FUNDACIÓN:29 de mayo de 2001

SEDE CANÓNICA: Iglesia Parroquial Santa María La Mayor de Padul.

PASOS: 2

LUGAR Y HORA DE SALIDA: Casa de Hermandad, sita en calle Vergel (Barrio de San Antonio) a las 17:00h.

ICONOGRAFÍA: Jesús entra en Jerusalén acompañado de los apóstoles Juan, Pedro y Santiago.

AUTORES: Ntro. Padre Jesús de la Victoria y Ntra. Sra. del Valle. Las dos imágenes titulares de la Hermandad son obra de Israel Cornejo Sánchez y Juan Carlos Vázquez Pichardo, respectiamente.

PASO: El paso del Señor, estrenado en 2015 en su primera fase, ha sido realizado en el taller de orfebrería de Orovio de la Torre, el mismo que años después realizó el paso de palio de Ntra. Sra. del Valle.

ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL:AM Nazareno de Villanueva del Arzobispo (Jaén) en el paso del Señor y la Banda de la Asociación músico-cultural San Sebastián de Padul tras el paso de palio.

 

Vivencias de un Domingo De Ramos

 

Andrés Rejón Sánchez
Hermano Mayor

 

No lo voy a negar, es el Día. Como ya alguien cantara en el teatro Falla “…yo no cumplo años, cumplo carnavales…”. Yo tampoco cumplo años, cumplo Domingos de Ramos.

Sé que es difícil para el cofrade, poder entenderme cuando expreso mis pensamientos y sentimientos hacia este día y lo que significa para mí. Por lo general, todos somos de alguna hermandad, bien porque es la de nuestros padres o bien porque por alguna razón, en un momento de nuestras vidas nos hemos acercado a alguna de ellas. Pero en mi caso, eso es diferente. Os cuento.

Un dichoso día, Dios sabrá por qué, siendo un muchacho de 21 años, una fuerza o llamada me hizo creer que era el momento de fundar una nueva hermandad en nuestro pueblo. 

Convencido de ello me puse en marcha con esa idea. No voy a relatar aquí todas las historias, momentos y vicisitudes que tuve que pasar junto con la gente que también creyó en mí hasta que, por fin, ese sueño se hizo realidad. Por lo expresado anteriormente, es por lo que digo, que muchas veces quizás nadie pueda entender mi devoción por el domingo de Ramos, ya que también es muy difícil de explicar. Es una vivencia en primera persona, es algo que has soñado y que día a día vas viendo como se está haciendo realidad.

Imaginarse cuál es mi sentimiento y alegría a la vez, cuando cierro los ojos y pienso en lo que hace 21 años era el Domingo de Ramos, y lo que es hoy en Padul. Lo que era un domingo más, se ha convertido en un día señalado en nuestro pueblo. Cuando cierro los ojos y echo la vista atrás, hacia el 30 de mayo de 2001 recordando una reunión de tres locos pensando en fundar una cofradía, abro los ojos y veo un gentío que espera ansioso la salida de la cofradía a las cinco de la tarde. ¿Cómo se puede explicar eso? Como es ese sentimiento de ver plasmado en la calle, algo que se originó dentro de mi hace tanto tiempo.

Siguen pasando los años, y no deja de sorprenderme y emocionarme ver como la cofradía no para de crecer en número de hermanos, de costaleros y costaleras, de gente en el cortejo, en labores de limpiezas de enseres, en una casa de hermandad que hierve en cuaresma día y noche. Es emocionante para mi ver cómo la gente del pueblo a interiorizado a esta hermandad en el Domingo de Ramos. Ver cómo donde no había nada, ahora son cientos los que están dentro de la hermandad y la disfrutan, tal y como es mi deseo.

Es una hermandad joven todavía, que se va haciendo poco a poco, con nuestros aciertos y nuestros errores que tratamos de subsanar, pero si es verdad, que, desde el inicio, la cofradía tuvo unas bases e ideas que son las que han marcado la línea de la corporación desde los inicios y que nos han llevado hasta lo que es hoy, una cofradía con una gran impronta y sabor cofrade en la calle.

Nuestra salida y preparativos son algo peculiares. Es por eso, por lo que a partes iguales deseo que llegue el Domingo de Ramos, pero también le tengo pánico a su llegada. Desde nuestros orígenes, al no tener un lugar para que los pasos salgan, la Hermandad tiene que montar una enorme carpa, en un suelo totalmente desnivelado y con una estructura artesanal, realizada por nosotros mismos y que en modo de broma, todos los años pensamos que alguna vez se nos caerá. Tengo que reconocerlo, es un mal día para la cofradía, ya que lo pasamos realmente mal en su montaje, pero una vez finalizado, que suele ser una semana antes de la salida, el cosquilleo y la ilusión es inevitable. Esa carpa que se eleva sobre los tejados de las casas de alrededor, quiere decir mucho. El Domingo de Ramos está aquí.

Y casi sin tener tiempo a recuperarnos, hay que preparar el pequeño paso de traslado donde son portadas las dos imágenes Titulares que llegaran el día después a la casa de Hermandad. Otro momento especial, ya los tenemos allí. Ya han vuelto a casa.

Los preparativos y limpieza de las piezas de los pasos se ultiman, esperando el momento especial del montaje de la candelería del paso de palio. Se ha convertido en una especie de tradición o ritual, que, durante horas, parecemos niños pequeños llenos de ilusión esperando a los reyes magos. Cada cual hace su función como si de un reloj suizo se tratara. Separación de cirios por tandas, rebaje de las bases, encendido y fundición de la cera, el tío del cazo, el de los chorreones de cera, el que los coloca, etc. Solo por estas vivencias, ya bien merece la pena todo esfuerzo.

Llega el Viernes de Dolores y desde bien temprano comenzamos sin parar a montar los pasos, para que el sábado a medio día estén terminados y se pueda comenzar a poner la flor. Día y medio sin parar donde la casa de hermandad es un ir y venir de gente de la cofradía, deseosa de ayudar en el montaje. Es un trabajo duro, muy duro, pero esa tarde del sábado, previo al Domingo de Ramos, también la vivo con gran intensidad y emoción. Ver los dos pasos terminados, uno junto al otro, rodeados siempre de un gentío que no para de llegar para verlos hasta que a las nueve de la noche llega el momento del “retranqueo”, que es cuando se palpa que de verdad estamos en el día señalado. Las dos cuadrillas mecen los dos pasos, ante una gran cantidad de público que quiere verlos. Y es después de este acto, uno de los mejores momentos para mí. Una vez que nos quedamos solo la gente más cercana a la hermandad, solemos salirnos a la calle a sentarnos en los poyetes o el suelo, donde durante al menos una hora, conversamos tranquilamente contemplando los dos pasos, una vez pasados dos días de intenso trabajo.

Amanece el Domingo de Ramos, y de nuevo a la casa de Hermandad bien temprano, a preparar los bocadillos de costaleros y bandas y como no, a seguir acompañando a nuestros Titulares. Es una mañana que pasa muy rápido, donde no paran de visitarnos cofrades y gente que desea ver los pasos. A las cuatro de la tarde, llega la hora que nunca quiero que llegue. Es mi peor hora del año. Hay que disponer y organizarlo todo para que a las cinco de la tarde la cruz guía se ponga en la calle. es una hora de muchos nervios que hace que no pueda disfrutar de los momentos previos a la salida. Las estrecheces de la casa de hermandad lo complican todo aún más, donde hay que formar un cortejo de unas 100 personas, más dos cuadrillas de costaleros, pero finalmente, todo sale, aunque como he dicho, es mi peor hora del año.

Se oyen las dos bandas llegar. Y es cuando por primera vez, me asomo para palmar el ambiente en la calle. Una vez más, mi cabeza me lleva al pasado. En aquel 2007 cuando la cofradía iba a salir por primera vez, una imagen me venía a la cabeza una y otra vez. Veía salir la cofradía sin nadie en la calle, era mi gran temor. Era algo nuevo, en un pueblo donde la semana santa solo era el Viernes Santo. Pero no, un año más, desde ese 2007, la calle Vergel está hasta arriba de gente esperando el momento de la salida y me quedo tranquilo.

La procesión la vivo desde dentro, ya que desde que la cofradía sale a la calle, ese rato, dejo de ser hermano mayor para convertirme en un simple costalero, donde disfruto debajo del paso como un niño. Son cinco horas mágicas junto a amigos y el resto de la cuadrilla, que me dan fuerzas para seguir adelante con la tarea de presidir la hermandad. Percibo desde dentro que la gente de las aceras, está deseosa de ver a la cofradía en la calle, algo que confirmo cuando salgo de relevo y no puedo evitar ir a ver al paso de palio como avanza imponente entre los aplausos constantes del público.

Llega el final, contento, feliz, orgulloso del trabajo de toda la Hermandad, toda la cofradía se funde en un abrazo por haber cumplido un año más con nuestros Titulares, cargándonos de energía y ganas para continuar con este sueño que un día lo fue y que cada Domingo de Ramos se nos hace realidad.