Dentro
de la Historia de Albuñuelas
encontramos un hito fundamental en la llegada de la imagen
del nazareno, según la tradición oral,
llegó acarreado en una montura (hay varias versiones,
depende de quién lo cuente, asno, burro o burra)
llegó aproximadamente entre 1680 y 1727, damos
estas fechas como referencia, la primera, la terminación
de la segunda iglesia cristiana tras la revuelta morisca
y la segunda cuando se firma la escritura para la instalación
del futuro convento franciscano-alcantarino.
Los
porteadores preguntaron a los lugareños
sobre una dirección, pues iban de paso, todo
indica que se equivocaron tomando la ruta por Albuñuelas,
pero al irse la montura no pudo avanzar, la imagen
ganó peso, tanto que reventó al animal
y en vista del “milagroso acontecimiento” la
dejaron en su Iglesia, donde suponemos que fue
consagrada.
Éste fue el primer “milagro” que
realizó, posteriormente vendrían otros,
como secar un olivo, revivir a una niña, sacar
a un preso de la cárcel, traer lluvia o sequia,
que una mujer no lo viese “desnudo”, los
ladrones no pudieron salir con el botín
del templo, etc.
La fe en
esta sagrada imagen ha ido calando de generación
en generación. Las historias que se transmitieron,
unas veces más adornadas que otras, fueron el
comienzo de una fe profunda. Se puede apreciar todavía
cuando después de las celebraciones eucarísticas
acuden los devotos a verlo en su camerino, se despiden
de él con una mirada o una oración. También
en ocasiones especiales se pone en besapiés
o incluso en besamanos o se le realizó un voto
o rogativa, dependiendo del acontecimiento que afectó a
todo el pueblo.
Con motivo de
la litografía de 1900 se le hizo una función
especial, o en 2011 cuando se puso en besapiés durante
la Cuaresma. En la mente de todos los lugareños se
encuentra las salidas extraordinarias (rogativas) con motivos
de las sequias o el día 1 de diciembre de 2013, donde
aparte de una rogativa, se realizó un Vía Crucis
extraordinario para conseguir la indulgencia y bendecir la
nueva saya que le han regalado. Todos estos actos debido
a su cercanía a la imagen ahondan en el ánimo
de los files y ayudan a que se acreciente y se consolide
su fe en Él, los lugareños, repartidos por
casi todo el orbe lo llevan con orgullo y en la actualidad
la Asociación Parroquial que lo venera consigue cada
día más hermanos.
Es usual que a los bebés se les envuelva en su manto.
No existe en cambio práctica de recitar una oración
fija sino que cada familia realiza la suya propia. Si existe,
unas oraciones propias, un septenario, además de algunas
invocaciones.
Sobre la autoría hay divergencias, de la escuela
de Alonso de Mena, es la teoría que actualmente se
mantiene con más vehemencia. Pero sin embargo, no
hay constatación documental.
Hay un sentimiento generalizado, en parte por la hechura
estética que revierte en una devocional interpretación
del hecho bíblico camino del Calvario. Sin embargo,
la imagen presenta una variante, al ir más “girado” que
el resto de los nazarenos.
Anatómicamente la talla presenta un minucioso trabajo
realista, remarcado en las manos, que son de una pieza, los
pies o la mascarilla facial. La talla es única y posee
una humanización según el canon barroco. Peluca
de pelo natural, ojos humanizados, dientes, venas, la ropa,
la actitud, etc., son rasgos que se van sumando para ir conformando
una sagrada imagen impactante, choca ese dolor interno que
se manifiesta externamente por su aptitud y por la corporización
del dolor físico al portar la Cruz.
En sentido devocional la talla realiza una invitación
a contemplar el dolor que sufre, y que se acentúa “milagrosamente” durante
el periodo de Semana Santa al volverse más morada
y al no salir en las fotografías este hecho a pesar
de verlo en directo. También su actitud es una invitación
a llevar esa pesada cruz, le pusieron la madera más
bella y pesada, taracea, para corroborar el sobre esfuerzo
que hizo camino del Calvario.
Es usual verlo vestido de morado. Sus túnicas de
tela enriquecida con bordados primorosos fueron donadas por
gente del pueblo, una de ellas fue donada por una escuela
en 1905.
Queda mucho por decir de una imagen tan querida y venerada,
que poseyó su propia hermandad pero que por diversas
vicisitudes históricas desapareció y en la
actualidad se quiere rescatar su culto. Sin embargo, la sagrada
imagen siempre sale religiosamente en Semana Santa y durante
las fiestas de agosto, momentos muy emotivos, en los que
se reencuentra con “su gente” en la calle y los
fieles le demuestran su gran devoción con las promesas
que se realizan detrás de su trono o con su adorno.
Ánimo a todo lector y lectora a descubrir una de
las maravillas religiosas que presenta Albuñuelas
y se sorprenderá el visitante por el excepcional marco
que acoge a la sagrada imagen, una iglesia conventual franciscano-alcantarina
y un Valle lleno de imponentes rincones.
También existe una obra literaria que recoge toda
la historia de la imagen: ROMERO CASTILLO, Manuel, La Vida
en una Localidad Rural Andaluza de la Edad Moderna: Albuñuelas.
Cofradías y religiosidad, Editorial CSV., Granada,
2008.