Tres grabados antiguos sobre la Virgen del Rosario
Manuel Romero Castillo
Albuñuelas, 15 de enero de 2025
La Virgen del Rosario es una devoción mariana muy extendida por tierras andaluzas, españolas e hispanoamericanas. Cristóbal Colón y los pobladores religiosos que posteriormente llegaron a América llevaron las devociones españolas a estas tierras.
EL PRIMER GRABADO
El primer grabado ofrece un marco arquitectónico que acoge a la sagrada imagen sobre su peana decorada con hojas de acanto. Recuerda la estructura adoselada y que formarían un espacio propio, a imitación de un camarín, para acoger la sagrada imagen rosariana.
La estructura de estilo barroca posee una sola calle y un solo cuerpo. Entre dos columnas de estilo salomónico que parte de unas basas de hojas de acanto de estilo griego aparecen los fustes de las columnas enroscadas y lisas, su movimiento está continuado con guirnaldas de flores que llegan hasta el capitel. Termina sobre su entablamento de estilo clásico que formar parte de la cornisa de sinuoso contorno. Como remate de la estructura aparecen dos ángeles alados sosteniendo lámparas que bajan para iluminar la bella imagen.
El gusto por la decoración vegetal lo encontramos a los pies de la imagen, aparecen hojas y tallos a un lado y al otro que bajan para formar un espacio para la cartela con un mensaje.
¿Cuál es el pensamiento que esconde este grabado? Era usual que para que las poblaciones que no sabían leer ni escribir se hicieran imágenes piadosas impactantes, que conmoviese a quien la miraba. Los grabados fueron una técnica para transmitir el mensaje religioso en una época donde no existían las fotografías ni los medios digitales.
El grabado que analizamos se puede encontrar en Internet, por desgracia no tenemos la otra parte de la cartela donde habría texto e información necesaria para su análisis.
Cuando un fiel cristiano ingresaba en las Cofradías del Santo Rosario obtenía una serie de gracias e indulgencias. El grabado recoge que quien ore ante la imagen ganaba 40 días completos para aplicarlos a las manchas de su pecado, hay que recordar que el cristiano es pecador de palabra, obra u omisión, y que después de pasar por el acto de fraternal reparación queda una mancha, está se acumula y sale después de la muerte, en ese momento el alma no pasa directamente al cielo, antes, queda en las “cárceles del purgatorio”, espacio donde se purgaba, se limpiaba el alma, en este momento la acumulación de indulgencias afectaba a esos días penantes y se acababan antes. Está mentalidad es la que se esconde en la frase de la cartela.
Otro dato es quién puso la indulgencia a disposición de los fieles cristianos, el obispo, quien era poseedor de este encomendado esfuerzo para ayudar a su rebaño a llegar muy preparado ante el Juez Divino.
También destaca la persona que costeo la obra, en la época, no era barata, hacía falta un artesano o más de uno para realizarla.
EL SEGUNDO GRABADO
El siguiente grabado encontrado dentro de los fondos de la Biblioteca Nacional de España 1. Presenta una estructura fingida paga acoger el monumento a la Virgen del Rosario, aparece en medio del campo, al fondo las montañas, a la derecha un edificio que es una ermita, silueteada.
La sagrada imagen aparece sobre una sólida estructura de varios pisos, que van encogiendo los pisos hasta servir de soporte para el arranque de la aureola de rayos coronados por la cabeza del angelote y la cruz. A ambos lados aparecen ángeles musicales 2, uno posee una guitarra pequeña, el otro una zurna. Debajo de la imagen aparece la siguiente leyenda:
La Villa de Dosbarrios es un pequeño pueblo toledano que posee una bella ermita a las afueras de su población, que acoge a la sagrada imagen.
El grabado tuvo dos fases, la primera, Antonio Jaén lo dibujó y P. Marí lo grabó en el papel.
EL TERCER GRABADO
Analizamos a continuación el tercer grabado que se venera en la iglesia parroquial sevillana de Santa Catalina en la calle Alhóndiga 3. El grabado se hizo en 1785, lo mandó retocar Je Mz en 1815.
La imagen posee bastante ropaje, muy al gusto de las modas del siglo XVIII. Las mangas poseen encajes, y su vestido es en varias capas. El manto es sencillo y corto, poco voluminoso.
El templo religioso, donde descansaba la escultura de bulto redondo, se hizo en el siglo XIII y si comparamos con la imagen de la Virgen actual posee los mismos rasgos. Seguramente tomaron de modelo a la imagen, pero adaptada a los gustos aristocráticos del siglo XVIII.
La sagrada imagen está rodeada del aura de la gloria de Dios, nubes con cabezas de angelotes. Está sobre una peana y posee la media luna que aparece en las letanías lauretanas que se le decían en latín en sus celebraciones.