Taller de costura de la Hermandad del Cristo de las Tres Caídas
María Ángeles Moya Alarcón
Libro de Semana Santa 2025
Padul, Cuaresma 2025
¿Qué hace especial al taller de nuestra Hermandad? Es un pequeño refugio donde un grupo de mujeres, unidas por la devoción y el amor a su sagrado titular, se dedica a coser con el corazón. Cada tarde de costura, se transforma en una celebración de amor hacia Él, nuestro Cristo de las Tres Caídas. Ellas, con sus benditas manos, logran mantener la ilusión de nuestro niños y niñas, mientras arreglan sus trajes de monaguillos, así como la misma ilusión de los fieles cofrades, mientras se les adapta el traje de penitente para acompañarlo un año más, en su estación de penitencia.
Quiero rendir homenaje a las cuatro valientes integrantes de este taller: tres hermanas y una prima, aunque ellas no necesitan publicar sus nombres, para mí es fundamental reconocer su labor y dedicación a través de estas palabras, Paqui, Toñi, Manola y Ángeles, se convierten cada año en las manos de nuestra hermandad, de nuestra familia.
Este taller de costura, que comenzó hace diez años, no solo se dedica a arreglar trajes de monaguillos, albas o penitentes; en 2018, la Hermandad tuvo el honor de estrenar sus propias dalmáticas, todas confeccionadas por sus manos expertas. Además, hace dos años crearon tres trajes de penitentes para los cargos de la junta directiva y cuatro albas para completar nuestro cuerpo litúrgico. Cada puntada lleva consigo una historia y un profundo sentimiento.
También son los artífices de los faldones que adornan las andas de traslado, utilizados también durante el Vía Crucis. Me gustaría compartir una anécdota conmovedora para mí, Ángeles, con sus 82 años llenos de sabiduría y amor, se dio cuenta de que nuestra mesa de póstula no reflejaba la "categoría" que merecía. Con gran ingenio y cariño, decidió reutilizar antiguos faldones de raso para crear una enagua a medida para esa mesa. Además, confeccionaron los faldones para el paso infantil de la Hermandad y hasta han cosido la túnica que lleva nuestro Caído en miniatura que portan nuestros pequeños en la procesión infantil.
Ellas actúan, incluso en los momentos más complicados, cuando nosotras pensamos que todo está listo y que el señor puede salir a la calle, ellas capirote en mano y preparadas, sacan su aguja e hilo para rematar el cierre del faldón. Esas pequeñas acciones, llenas de dedicación y amor, son las que realmente dan vida a nuestra Hermandad. Cada puntada es un acto de fe, cada costura una oración silenciosa que se eleva al cielo.
Desde estas líneas, quiero expresar nuestro más profundo reconocimiento hacia ellas. No son solo las costureras y modistas de la Hermandad; son el alma que da forma a nuestras ideas. Su entrega y pasión nos inspiran a todos, recordándonos la importancia de la familia y el amor compartido.
Desde aquí, pido al Señor que les conceda mucha salud y fuerza para que siempre estén a su lado, continuando con esta labor tan hermosa y significativa. Que su luz brille siempre en nuestro camino, guiándonos con su ejemplo de entrega y devoción. Ellas son verdaderamente un regalo para nuestra Hermandad y para todos aquellos que tienen el privilegio de conocerlas.