Presentación
del Cartel de la Semana Santa Padul 2016
Presentó Don Manuel Gutiérrez Moya
Centro Cultural Federico García Lorca
21 de febrero de 2016
“ALGO INVADE
MI INTERIOR, ALGO SE APODERA DE MI CORAZÓN Y ES UN
SENTIMIENTO QUE CON SÓLO MIRARTE SIENTO YO. SE ACERCA
EL MOMENTO Y ARDO EN DESEOS DE SER TU PORTADOR”
Reverendo
padre D. Cristóbal, párroco de Padul.
Excelentísimo
alcalde y representaciones municipales.
Señor
presidente y miembros de la Federación Asociaciones
de Semana Santa de Padul.
Hermanos
mayores y juntas de gobierno.
Cofrades
y hermanos.
No puedo dejar de aprovechar el momento para agradecer al
grupo de personas que forman la junta de gobierno de mi
hermandad el haber confiado en mí para presentar
el cartel que anuncia que nuestra Semana Santa está
por venir.
Presentar el cartel no es más que plasmar en un papel
todos aquellos sentimientos y sensaciones que uno siente
al mirarlo. Es por eso que no puedo casi ni apartar la mirada
de esta bella imagen: una magnífica fotografía
realizada por José Miguel Foronda Pozo. La primera
vez que pude verla me impresionó mucho esa luz que
desprende, si ustedes la miran fijamente seguro que también
se sorprenderán: es como si no hiciese falta la luz
de las farolas, pues con tu sola presencia iluminas toda
la calle.
Como pueden, ver muchos elementos componen la fotografía:
un nazareno con su túnica negra y su capa portando
una vara con el emblema de su Hermandad, jóvenes
cofrades ataviadas con la dalmática y cirial en mano
acompañadas de monaguillos preparando el incienso
y el carbonillo para el incensario, o aún más
cerca del trono como el capataz está agachado dando
alguna orden o palabras de ánimo a su cuadrilla de
costaleros. Pero todo adquiere un significado banal porque
lo que verdaderamente llama la atención es Tu IMAGEN.
Suspendido sobre tu cruz plana pintada al estilo cartujano,
realizada por el imaginero Pablo de Rojas, rodeado y custodiado
por cuatro elegantes hachones que en su interior llevan
cirios morados que exaltan tu hermosura.
Disculpen si me repito, disculpen si me reitero en el mismo
tema pero esa luz… que ilumina el paso (como todos
sabemos una imagen tallada en líneas barrocas por
el ilustre Antonio López Marín y finalizada
un año después de la formación de la
Hermandad en 1986) que resalta el pan de oro de su respiradero,
que destaca también el emblema de la cofradía.
Como esa “luz” hace que el monte de lirios morados
parezca comenzar a florecer, lirios que se abrazan a un
ramo de rosas rojas que parecen sujetar tu cruz. Pero lo
que realmente resalta eres Tú, Señor: tu belleza,
tu grandeza, las heridas de tu cuerpo desnudo solo tapado
por un paño de pureza. Como no la enorme hermosura
de tu rostro pese a haber vivido una larga y terrible agonía,
y esas manos y pies perforados por unos clavos que soportan
tu cuerpo muerto cuando hace tan solo unos días entrabas
en Padul triunfal ¡entre palmas y olivos!
Todo empieza a finales de enero cuando con muchas ganas
y emoción comenzamos nuestros ensayos. No importa
el frio “no importa Señor” porque aquí
están tus costaleros preparando tu Semana de Pasión.
Marcha tras marcha y racheando nuestros pies llega la Cuaresma.
Y aquí estoy desnudando mi alma ante ti, yo, Señor,
un humilde costalero al que reclamaste y ya no puede olvidarse
de ti.
La palabra que mejor describe la Cuaresma es la de "preparación".
Nos preparamos espiritualmente para tu Pasión, Muerte
y Resurrección. Por supuesto también son días
en los que las Cofradías preparan sus enseres: tardes
de puertas abiertas en las Casas de Hermandad, cofrades
que entran y salen recogiendo sus ropas, nadie falta a esta
cita pues todo está por preparar.
Santísimo Cristo Crucificado: tres palabras que describen
“Dolor, Agonía y Soledad”. Que duro es
para un cristiano verte clavado en la cruz lleno de heridas
que intensifican tu dolor. Y todo por salvarnos, todo por
darnos el perdón de Dios. ¡¡¡PADRE
PERDÓNALOS PUES NO SABEN LO QUE HACEN!!!
Y después de todo tu cautiverio, tu cara es una mezcla
de sosiego, tranquilidad y paz pues sabes que todo ha pasado,
que tus heridas sanarán y que pronto al lado de tu
Padre te verás.
¡ Y por fin Viernes Santo en Padul! Para todos los
paduleños es una mañana muy especial porque
estamos deseando ver nuestras imágenes y poderlas
admirar. Un bullicio de gente invade nuestras calles, todo
huele a incienso y azahar. Y para mí el tiempo se
detiene cuando en la Calle Cubos te voy a visitar: me paro
frente a ti y no puedo casi ni respirar.
¿Qué tendrá tu mirada? Que mis ojos
no se apartan de tu rostro, que no quiero, que no puedo
dejarte de mirar. Sin embargo las ganas me invaden y sé
que me tengo que marchar. El momento más esperado
es al caer la tarde cuando costal y faja en mano entro en
tu Casa de Hermandad y te vuelvo a mirar, noto como si el
tiempo se volviera a parar y aunque ya son muchos años
bajo tu monte es como si fuera la primera vez. Poco a poco
mis compañeros de trabajadera, mis hermanos costaleros,
empiezan a llegar y miro sus ojos y compruebo que mis sentimientos
se reflejan en los suyos y veo que todo esto es de verdad,
que todo es puro amor y sinceridad. Nuestra pasión
y fe es común así que estamos preparados para
llevarte sobre nuestro costal al son de “Eternidad”.
Tres golpes secos llaman nuestra atención y una voz
responde: ¿quién es? Desde fuera gritan: soy
el Hermano Mayor que vengo a por el Santísimo Cristo
Crucificado para realizar su Estación de Penitencia.
¡Se abren las puertas! El silencio se adueña
de la calle al verte a ti Señor clavado en tu cruz.
Y en ese silencio apenas se escucha el rasgado de rodillas
de 20 costaleros deseosos por mostrar tu belleza a todo
el pueblo de Padul y foráneos cristianos que han
decidido en este día disfrutar de nuestra procesión.
¡ Ya está el más grande en la calle!
Y a través del respiradero puedo ver cómo
la gente se emociona, algunos derraman lágrimas y
a otros se les encoje el corazón.
Pero la que más sufre es tu madre: aquella que vio
cómo te alababan y recibían entre palmas y
olivos; aquella que vio cómo te seguían y
unían a ti en tu predicación. Ella que vio
como sin más te apresaban y te tachaban de impostor.
Ella que sin poder evitarlo vio como morías de dolor.
Cristo muerto entra la Avenida Andalucía, con paso
valiente y de frente encaramos nuestro recorrido. “No
levantéis hermanos los pies del suelo que bastante
ha padecido” Padecer: qué palabra y por desgracia
tan actual y presente en estos tiempos tan difíciles.
Hay muchas familias y personas que padecen y sufren situaciones
complicadas de las que a veces parece que no se puede salir.
Pero ahí estás tú recordándonos
que siempre hay una lucecita que alumbrará nuestro
camino, ahí están tus palabras en las que
uno puede refugiarse y buscar la paz. Se me ocurren entonces
unas frases que de alguna manera describen lo que tú
nos pretendes enseñar:
Es tiempo para quitarse
la máscara y tiempo para la sinceridad
Tiempo para la conversión
y tiempo para la caridad
Tiempo para la salvación
y tiempo para la Hermandad.
A voz de ¡derecha
adelante, izquierda atrás! encaramos la calle de
la fuente de los cinco caños, calle caracterizada
por su estrechez, pero que se engrandece al paso de toda
tu Hermandad: túnicas negras y fajín morado,
ropas que reflejan el sentimiento por el cual hoy estamos
en la calle, señal de luto y de respeto a su titular.
Entre sones de cornetas y tambor puedo escuchar el ruido
del agua al salir de la fuente y solo puedo pensar como
un romano te dio de beber con una esponja hincada en una
pica entre risas e ironía mofándose de ti.
“Échanos a tierra capataz que nuestro Cristo
alivie su sed” Pipotero dale de beber a nuestro Padre
que aún le queda camino en su monte calvario.
¡Las tres cruces! Un escalofrío invade mi cuerpo
pensando que este será tu final. Sin duda uno de
los lugares más bonitos de nuestro pueblo y elegido
por nuestros paisanos para admirar el paso de cada una de
nuestras Hermandades. Tal es la belleza y el encanto que
una sola marcha no basta, paso corto casi sin querer avanzar
y tras una breve parada un valiente costalero dice: “A
pulso niños, a pulso hermanos” Aunque las fuerzas
ya flaquean ésta "levantá" hay que
hacerla a pulso para que nuestro Dios Padre se eleve al
cielo por su único fin: el perdón y en calle
cubos, suena el llamador y con el último golpe comienza
la última “chicotá”. Señores
ya se acaba esto ahora queda esperar otro año pues
ya el más grande está llegando a su casa.
Con los últimos sones de corneta y redobles de tambor
el silencio se vuelve a apoderar de tu barrio, con la oscuridad
de la noche y la luna. Como testigo, el único protagonista
es de nuevo el rasgado de rodillas, rodillas cansadas, rodillas
doloridas tras largas horas bajo tu monte. Pero como quejarse
del cansancio si mi único deseo es no abandonarte,
es seguir junto a ti, es hacer que el reloj se pare y no
acabe esta noche de sentimientos y emociones que se apoderan
de mi alma.
Gracias a mis padres por haberme dado la vida, una educación
y hacer de mí una persona de valores. Te doy las
gracias por poner en mi camino a mi esposa, que le ha dado
la vida a mi hijo y se la dará a mi futura hija,
pues nadie como ella sabe interpretar con sonidos y notas
musicales las melodías en tu Semana de Pasión.
Te pido Señor que le des salud a este valiente grupo
de costaleros, que el año que viene no falte ninguno
a su cita. Gracias también al cuerpo de capataces
y contraguías por su enorme labor y haber sido nuestros
ojos durante toda la noche que está llegando a su
fin.
Y sin poder demorar más el momento, la Marcha Real
anuncia el fin, el fin de mi penitencia que concluye con
un momento mágico para mí: mi corazón
se abre en dos y me sincero ante ti porque este instante
es nuestro, es tuyo y mío Señor. Las puertas
se abren y una pequeña rampa separa este sueño
de la triste realidad, un año tendrá que volver
a pasar para estar tan cerca de ti, para sentir el peso
de tu calvario y el orgullo de haber sentido la llamada
de dios para ser sus pies en la tierra como costalero de
mi Cristo Crucificado hasta el FIN. ¡HE DICHO!