MUY ANTIGUA E ILUSTRE HERMANDAD
DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
"Estaban
también alli a lo lejos, muchas mujeres, que habían
seguido a Jesús desde Galilea para cuidar de su
asistencia".
"De las cuales eran María Magdalena, y María
Madre de Santiago y de José, y la madre de los
hijos de Zebedéo".
S Mateo XXVII, 55-56
FUNDACIÓN: En el año 1854
por Doña Francisca de Paula y León.
SEDE
CANÓNICA: Iglesia Parroquial
Santa María La Mayor de Padul.
LUGAR Y HORA DE SALIDA:Carpa Municipal.
ICONOGRAFÍA: Imagen dolorosa de vestir de autor desconocido.
PASO: Fue realizado
en 1954 por D. Enrique Navas Parejo, siendo
reformado y ampliado en 1997 por D. Antonio López
Marín.
ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL: Banda
Municipal de Güevéjar.
Las Camareras de la Virgen de los Dolores
Antonia Prieto Ruiz
Las camareras son las personas que se encargan de servir a la Virgen, dedicando de forma desinteresada parte del tiempo personal a sus cuidados, su veneración y la propagación de su devoción en todos los entornos posibles, con el fin de que su mensaje llegue cada día a más corazones y más generaciones. La primera camarera de nuestra Hermandad fue Da Francisca de Paula Rubio en el año 1854, pasando por sucesivas hasta llegar en 1979 a Da Antonia Almohalla y su prima Dolores Villanueva Villanueva.
Actualmente nuestra camarera principal es su hija Pepa Villanueva Almohalla. En su vivienda se guardan los enseres, vestidos y todo lo que necesita nuestra Dolorosa. Convertir una talla de madera en una devoción que invite a rezar y a acercarse a Dios, es un don en las manos de unos pocos. Hay momentos en la Semana Santa que no están en escena. Nunca estarán a los ojos del espectador, solo algunas personas, muy pocas tienen el privilegio de vivir el milagro de estar en la más estricta intimidad en una conversación íntima y sincera con la Virgen. Antes de la procesión, está la ceremonia de transformación y embellecimiento entre lo humano y lo divino que la Dolorosa compete con sus camareras y vestidores. Las puertas de la iglesia o de la casa de Pepa se cierran herméticamente, nadie puede ver a la virgen vestirse, es un momento íntimo y lleno de delicadeza. Es la hora del momento sublime, indescriptible, solitario en el que el vestidor y la imagen se encuentran cara a cara, mirándose a los ojos fijamente. Comienza una conversación personal e íntima en la que el vestidor y las camareras le cuentas sus problemas, alegrías, tristezas y vivencias. (Que vienen a coincidir casi siempre con lo que sentimos todos, aunque no estemos allí presentes).
La imagen se llena de sobriedad. Subida en un paso que la llevará a recorrer las calles de Padul, buscando a su gente. Un momento de fe y emoción que lleva a todos a las lágrimas y a sentir que la Virgen está abrazándote muy fuerte, en ese dolor tan grande para ella. Ese dolor en el que ella nos dice que la imitemos, que, aunque suframos lo inimaginable (y Ella bien lo sabe) no perdamos la esperanza y confiemos, nunca perder la fe que de nuevo brillará la luz para todos. Yo tengo un recuerdo reciente, estando la Dolorosa en casa de Pepa, por motivos de las obras en la parroquia, entré a comentarle algo y me dice Pepa sin pensárselo mucho y con mucha ilusión "Mira Toñi quien está aquí", y me llevó donde se encontraba la Virgen. Es la primera vez que me encuentra a la misma altura me impactó, me sentí sorprendida primero y luego sobrecogida, nunca había estado tan cerca de Ella. Me hizo mucho bien, confortada, comprendida y amada. Y cuanta falta nos hace sentirnos así, por tanto, un consejo: MIRAD A LA VIRGEN DOLOROSA.