Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 21 de abril de 2020
Hoy nueva
entrega de la recopilación hecha por Padul Cofrade
de algunos de los muchísimos relatos y leyendas relacionados
con las imágenes de Cristo. Intentamos con esto ayudar
a pasar las horas de confinamiento a las que nos vemos obligados
y de paso conocer distintos aspectos relacionados con la
religiosidad en distintas zonas del mundo.
En esta ocasión seguimos con la leyenda del Cristo
de las Aguas.
Leyenda
del Cristo de las Aguas de Toledo
Allá
por la segunda mitad del S XVI, en un día
normal en el que los pescadores a las orillas del
Tajo, trabajaban llenando sus redes, para de esa
forma luego poder venderlos en la ciudad. Estando
pescando junto a la presa que existía cerca
del puente de Alcántara y que encauzaba la
corriente hacia los molinos del artilugio de Juanelo,
vieron que se deslizaba por encima del agua flotando
una gran caja de madera de tosca apariencia. La
gran curiosidad que los inundó en poco tiempo
y las ganas de encontrar algún tipo de objeto
de valor los llevó a querer atraer hacia
ellos la caja, pero sorprendiendo a todos comprobaron
que la caja cuando ellos se acercaban, esta se alejaba
más haciendo vanos sus intentos de sacarla
del agua, como si estuviera dirigida por alguien,
la caja cuando se acercaban a ella se pasaba inmediatamente
a la otra orilla.
Pronto
corrió la voz por la ciudad del extraño
suceso, ya que algunos de los azacanes que buscaban
agua en el río, se encargaron de ir contando
el extraño suceso a todo el mundo con los
que se cruzaban. De esta forma tanto como para comprobar
la veracidad de lo contado, otros para burlarse
de los que creían medio locos y todos por
curiosidad bajaron al río juntándose
en dicho punto una multitud de toledanos.
Cuando
las noticias llegaron a las autoridades para disuadir
el tumulto se acercaron con los alguaciles, corroborando
el milagroso hecho. De esta forma se mandó
avisar a las autoridades religiosas, quienes rápidamente
acudieron al margen del río precedidas de
una cruz con todas las cofradías y hermandades
de Toledo detrás, cada una con sus insignias,
pendones y estandartes.
Cristo
de las Aguas en la Iglesia de la Magdalena.
Fotografía de estudio de Abelardo Linares.
Como
era costumbre en nombre de Dios procedieron a interrogar
a la caja, preguntándole “que quería
y a que venía”. Cada congregación
fue haciendo la pregunta, pero ninguna obtenía
respuesta hasta que llegó el turno a la cofradía
de la Vera Cruz , que cuando realizó la pregunta
por el Hermano Mayor, la caja se acercó a la orilla
donde estaba situado este, en ese momento varios alguaciles
entraron al agua para sacarla y se volvió a alejar,
en cuanto se alejaron la caja se situó de nuevo
en la orilla del Tajo, de esta forma dos cofrades de Vera
Cruz sacaron la misteriosa caja del agua, dos padres Carmelitas
la abrieron y encontraron en su interior un crucifijo
con un rotulo, alzo el crucifijo para que todos lo vieran
mientras que leía el rotulo “Voy destinado
para la Santa Vera Cruz de Toledo”.
Un gran alboroto se apoderó de
todos los presentes, quienes improvisaron una solemne
procesión con todas las cofradías y sus
símbolos delante y la última la de Vera
Cruz con su nueva imagen seguidas de las autoridades civiles,
mientras todos entonaban cánticos de honor a Dios
y a su Hijo representado en aquella imagen sacada de las
aguas de Tajo, dirigiéndose a la iglesia del Convento
del Carmen calzado donde se colocó el crucifijo
en un altar. Llamándolo por los toledanos “El
Cristo de las Aguas”.
Cristo de la Aguas en los años
20 del siglo XX en la Iglesia de la Magdalena. Foto Rodríguez.