestras vidas que buscan
hacernos el bien.
Viernes Santo
en Padul, el día grande de nuestro pueblo. Amanezco
cansado tras una larga madrugada de azul y plata, pero la
ilusión por verte me invade y corro a tu encuentro.
Hace ya dos días
que duermes fuera de tu parroquia, dos días de rezos
y oración en casa de una de tus hijas. Que tradición
más bonita el llevarte allí hasta el día
de tu salida, que momento más íntimo, que
bonito…
Ahora si, tras
días de preparativos, nervios y emociones ya estas
entronizado en tu paso de oro, el mejor que con mucho esfuerzo
tus hijos hemos conseguido darte.
Todo preparado,
nada por matizar. Un manto de lirio morado es tu calvario
para intentar Señor, aliviar tu caída…
solo me queda esperar, esperar el atardecer…
Cuando por la
curva asomes Orando en Montesión tu trono se irá
al cielo y 32 corazones valientes serán tus pies,
Hoy no son madres, ni mujeres o novias, hoy son tus Cirineas,
mujeres que te siguen y te portan porque creen en tu palabra,
igual que hicieran las mujeres de Jerusalén. Rezarán
con cada paso, con cada llamada, dándote gracias
por permitirles un año más estar contigo,
tener ese sitio debajo de las trabajaderas es esfuerzo sin
recompensa que solo reconforta el corazón del que
lo hace.
¡Gracias
Señor! Por poner en mi vida la mejor compañera
de viaje, que desde que te conoció no ha querido
separarse de tu lado.
Bajo el anonimato
de mi capillo camino despacio, veo como la gente te mira,
una vez más buscan tu mirada, se emocionan, te cantan
saetas, te rezan.
Reguero de fieles
tras de ti, promesas que te siguen llenas de Fe.
Que mezcla de
sentimientos y recuerdos cuando llegamos al cruce con Blas
Infante mi corazón se parte…
Te vez especialmente
hermoso, Tu Divina presencia lo llena todo, Por la estrechez
del lavadero momentos de recogimiento…
¡Que suene
la marcha!
La más
bonita para mi Señor Caído:
Yo quiero ser
la corneta que te llora,
El tambor que redobla,
El trio suave, brillante y melodioso,
La nota que se pierde como un suspiro, O el silencio más
bonito…
Saeta tras saeta sigues caminando, Con tus niñas
rezando
De largo, cortito o de costero.
¡VALIENTE!
Cuando bajas por la carretera camino de tu calle, donde
te espera tu capilla, que para mí, es la más
bonita.
Ya vienes agotado,
llegas a tu barrio, se acerca el final. Solo se Señor,
que nunca me dejarás…