LA OBRA DE TOMÁS
DE KEMPIS, UN JALÓN EN LA APARICIÓN DE LA
FIGURA DE JESÚS CARGADO CON LA CRUZ AL HOMBRO
Manuel Romero
Castillo
PES del IES Punta del Verde (Sevilla)
Historiador
Sevilla, 5 de agosto de 2016
I.-
INTRODUCCIÓN
Este año 2016 es muy significativo para Albuñuelas,
la imagen sagrada de Jesús cargando con la cruz1 cumple 300años2.
Esta fiesta encierra en sí misma un gran descubrimiento.
No podemos pasar por alto el gran valor artístico3 y
espiritual4 que posee la sagrada imagen, ambos aspectos
son un todo común, que nos ayuda a los fieles a
centrarnos en el Evangelio y a llegar a Dios.
Esta idea hoy está clara, sin embargo, no ha sido
siempre igual. Durante la Edad Media, llegar hasta Dios
resultaba casi imposible pues no existía más
que un Dios-Juez5 que impartía justicia, que lanzaba
las plagas contra el ser humano, sobre todo, porque la
visión que se tenía de su figura era de juez
y no de padre. Esta visión de Juez severo se fomenta
desde los tiempos medievales hasta el siglo XV, cuando
aparece una nueva concepción religiosa, la devotio
moderna.
II.- LA REPRESENTACIÓN DE DIOS-JESUCRISTO
La Época Medieval (Románico y Gótico)
es donde encontramos representado a Dios y a Jesús.
Será durante el periodo Románico
cuando se recupere la idea de Dios, pero un Dios Juez,
tal y como aparece en el pantocrátor como el
de San Clemente de Taull (del que ofrecemos a continuación
una reproducción) o de las representaciones
de Jesucristo en la cruz, está por encima
del dolor.
Observamos que Dios está listo para juzgar
al mundo desde su trono. Es un juicio severo y donde
los “cuatro vivientes”, los evangelistas
y los ancianos serán quienes sean testigos
e intervinientes (en algún caso) del
alma que sea juzgada.
En las tres representaciones Jesús clavado
en la cruz, que a continuación se ofrecen,
no es humano sino rey, no aparece tocado por el dolor
sino por la cualidad divina de rey de reyes, de dominador
de toda la creación y coparticipe en
las cualidades de juez severo.
El fiel tenía pocos ejemplos de misericordia
en tiempos medievales, existía la caridad,
pero no la misericordia. La sangre y las llagas,
que son las salvíficas, no tendrán
apenas mención ni reflejo en la vida del
fiel hasta que no aparezca San Francisco de Asís.
Como se aprecia en los crucificados
no hay sangre, ni sufrimiento, no se expresa nada relacionado
con la Pasión y Muerte, más bien es la sobreelevación
sobre todas las cualidades de lo humano.
Cuando aparezca
el dolor y el sufrimiento (contemplación por oraciones
piadosas como el Vía Crucis) cuando empiece a cambiar
la mentalidad del fiel y la forma de la Iglesia de reflejar
la nueva religiosidad.
III.- LA DEVOTIO MODERNA
Podemos definir esta corriente espiritual como devoción
moderna. Tuvo su epicentro en los Países Bajos.
Cronológicamente la podemos situar durante la segunda
mitad del siglo XIV. Fue el religioso Geerte Groote su
principal valedor. Geerte defendía:
El conocimiento de uno mismo.
La
interna lucha para conquistar los bajos deseos, vencer
el orgullo.
Despreciar las cosas temporales
y romper con la avaricia.
Practicar ejercicios espirituales.
Vida
monacal: madrugar, trabajo duro, silencio, su sumisión
y obediencia.
Para expandir esta nueva forma de concebir la religión
creo la Asociación de los Hermanos de la Vida Común.
Orden que se difundió por Europa y tuvo gran influencia,
caló en los humanistas.
IV.- THOMÁS KEMPIS
Y SU OBRA
Fue en la Asociación de los Hermanos de la Vida
Común donde Tomás estudio y se formó.
Desempeñó el cargo de monje copista, dejando
reproducidos cuatro ejemplares de la Biblia. Debemos recordar
que se empleaba mucho tiempo y esfuerzo en realizar un
ejemplar, entre dos y tres años, dependiendo del
miniado, número del volumen, el tipo de letra, etc.
Gracias a su trabajo se pudo costear sus estudios.
Fue a Deventer donde terminó sus estudios en humanidades
y allí fue realizando sus obras, entre las que destaca
La Imitación a Cristo.
En esta obra encontramos una inspiración en el espíritu
ascético y místico que le inspira el amor
de Cristo para con el mundo en que vive. El autor recoge
este testigo, sobre todo, por su amplia experiencia monacal
y pone por escrito los preceptos que los religiosos deben
seguir a lo largo de su vida contemplativa para encontrarse
personalmente con Jesús y salvarse. Esta obra se
difundió como manual de religiosidad entre los seglares
pues los ejemplos que pone se pueden aplicar a la vida
personal de los no religiosos y conseguir la misma meta,
salvarse.
El volumen apareció en latín en 1473 y se
divide en cuatro partes:
Libro I: Consejos útiles para la vida espiritual.
Libro II: Exhortaciones a vivir
vida interior.
Libro III: De la consolación
interior.
Libro IV: Del Sacramento del Altar.
“La Imitación a Cristo” se difundió entre
numerosos autores como Agustín Magaña, Bossuet,
Juan Bosco, Teresita de Lisiex o Voltaire.
Estos personajes los podemos diferenciarlos en ilustrados
como Bossuet y el “irreligioso” Voltaire y
religiosos Agustín, Juan Bosco y Teresita.
V.- FRAGMENTOS
Anímanos a todos a leer su obra, se puede encontrar
en letra humanística, en volumen o en la red en
la siguiente dirección:
KEMPIS, Thomas, De la imitación
de Cristo o menosprecio del mundo, Madrid, 1897
El hombre bueno y devoto primero ordena
sus obras dentro de sí, que las haga de fuera, y no le inclinan ellas
a deseos de viciosa inclinación; más él
trae a ellas al albedrío de la derecha razón
(página 14)
Cuando en el mundo vivimos no
podemos estar sin tribulaciones y tentaciones,
según que está escrito
en Job 10. Tentación es la vida del hombre sobre
la tierra. Por eso cada uno debe tener cuidado, y velar
en oración contra sus tentaciones porque no halle
el diablo lugar de engañarlo, que nunca duerme,
buscando por rodeos a quien tragar. Ninguno hay tan santo
ni tan perfecto, que no sea algunas veces tentado (página
22-23)
Los ojos pon en tí mismo, y guárdate
de juzgar las obras ajenas. En juzgar a otros trabaja
el hombre en vano, y yerra muchas veces, y peca fácilmente;
mas juzgando y examinándose a sí, trabaja
con fruto. Muchas veces juzgamos la cosa conforme a nuestro
apetito, mas perdemos ligeramente el verdadero juicio
por el amor propio (página 25)
VI.- CONCLUSIÓN
Como hemos visto a lo largo de estas páginas Tomás
Kempis tuvo una gran influencia en la mística del
momento y en épocas posteriores pues su obra rompió con
la concepción religiosa que imperaba desde la Edad
Media.
No se conocía demasiado bien a Dios, era más
un ser Todopoderoso terrible, tal y como se refleja en
la visión del fin del mundo del año 1000,
o el Apocalipsis de santo Toribio de Lieba y otras obras
de la época.
La iconografía está comenzando a representar
a Dios y a su Hijo, así que tímidamente habrá un
avance iconográfico. Pero para que se produzca este
avance debe aparecer un nuevo sentimiento religioso que
impulse a los artistas a generar nuevas esculturas de Jesucristo.
El primero que pone en relieve la nueva visión de
Jesucristo fue San Francisco de Asís y su orden.
Los franciscanos sembraron la devoción a las llagas
de Cristo por todo el orbe. También se difunde la
oración piadosa del Vía Crucis.
Se producen leyendas y se consiguen objetos relacionados
con Jesús, el paño, corona de espinas, paño
mortuorio y un largo etcétera, la cristiandad irá dando
culto a las reliquias.
Tomás Kempis pone de relieve la figura humana de
Jesucristo, su amor, y gracias a sus estudios va tejiendo
un mensaje que guie al fiel a unirse con el Creador.
Jesucristo es el nuevo pilar y modelo a seguir, pues hay
una nueva concepción mental
VII.-
BIBLIOGRAFÍA
MANUSCRITOS:
KEMPIS, Tomás de, De la imitación de
Cristo o menosprecio del mundo, Madrid, 1897, se
puede encontrar
en:
ROMERO
CASTILLO, Manuel, “Nuestro Padre Jesús
Nazareno de Albuñuelas”, del mismo autor: “Un
apunte sobre la devoción a Nuestro Padre Jesús
Nazareno de Albuñuelas”, “La túnica
de Padre Jesús Nazareno de Albuñuelas”,
publicados en la página web: www.padulcofrade.com
ROMERO CASTILLO, Manuel, “300 Años para celebrar en Albuñuelas:
Nuestro Padre Jesús Nazareno”, publicados en la
página
web: www.padulcofrade.com
MARTÍN HERNÁNDEZ, Rafael, “Evolución de la representación
escultórica de Jesús Nazareno”, Carrera Oficial, nº 4,
pp.55-58.
Juez Supremo que
también será Jesucristo, un juez que separa a
los buenos de los malos y condena al fuego eterno como se aprecia en los Pantocrátor
y en los tímpanos de las iglesias románicas.