LEYENDAS
(08). LEYENDA DEL CRISTO DE LOS GASCONES (SEGOVIA)
Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 27 de abril de 2020
Hoy nueva entrega de la
recopilación hecha por Padul Cofrade de algunos
de los muchísimos relatos y leyendas relacionados
con las imágenes de Cristo. Intentamos con esto
ayudar a pasar las horas de confinamiento a las que nos
vemos obligados y de paso conocer distintos aspectos relacionados
con la religiosidad en distintas zonas del mundo.
En esta ocasión
seguimos con la leyenda del Cristo de los Gascones (Segovia).
Leyenda
del Cristo de los Gascones (Segovia)
A veces
las leyendas con sus inevitables dosis de verdad
y fantasía, influyen tanto en la vida y en
la historia que configuran nuevas realidades.
La extraordinaria
llegada del Cristo de los Gascones a Segovia, fue
el origen de una serie de transformaciones que sin
este hecho no hubieran sido posibles.
"En
el período comprendido entre la repoblación
(1) de la ciudad y fines del siglo XIII, Segovia
adquiere, en rasgos generales, la configuración
que actualmente tiene; las iglesias románicas
ya se han alzado y los barrios se han ido formando
a su alrededor" (2).
En torno
a la ermita de los Santos Justo y Pastor y la iglesia
de El Salvador, al S. E. de la ciudad, en las lomas
de "El Cerrillo", extramuros, quedó
establecido un arrabal, fundamentalmente definido
por gentes que vivían del "tráfago
y obraje de los paños" (3). Industria
que sin otra alternativa que la de seguir las rutas
del agua, en esta zona se alimentaba de la "cacera
madre" del Acueducto (4). Y estas gentes, trabajadores
de "uñas azules" (5), contestatarios
frente a los "buenos burgueses, instalados
y honrados" (6) de la zona alta y amurallada
de la ciudad, van a ser testigos hacia comienzos
del siglo XIII, de un acontecimiento que sin duda
alguna, despertará el fervor popular, pues
"dicen personas muy antiguas desta Ciudad que
oyeron decir a sus pasados" (7) que "una
compañia de Gascones y Alemanes uvieron fuera
destos Reynos un Christo, con una esquila, o campana
pequeña y fue tanta la devoción que
todos le cobraron que cada uno le queria para si.
Pues como les fuere forzoso el salir de aquella
tierra donde se hallaban, deseando todos llevar
consigo esta devota Imagen, quisieron saber la voluntad
de Nuestro Señor donde era servido le llevasen.
Para esto se juntaron todos y vinieron en un acuerdo
y parecer, que se le hiziese una caxa en donde le
meter y se buscase una yegua a la qual le sacasen
los ojos y le pusiesen en ella, y que puesta en
camino, donde esta yegua llegase y parase, quedase
alli el Christo y ellos todos en compañia
y guarda del. Y es tradicion muy antigua y recibida
en esta Ciudad heredada de padres a hijos, que puesta
la yegua sin ojos en camino, y sobre ella la caxa
con el Christo, y la esquila al cuello de la yegua,
anduvo la yegua muchos dias sin parar por diversas
partes y los Gascones y Alemanes en su seguimiento,
hasta que entro en España y vino a parar
a esta ciudad de Segovia. A donde, paro por la iglesia
de San Salvador, entro por una puerta y saliendo
por la otra, camino de la calle abaxo, y vino a
parar a la iglesia de Sancti Justi, que entonces
era ermita y entrando en ella se arrodillo junto
a un poyo, y acostandose hacia el con la caxa del
Christo, rebento alli por medio. Viendo los Gascones
el prodigioso caso, entendieron todos, era la voluntad
de Nuestro Señor, se quedase en aquella Yglesia
esta Santa Imagen de Christo Redentor".
Escena
de "Misterio del Cristo de los Gascones".
Iglesia
de los Santos Justo y Pastor
"Procuraron tambien de quedarse
todos en Segovia, en compañia y guarda del Santo
Christo. Y porque los Gascones se apartaron a vivir todos
juntos baxo desta yglesia, hazia la plaza del Azoguejo,
vienen a esta Ciudad a llamar aquella calle, la calle
de los Gascones, y hasta el dia de hoy repite este nombre
aunque algún tanto corrompido el vocablo, le llaman
al presente Cal de Gascos. Y porque los Alemanes se apartaron
a vivir juntos, junto a esta Yglesia, hacia la baxada
donde el día de oy esta el palacio y casa de las
Plagas, vinieron a llamar los segovianos al arroyo que
pasa por alli cerca, el arroyo Aleman, y hasta el dia
de hoy retiene este nombre".
La tradición católica
está muy presente en las leyendas serranas e historias
de sus estribaciones.
Estado del lienzo después de la restauración
realizada por Paloma Sánchez.
"La esquila o campana pequeña
que traxo al cuello la yegua, se puso en la torre de la
iglesia de Sancti Justi, y por diversas veces se ha quebrado:
y añadiendo siempre metal campanil la han hecho
mayor de lo que era. Dicen personas ancianas desta Parrochia,
que todas las veces que alguna muger esta en peligro de
parto, y tañe esta campana a parto, libra Dios
milagrosamente a la madre de semejante pelígro
y sale a la luz la criatura" (8).
La imagen que allí llegó
y que aún se conserva en esta iglesia, es la figura
en madera policromada de un Cristo de brazos articulados,
movilidad que le serviría para poder representar
la ceremonia del Descendimiento. Junto a estas características,
observamos en su talla dos pretensiones bien diferentes,
los rasgos ideales del rostro que muestra una serena belleza
y actitud, invadidos del espíritu gótico,
se contraponen a un cuerpo todavía románico
que manifiesta su esquematismo y rigidez en los surcos
de las costillas, los pectorales en esclavina y el paralelismo
y simetría de los pliegues de la vestidura.
Valorable más por su función
y contenido religioso que por sus méritos artísticos,
esta imagen despertó tan devoción y veneración
popular por su "extraño y prodigioso caso"
(9) que a partir de ese momento, la ermita de los Santos
Justo y Pastor va a sufrir una serie de transformaciones,
como ya anunciábamos, en su estructura y ornamentación
que la van a convertir artísticamente hablando,
en una de las iglesias más importantes de la ciudad.
Se construye entonces la torre, en cuya base se instala
una capilla para albergar al Cristo.
Capilla, cubierta con bóveda de
crucería y que viene a ser por la talla de su portada,
junto a la iglesia de San Millán, uno de los escasos
ejemplos en la ciudad de escultura aplicada al tímpano.
En él, se representa una iconografía ligada
al tema de la muerte, contenido íntimamente relacionado
con la imagen del Cristo. Así, policromadas y en
el interior del tímpano, aparecen la figura de
Santa Elena, madre de Constantino emperador y fundador
de Constantinopla, adornada con la corona y el manto imperial,
portando en su mano un pomo, al igual que las otras dos
damas que la acompañan. Junto a éstas, la
figura del obispo Macario (10), sentado en silla de tijera,
presencia la escena que en definitiva viene a ser la visita
de la emperatriz al Santo Sepulcro, aquí representado
sobre arquerías y cubierto por un arcosolio que
a su vez cobija una cruz de tipología visigoda.
Rematando la escena, un ángel esparce incienso
sobre el túmulo. Estas imágenes, posteriores
al Cristo, llevan consigo una serie de avances estilísticos,
aunque su estructura en sí sea aún románica;
el movimiento de los plegados de la Santa, el del propio
incensario, la blandura de la talla y expresión
de los rostros así como la incipiente comunicación
entre algunas de estas figuras, nos hablan de ese espíritu
natural e idealista a la vez, con el que empieza a caminar
el estilo gótico.
Cristo de los Gascones
Una archivolta plana, rematada con el
taqueado jaqués, enmarca finalmente la escena.
En ella y siguiendo la temática anunciada, aparece
una máscara de cuya boca salen dos tallos que entrelazan
en sí mismos para luego, tras el recorrido a lo
largo de toda la archivolta, regresar a la citada máscara,
introduciéndose de nuevo por sus orejas. Estos
tallos y la máscara de donde parten y a la cual
regresan, vienen a representar "la realidad de la
tierra, que engendra todos los seres, los alimenta y,
tras la muerte, los recibe de nuevo en su seno" (11).
A estas novedades arquitectónicas
y escultóricas, han de añadirse las pinturas
del ábside, bóveda del presbiterio e intradós
del arco triunfal, realizadas en un estilo "rudo
y expresivo, de carácter popular y de notoria influencia
oriental, recibida a través de biblias y beatos
mozárabes" (12). Y si anteriormente hablábamos
de una temática influida por el carácter
de la imagen del Cristo y por tanto relacionada con la
muerte, de nuevo el contenido no varía: la Santa
Cena, el beso de Judas, el Prendimiento, el Calvario y
el Descendimiento, son los motivos que dominan en estos
frescos, amén del Pantocrátor rodeado por
los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, la figura del
Cordero y otras desnudas entre las que destacan Adán
y Eva tentados en el Paraíso. Animales como peces,
aves e incluso un elefante, completan el conjunto de figuras
representadas.
La iglesia, así enriquecida, fue
centro de atención y devoción en muchos
siglos; allí en el mes de julio de 1530 recibió
el bautismo San Alonso Rodríguez, mercader de paños,
que, "habiendo pasado por el trance de ver morir
a su esposa y a sus hijos, alcanzó, como coadjutor
de la Compañía de Jesús, las cumbres
de la santidad." (13).
Cercana a esta fecha y a juzgar por el
estilo artístico, gótico final, aparece
en el presbiterio la escultura en alabastro de un caballero
que de rodillas lee un libro; ataviado según la
moda de los Reyes Católicos, en el muro del fondo
del arcosolio que le cobija podemos leer "Aquí
está sepultado Pedro de Avela, oficial y criado
de sus altezas al rrey don Fernando y la rreina doña
Isabel". Emparentada en estilo con la sepultura de
Beatriz Pacheco del Monasterio del Parral, junto a ésta,
ha de considerarse como una de las obras de mayor calidad
escultórica de la ciudad de Segovia.
A las transformaciones espirituales y
materiales hasta aquí vistas, hemos de añadir
el asentamiento de la compañía de Gascones
y Alemanes que custodiaron al Cristo; su presencia además
de dar nombre a una calle (de los Gascones) (14) ya un
arroyo (Alemán (15), fue foco de atracción
para los emigrantes que del norte de la Península
llegaron a Segovia atraídos por el comercio e industria
de la lana que impulsaron con tal ahínco junto
al resto de los pobladores de la zona, convirtiéndola
en los siglos XVI y XVII en lugar de residencia de los
más ricos fabricantes de paños de la ciudad.
Pero todos estos hechos pertenecen al
pasado y hoy el barrio del Salvador es uno de tantos,
sin especial significación en el conjunto de la
ciudad; sólo la iglesia de San Justo, donde sigue
permaneciendo la imagen del Cristo al que nos hemos referido,
tras un largo período de abandono, ha vuelto a
adquirir notoriedad gracias al descubrimiento (16) y restauración
de sus pinturas y a los conciertos que aprovechando la
belleza de las mismas se celebran allí anualmente,
con motivo de la Semana de Música de Cámara.
El Cristo, sustituida su caja por una
urna barroca de paredes de cristal, permanece inmóvil
hasta el período de Semana Santa, en que es sacado
en la procesión del Viernes por los miembros del
Colegio de Abogados de la ciudad, Cofradía de la
que el Cristo es su Santo Patrón.
Autora:
DÍEZ GONZÁLEZ, Soledad
Bibliografía:
Fecha de repoblación, 1116 y 1117.
RUIZ HERNANDO, A.: La arquitectura civil de estilo románico
de la ciudad de Segovia. Segovia, 1973, pág.
6.
RUIZ HERNANDO, A., op. cit., pág. 8.
GRAU, M.: Polvo de Archivos (Industria de paños).
Segovia, 1973, pág. 7.
RUIZ HERNANDO, A.: Historia del urbanismo en la ciudad
de Segovia del siglo XII al XIX, tomo I, Madrid, 1982,
nota 13, pág. 53.
GONZÁLEZ HERRERO, M.: Segovia. Pueblo, Ciudad
y Tierra. Horizonte histórico de una patria.
Segovia, 1980, pág. 187.
Ibidem.
VERA, J.: "Piedras de Segovia", en Estudios
Segovianos, 1950, pág. 625, nota 382.
VERA, J., op. cit., págs. 625 y 626, nota
382. Transcripción de la Historia de San Frutos,
escrita en el siglo XVI por el Licenciado Calvete, cuyo
original se encuentra en el Archivo de la Catedral de
Segovia, libro 4º, fols. 255 v. a 257 v.
VERA, J., op. cit., pág. 625.
REAU, L.: Iconographie de l'art chrétien,
tome III. Iconographie des saints, tome II, G-O., París,
1958, págs. 633-635.
MARQUES DE LOZOYA: Las pinturas románicas
en la iglesia de San Justo de Segovia, Segovia, 1970,
pág. 13.
MARQUFA5 DE LOZOYA, op. cit., pág. 7.
GONZÁLEZ HERRERO, M., op. cit., pág.
176. "Directamente relacionada con los asentamientos
de inmigrantes vascos en Segovia está la calle
de Gascos... y la clásica casa de los Gascones,
románica, muy cercana al Acueducto, en la calle
actual de Ochoa Ondátegui, en el antiguo lugar
ocupado por la iglesia de San Antolín".
GONZÁLEZ HERRERO, M., op. cit., pág.
179.
"Además de la colectividad francesa de San
Martín, hay entonces otro grupo transpirenaico:
el núcleo de alemanes establecidos en el Cerrillo
del Salvador y cuya presencia dio nombre al arroyo Alemán,
formado por los sobrantes de aguas de las huertas y
casas de aquella colación. Este arroyo, que hoy
discurre subterráneo, bajaba del Cerrillo, cruzaba
por la vaguada del Azoguejo y buscaba el Clamores en
San Millán" .
MARQUES DE LOZOY A, op. cit, pág. 9. "Comenzaron
a aparecer pinturas al caer los revocos del muro en
que se abre el arco triunfal... El descubrimiento nos
hizo pensar que posiblemente habría también
pinturas en el ábside y en la capilla mayor.
Se nos ofrecía un problema grave, pues era preciso
desmontar la máquina barroca del retablo, sin
seguridad ninguna de algún hallazgo que compensase
el riesgo, pero al cabo nos decidimos a correr la aventura.
El resultado nos dejó deslumbrados... Vino a
aumentar nuestro alborozo la opinión de don José
Gudial, que acudió a Segovia al tener noticia
del descubrimiento y que estimó lo descubierto
como uno de los conjuntos más importantes de
pintura románica en España, capaz de compararse
con Tahull, Maderuelo, San Baudilio de Berlanga y San
Isidoro de León".