Manuel Romero
Castillo
PES del IES Punta del Verde (Sevilla)
Historiador
Sevilla, 17 de enero de 2016
Sevilla
es una ciudad que fue mutando según fue creciendo en excedentes
demográficos. Actualmente cuenta, según el último
censo de 2015, con más de 693.000 habitantes frente
a los más de 237.000 de Granada o los 570.000 de
Málaga.
Su capitalidad de Andalucía la convierte en polo
de atracción y centro de la densa red urbana de
esta región sur de España.
LA CALLE SIERPES
La actual Calle Sierpes se sitúa en el centro de
la ciudad, comenzando en la plaza de la Campana y terminando
en la plaza de San Francisco, donde está ubicado
el Ayuntamiento, un edificio de bella factura plateresca
en piedra.
Esta vía de comunicación es la arteria principal
que duerme la mayor parte del tiempo pero que se colapsa
y bulle de vida cada Semana Santa, cuando todos los pasos
discurren por su ajustado trayecto en carrera oficial.
LAS LEYENDAS Y TRADICIONES
Esta ciudad de amable faz ha ido cambiando según
las necesidades espaciales de su área urbana ha
requerido. Si consultamos obras clásicas sobre las
calles, como por ejemplo la obra de Luis Montoto, quien
nos sumerge en la Sevilla del final del siglo XX, de 1982,
donde se combinan las zonas que nacen con las que languidecen
por desuso.
En su obra La Calle de las Sierpes analiza
el origen de esta calle. Según el autor hay varias
leyendas para denominarla así.
La primera conecta con la estancia del caballero D. Álvaro
Gil de las Sierpes que poseía una solariega casa
en esta zona herencia de sus padres.
La segunda tiene como punto central la
quijada de una serpiente que estaba colgada de una
puerta en las inmediaciones de esta zona y por eso
la nombraron como sierpe.
Estas dos leyendas se completan con otra de tradición
oral que conecta con la presencia de una serpiente
de agua en una fuente, vista por varias personas al
ir a beber de la fuente, situada en la esquina de la
actual calle. Fuente que ha desaparecido pero ha quedado
la denominación en recuerdo del hecho.
Encontramos un azulejo que recoge otra variante a
todas las leyendas y tradicionales orales hasta el
momento
recogidas. El azulejo es la placa con el nombre de
la calle. En él se ve una fuente cuyo caño
tiene forma de serpiente por la que sale el agua.
Sin embargo, ofrezco otra posible teoría,
que entra también dentro de la tradición
oral pero que a diferencia de la anterior sí posee
una evidencia física que la apoya y corrobora.
En una de las múltiples plazoletas ajardinadas que
posee la ciudad podemos encontrar una curiosa obra de rejería.
Un “trabajo de chinos”. Se puede dar perfectamente
esta denominación a la hermosa reja que protege
a una cruz floreada.
El monumento férrico mide más
de tres metros de alto y posee una belleza sin igual. Se
entrelazan sierpes en la base y en las cuatros direcciones
que van a sostener los faroles.
La cruz floreada presenta azucenas, tres, de cada una
sale un clavo. Otras flores son más pequeñas
como margaritas y unos cuantos capullos.
En cada esquina hay figuras humanas. En una de ellas
se puede apreciar un fraile con el libro en una mano
y la
actitud de predicar.