LEYENDAS
(12). LEYENDA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO. HERMANDAD
JESÚS NAZARENO DE LOS PADRES CAPUCHINOS DE CARTAGO
(SAN JOSÉ, COSTA RICA)
Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 1 de mayo de 2020
Hoy nueva entrega de la
recopilación hecha por Padul Cofrade de algunos
de los muchísimos relatos y leyendas relacionados
con las imágenes de Cristo. Intentamos con esto
ayudar a pasar las horas de confinamiento a las que nos
vemos obligados y de paso conocer distintos aspectos relacionados
con la religiosidad en distintas zonas del mundo.
En esta ocasión
seguimos con la leyenda de Nuestro Padre Jesús
Nazareno. Hermandad Jesús Nazareno de los Padres
Capuchinos de Cartago (San José, Costa Rica).
Leyenda
de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Convento de los Padres Capuchinos de Cartago
(San José, Costa Rica)
Una leyenda
supone que se encontraron cabeza y mano detrás
de un altar sin saberse jamás quién
pusiera allí ambas cosas, parece que en fechas
coloniales había urgencia de un Nazareno
para las procesiones de Semana Santa. El tiempo
era corto y los fondos escaseaban. Los apuros del
padre Capellán de entonces eran bastantes
y visible su tristeza al no poder conseguir lo que
deseaba. De pronto, sin saber cómo, ni quién
la trajera, una cartulina llegó al poder
del capellán firmada por una monja, en la
que se le decía que detrás de cierto
altar había
lo que deseaba. El padre capellán no encontró
otra cosa que las piezas actuales del Nazareno.
Es corriente
entre la gente no poder permanecer algún
rato contemplando al santo, se apodera de ella cierto
miedo y se retira con ligereza.
Después
del terremoto de 1910 ocupa el Nazareno un altar
magnífico de estilo gótico construido
en los talleres del convento bajo la competencia
del capuchino Fray Federico de Barcelona y con limosnas
recogidas por la Hermandad Jesús Nazareno.
Nuestro
Padre Jesús Nazareno.
Convento de los Padres Capuchinos de Cartago.
(San José, Costa Rica)
Convento de Los
Padres Capuchinos, “La fe en Jesús Nazareno”
La imagen de Jesús Nazareno,
antes del Terremoto de 1910, estaba situada en un hermoso
altar artístico, de estilo corintio, los planos
los había diseñado el P. Santiago Páramo,
jesuita, y fue obsequiado por doña Dolores Jiménez
de Sancho.
La cabeza y las manos de la imagen son de madera y ante
el desconocimiento de su procedencia, la belleza y perfección
de la escultura, las leyendas han llegado hasta nuestros
días.
Cabe señalar que esta imagen tiene una quimera:
• Una de las leyendas que se comenta es que el capellán
de la Iglesia deseaba contar con una imagen del Nazareno
para que presidiera las procesiones de la Semana Mayor,
pero la pobreza era grande y él no se atrevía
a endeudarse, cuando recibió una carta de manos
de una religiosa en la que de manera escueta decía
que lo que tanto deseaba lo encontraría tras un
determinado altar de la iglesia y allí, efectivamente
encontró las manos y cabeza de la efigie. La religiosa
era de ojos verdes, pelo castaño y de piel tersa.
Y, cuando fue a buscarla no la encontró y decidió
visitar un convento y le atendió la Madre Superiora
y este le explicó la situación y la monja
le respondió “La hermana a quien usted
busca tiene un año de haber fallecido”.
Razón por la que regresó al templo y se
inclinó frente al Altar Mayor y dijo: “Dios
Mío: Gracias por hacer este milagro y por darnos
una imagen tan bella de tu Hijo”.
Se desconoce cuándo esta imagen del Nazareno comenzó
a utilizarse en las procesiones de la Semana Mayor. Empero,
se conoce que en 1917 existía un grupo de hombres
conocidos como “Portantes de la Imagen del Nazareno”
y que en 1918, el Superior del Convento, Fray Dionisio
de Llorens, fundó “La Asociación de
Caballeros de Jesús Nazareno”, cuyo objetivo
era acompañarla Procesión del Silencio –
o como se le conoce en San José, la del Prendimiento
–con su imagen respectiva. Este grupo no tenía
uniforme pues solo utilizaba una especie de turbante en
la cabeza.
El número de asociados fue creciendo de manera
paulatina y se transcribe textualmente lo publicado en
“El Heraldo Seráfico” en 1921:
“La Semana Santa ha sido celebrada con toda solemnidad
y piadoso recogimiento, tanto en Cartago como en otras
poblaciones. Debemos hacer mención especial a “La
Asociación de Caballeros de Jesús Nazareno”
establecida en la iglesia de los Padres Capuchinos, a
cuyo religioso entusiasmo se debe el esplendor que revistieron
las actividades por ella organizadas”
Ignoramos la fecha exacta – escriben Fray Isidoro
de Mezquiriz, Jorge Guzmán e Isaías Aguilar
(QdDg) en la Antología Inédita de dicha
orden – en que la Asociación pasó
a llamarse “Hermandad de Jesús Nazareno”,
no obstante, el señor Benito Morales (QdDg) quien
fuese socio fundador contaba el éxito logrado por
la Asociación estimuló al P. Pelegrín
de Mataró y a Fray Federico de Barcelona ha transformarla
en simulacro de Guardia Romana y que debidamente consultada
la historia acerca de la indumentaria de los soldados
romanos se funda esta Hermandad que a la fecha lleva 85
años de evangelización.
Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Convento de los Padres Capuchinos de Cartago.
(San José, Costa Rica)
En el año de 1942, el Director
del Convento y, por ende, Director dela Hermandad señala
en una de sus memorias que en dicha Semana Santa hubo
asistencia de, al menos, un centenar de miembros, quienes
con gran devoción estuvieron presentes en las procesiones
y sobre todo dieron una solemnidad, pocas veces vista,
en esta localidad.
El 28 de diciembre de 1954 falleció Fray Dionisio
de Llorens y en su lugar llegó a la Hermandad,
como asesor espiritual, Fray Agustín de Barcelona
y en una de las Asambleas Generales propuso el deseo de
fundamentar jurídicamente a la Hermandad y sacar
de ella un rendimiento mayor a favor del bien espiritual
de los asociados, elevando con ello, la Hermandad a Cofradía
de la Pasión. Moción que fue aceptada por
todos sus miembros.
Y efectivamente
el 1 de julio de 1956 fue aprobado el nuevo reglamento
– redactado meses atrás por la Junta
Directiva-por Monseñor Rubén Odio
Herrera, Arzobispo de San José, y el 27 de
septiembre del año mismo se erigía
canónicamente la Cofradía de la Pasión,
afiliada a la Archicofradía de la misma en
Roma documento rubricado por el Pbro. Pablo Luis
de Jesús Crucificado, Secretario dela Casa
de Retiro de San Juan y San Pablo. Sobre esta imagen
se tienden las siguientes quimeras:
Los autores
de la memoria señalan: ”Lo cierto
es que el semblante de la imagen irradia profunda
tristeza, su mirada brillante y conmovedora refleja
dolor, tristeza, amargura y su demacrado rostro
descubren la perfidia humana que se acervo en Jesús
de Nazareth”.
Y, además: “La cabeza y las manos
del Nazareno son de madera así como su belleza
y perfección la hacen una de las imágenes
más veneradas de nuestra iglesia”.
“Muchas son las personas que se acercan a
venerar esta imagen y a pesar de que se subyugan
ante las anotadas características, pronto
se sientan invitadas al recogimiento, la oración
y la piedad”, señala don Jorge Guzmán
Loria.
Esta imagen – según el analista Jorge
Guzmán – presenta mucha expresividad
en sus ojos, cejas altas, mirada profunda , bigote
corrido – no como otros nazarenos que tienen
una separación – , barba en boluto,
cabellera larga semi-rizada, boca entreabierta,
aunque más cerrada que otras esculturas y
además, pómulos definidos en lo que
a gestos de dolor se refiere.
Mientras tanto, Elías Zeledón en su
libro Imágenes Costarricenses compila un
artículo de la Prensa Libre del 25 de marzo
de 1961 escrito por José Antonio Zavaleta
que destaca la belleza de esta escultura y la suntuosidad
con que en Cartago se conmemora la Procesión
del Silencio.
“La Semana Santa en Cartago es la más
notable. El Divino Nazareno – el de la túnica
de múrice rica en filigranas de oro y seda
– parece mirar a quienes se postran a sus
pies custodiados por su guardia romana que engalana
su belleza”, finaliza un fragmento de
este comunicado.
Nuestro
Padre Jesús Nazareno.
Convento de los Padres Capuchinos de Cartago.
(San José, Costa Rica)
El Nazareno permanece en un Altar que
fue construido después del terremoto de 1910. En
el primer altar que ocupó esta Imagen fue una obra
de gran valor artístico habiendo sido obsequiado
por Doña Dolores Jiménez de Sancho. Su estilo
corintio, fue sometido bajo los planos del Padre Santiago
Páramo, más adelante, Jesuita notable y
profesor del Colegio San Luis Gonzaga. El Padre Páramo,
estudiante entonces en Guatemala, invitado por su condiscípulo
Don Manuel Vicente Jiménez, levantó estos
planos que luego fueron puestos en manos de un notable
ebanista, Don Ramón Rivera quién lo construyó
totalmente. El dorado fue puesto con lámina de
oro por Don Ramón Gallardo. La obra terminada,
siempre se consideró notable en su género
y muy superior a cuantas había entonces. El terremoto
del 4 de mayo de 1910 terminó con esta obra escultórica.
Actualmente ocupa el Nazareno un altar magnífico
de estilo gótico, construido en los talleres del
Convento bajo la competente dirección del Capuchino
Fray Federico de Barcelona y con limosnas recogidas por
la Hermandad de Jesús Nazareno, de la que era su
Presidente Don Francisco Céspedes.
La Imagen del Nazareno es atendida durante todo el año
por un grupo denominado Comité de Apoyo dela Virgen
de los Dolores, el cual se encarga de darle el mantenimiento
correspondiente, tal como limpiar el altar, cambiarle
los vestidos durante todo el año, además
de confeccionarle las túnicas ya sea que se compre
la tela o por donación, este Comité atiende
también a la Virgen de los Dolores.
En relación con el traje blanco que utiliza el
Viernes Santo señala que este traje tiene unas
dos décadas y fue donado como parte de un exvoto.
Mientras tanto su resplandor fue donado perla Familia
Del Valle y ellos se encargan desde hace más de
cinco décadas de dar mantenimiento gratuito a este
resplandor. Hay quienes señalan que esta obra fue
tallada allá por 1890 por el escultor costarricense,
Serapio Ramos y esta afirmación es reiterada en
escritos inéditos del Padre Walter Howell.
En el año de 1942, el Director del Convento y,
por ende, Director de la Hermandad señala en una
de sus memorias que en dicha Semana Santa hubo asistencia
de, al menos, un centenar de miembros, quienes con gran
devoción estuvieron presentes en las procesiones
y sobre todo dieron una solemnidad, pocas veces vista,
en esta localidad. Desde esas fechas se inició
– según Alejandro Acevedo Meneses, encargado
de la decoración del huerto en este templo –
esta tradición de hacer un huerto diferente cada
año. “Como usted puede ver la imagen que
se utiliza es la misma que se lleva el día del
Prendimiento y el Santo Encuentro En los últimos
años – agregó – se ha omitido
la figura del Ángel dela Confortación para
darle mayor revestimiento al Cáliz y, por ende,
a Jesús Nazareno”, finalizó.