CRISTO
YACENTE, ROMANOS Y PASOS VIVIENTES |
"Vino
también Nicodemo, aquel mismo que en otra ocasión
había ido de noche a encontrar a Jesús,
trayendo consigo una confección de mirra, y aloe,
cosa de cien libras".
S. Juan XIX, 39
"Seguíale
gran muchedumbre de pueblo, y de mujeres, las cuales se
deshacian en llantos, y le plañían".
"Pero Jesús vuelto a ellas, les dijo: Hijas
de Jerusalén, no lloréis por mí;
llorarad por vosotras mismas y por vuestros hijos".
S. Lucas XXIII, 27-28
"Manda
, pues, se guarde el sepulcro hasta el tercer día;
porque no vayan quizás de noche sus discípulos
y lo hurten, y digan a la plebe: Ha resucitado de entre
los muertos; y sea el prostrer engaño más
pernicioso que el primero".
"Respondióles Pilato: Ahí tenéis
la guardia: Id y ponedla como os parezca".
S. Mateo XVII, 64-65 |
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En
la comitiva de pasos vivientes veremos toda una lección
catequética. Distinguiremos personajes evangélicos
extraordinarios, que tuvieron la dicha de vivir y convivir
con nuestro Señor Jesucristo. Especial importancia
van a cobrar las mujeres que rodearon a Jesús y que
no lo abandonaron en el último momento, sin duda
sintieron la pasión por la llama de amor viva.
Pondremos atención en la primera persona del cortejo:
Verónica. Acompañada de cuatro ángeles
y portando un paño donde quedó impreso el
rostro de nuestro Señor. Fue según la tradición,
la que en el vía crucis le limpió el rostro
al Señor. Imaginemos el momento y el lugar, las gentes
enloquecidas, y los soldados romanos alentando y participando,
y ella, sólo se preocupa por el desvalido, el necesitado,
el despojado. Acercarse a Jesús es fuerza, es misericordia,
es paciencia, es pasión, es aguante, es paz, es equilibrio….
En pos, vemos a Cristo Yacente, muerto…. guiado a
la tumba por "Nicodemos", entre ellos haciendo
clara referencia al Nicodemo bíblico, aquel que se
atrevió a cuestionar al mismísimo Jesús.
No podía entender cómo era posible volver
a nacer, y, sin embargo, sí se dejó tocar
el corazón por Jesús, y ahí ya no hubo
vuelta atrás. Ese renacer, que él no comprendía,
pero que sí sintió en su alma, le hizo dejar
todo y seguir a Jesús.
La siguiente figura será María, su madre,
nuestra madre, imposible escribir nada nuevo sobre una mujer
que fue única. No perdió la fe ni en el momento
más amargo de su existencia. Cuesta trabajo imaginar
ese dolor, pues ya vivirlo… y aun así tener
fe, y creer, y permanecer en pie y firme. Toda su existencia
fue un vivo ejemplo para el cristiano, ayer, hoy y siempre.
Yo quiero parecerme a ti María.
Acompañando a María van, llenas de valor y
audacia, María Magdalena, la apóstol de los
apóstoles, como la llamó Juan Pablo II, María
de Cleofás y María Salomé. Tres santas
mujeres que siguieron a Jesús en sus viajes y luego
durante su calvario y entierro. Y las primeras en verlo
resucitado.
Y, por último, veremos una legión de soldados
romanos, todos aquéllos tuvieron en su destino coexistir
con Jesús, pero pocos tuvieron la dicha de creer
en Él. Cumplieron su papel histórico, y algunos,
como el centurión romano, no tuvo duda en buscar
a Jesús para que sanase a su hija. Un ejemplo más
de fe viva. ¿A quién no le suenan las palabras?
"¡Señor, no soy digno de que entres en
mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme"!
El Viernes Santo, al paso de la procesión, y delante
de su imagen (CRISTO YACENTE), reproduciendo también
el modelo de los personajes bíblicos que le acompañan,
que el Espíritu Santo nos anime a decirle: "¡Señor!
Confieso que vives para SIEMPRE. Dame tu vida, esa misma
que te libró del sepulcro y que está en la
eucaristía. Y no permitas nunca, Señor, que
me aleje de ti".
Fdo. Dori Vílchez
Fotos:
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