En
Cedeira está el santuario de San Andrés
de Teixido. San Andrés, que veía
como a la tumba de San Yago iban grandes peregrinaciones
mientras que a él nadie venía
a visitarle, paseaba melancólico sus
soledades. Un día se encontró
con Nuestro Señor Jesucristo que venía
a visitarle y éste le preguntó:
"¿Cómo es que estás
tan triste?" San Andrés le
respondió: "¡Ay mi señor!
A pesar de que yo también hago milagros
como Santiago nadie se acerca por estos parajes
y está mi santuario vacío".
El Señor le miró y sonriendo le
dijo: "No has de ser menos que Santiago.
Te prometo que todo el mundo pasará al
menos una vez en la vida por tu santuario"
"Muchas gracias, Señor pero ¿cómo
será eso posible?" "Porque
todo aquel que en vida no viniere, tendrá
que pasar por aquí después de
muerto". Por eso nadie molesta a los
animalitos que andan por los senderos del santuario,
porque dice la leyenda que ellos llevan las
almas de los que no peregrinaron en vida.
San Andrés de Teixido (Cedeira, La Coruña).
San Andrés de Teixido (Cedeira,
La Coruña).
Historia
de San Andrés de Teixido
Lo primero es la historia de San Andrés de
Teixido, pero la oficial, que para leyendas siempre
hay tiempo. La iglesia de peregrinación existe
desde el siglo XII, cuando fue propiedad de la Orden
de Malta, bajo la protección de los condes
de Trava. En 1196 pasó a manos de la Orden
de San Juan de Jerusalén. Tiempo después
se hizo con ella la familia Andrade de San Sadumiño.
Y el edificio actual parece datar del siglo XVI, aunque
debieron ser obras más que largas, porque también
presenta vestigios de los siglos XVII y XVIII. Según
por donde lo mires es gótico o renacentista.
Fue construido y después reconstruido, y reparado,
aprovechando períodos de bonanza económica,
al margen de todas las reyertas posibles entre los
clérigos y la familia Andrade a la hora de
cobrar los diezmos.
Un clérigo, conocido como el Padre Sarmiento,
hace referencia a la iglesia de San Andrés
de Teixido en 1703 como algo muy poco relevante. Claro,
no decía que la pequeña iglesia está
construida sobre los acantilados más altos
de Europa. A un lado, la escarpada Sierra de A Capelada;
al ¡otro, al fondo en el valle, el pequeño
caserío de Teixido; y luego, a 140 metros sobre
el nivel del mar, está el santuario del apóstol
San Andrés, donde se cuenta que guardan un
hueso del propio santo. En una ocasión leí
un comentario de un peregrino que decía “los
muertos no sé cómo irán, pero
los vivos con mucho cuidado”. Es cierto.
Pero incluso mucho antes de toda esta historia, en
ese mismo lugar, ya hubo una divinidad pagana, venerada
por muchos devotos de religiones precristianas.
Las leyendas de San Andrés
de Teixido
Las leyendas que explican la formación de
este santuario como lugar de poder son muchas. La
más importante y famosa es la que reza “A
san Andrés de Teixido, vais de morto o que
non foi de vivo” es decir, si no vas de
vivo, irás de muerto.
Este dicho hace referencia a la creencia de que San
Andrés se sentía celoso ante la afluencia
de peregrinos a Santiago de Compostela. Un día
recibió la visita de Dios acompañado
de San Pedro y les comentó su queja con mucho
pesar. A lo que el Todopoderoso le prometió
que, a partir de entonces, a su santuario acudirían
en procesión todos los mortales y, quien no
lo hiciera en vida, tendría que hacerlo muerto,
es decir, en espíritu.
Hay quien cuenta que lo que pasó en realidad
fue que la barca de San Andrés arribó
violentamente a los acantilados de Teixido, tras un
naufragio, quedando convertida en peñascos.
Los peñascos conocidos como A Barca de San
Andrés (porque dicen que tiene forma de barca
invertida, es decir, con la quilla hacia arriba).
El naufragio debió ser de órdago, con
lo que Dios le compensó, prometiéndole
que sería visitado y venerado por todos los
mortales.
Ahondemos un poco más aún en estas
leyendas y busquemos más atrás. Esta
historia es como poco, curiosa. Se cuenta que cuando
Dios terminó el mundo, descansó, apoyando
su mano derecha sobre la región de Galicia.
Los dedos se hundieron en el suelo, aun blando como
la arcilla, y dieron lugar a los valles sumergidos
que hoy se conocen como rías gallegas. Debieron
de ser unos dedos realmente grandes. Mucho tiempo
después, Jesús, acompañado de
su amigo Pedro, quiso conocer el lugar en el que su
padre había descansado la mano (para creer
esto hay que obviar deliberadamente todo lo que se
haya podido leer al respecto en la Biblia). Entonces,
ambos amigos, tuvieron que recorrer toda la península
ibérica hasta dar con el lugar concreto, donde
muertos de sed, decidieron descansar. Sin embargo,
el agua no era potable y tampoco encontraron nada
que comer, así que Jesús pidió
ayuda a su padre. Dios le envió una manzana
y en el interior estaba cobijado San Andrés,
así cuando Jesús hubo saciado el hambre
y la sed, el santo quedó liberado.
Por ello, Jesús encomendó el lugar
a este santo, para siempre. Pero San Andrés,
desolado, le pidió que no le abandonara en
un lugar tan inhóspito en el que no había
ni comida ni agua. Y Jesús le prometió
que, a partir de ese momento, la comida sería
abundante, el agua fresca, le visitaría gente
de todos los lugares del mundo y su nombre sería
conocido y venerado por todos, e incluso, tiempo después,
también allí descansaría su hermano
mayor, Santiago, quien también sería
venerado por todos los cristianos. Y el santo aceptó.
Santuario de San Andrés de Teixido (Cedeira,
La Coruña).
Otras leyendas y tradiciones
de San Andrés de Teixido
Tradiciones hay muchas a lo largo y ancho del camino
a Teixido y creencias que explican la orografía
del terreno o la existencia y ausencia de ciertas
construcciones. Una de ellas cuenta que en O Vico,
cerca del pueblo, hay una roca de tamaño mediano
y que, vista desde cierto ángulo, semeja una
santa vista por la espalda, es decir, cubierta por
un manto de la cabeza a los pies, recogiendo el mismo
manto con el brazo izquierdo. A esta roca se la conoce
como “Nosa Señora do Vico” (Nuestra
señora de Vico).
Otra creencia, de difusión absolutamente oral,
es la que cuenta la historia de una mujer de Teixido,
que una mañana salió para llevar el
almuerzo a los jornaleros que estaban trabajando en
el campo, pero al regresar a su casa, no encontró
ni rastro de ella. La creencia popular es la de que
se hundió, tanto es así que la conocen
como la “casa sumergida” y hay
quien ha visto, en las inmediaciones del pueblo, la
viga maestra del edificio.
También hay leyendas que hablan de doncellas
encantadas. Por ejemplo, yendo por el camino del cementerio
se encuentra el peñasco conocido como Peña
do Encanto. En este lugar hay una jovencita muy bella,
con un cabello largo y hermoso que llama la atención
de quien la mira. Se dice que todos los años,
en la noche de San Juan, sale al camino al amanecer
y se hace visible a los transeúntes, con la
esperanza de que la vea algún caballero dispuesto
a romper su hechizo. Pero la cosa no es tan sencilla,
claro está. A medida que el muchacho se acerca
a la doncella encantada, ésta se vuelve más
y más horrible, hasta convertirse en un monstruo
terrorífico. La cuestión es atreverse
a matar a ese monstruo y demostrar la valentía
que obra el desencantamiento de la mujer, con la que
el valiente se casará y además, podrá
disfrutar de los tesoros encantados que ella misma
guarda.
Pero tranquilo que aquí hay para todos, porque
en Coto dos Fondás no hay una doncella encantada,
sino varias. Se trata de las hijas de los nobles de
la región que, al negarse a acatar los matrimonios
impuestos que les habían sido arreglados, fueron
castigadas de este modo y así esperan el día
en que un valiente caballero las libere del hechizo.
Ellas también se aparecen el 24 de junio.
Entorno del Santuario de San Andrés de Teixido
(Cedeira, La Coruña).
A San Andrés de
Teixido vai de morto o que non foi de vivo
Por todas esas leyendas que hemos relatado anteriormente
y las promesas al santo, hechas por el mismísimo
Todopoderoso, todos los seres humanos están
obligados a peregrinar en romería a San Andrés
de Teixido. Así pues, quien no lo haga voluntariamente
en vida, tendrá que hacerlo, por imposición,
después.
El mecanismo es el siguiente: las almas de los que
no fueron en vida se reencarnan en animales ponzoñosos,
es decir, lagartos, sapos, culebras, sabandijas…
y tienen que hacer el mismo camino, pero arrastrándose
en lugar de caminar. Hay quien dice que también
es posible reencarnar en herradura y viajar de esta
forma.
Claro que también hay otra posibilidad: la
de convencer a un vivo para que peregrine por ti y
te acompañe durante el camino. En cuyo caso,
el familiar o amigo del difunto, tendrá que
ir a buscar al espíritu en pena a la propia
tumba, dar unos golpes en la lápida y llamarlo
por su nombre. Luego esa persona o personas emprenderán
la peregrinación en compañía
del muerto a quien deberán ir hablando todo
el camino, para que no se despiste y se pierda.
Peregrinación a San Andrés de Teixido
Para todos aquellos que tengan en mente realizar
el camino en vida, deben tener en cuenta los pasos
a seguir para llevar a cabo una buena peregrinación
a San Andrés de Teixido. La marcha es el momento
en que las personas que van a peregrinar salen de
su pueblo, en grupos de hombres y mujeres, que pueden
ir a caballo o andando y que lo harán con alegría,
es decir, cantando y acompañados por algún
instrumento musical.
Por el camino, los que lo hacen por primera vez,
deben buscar una piedra y llevarla consigo (cada vez
más difícil) para lanzarla en el milladoiro,
es decir, un amontonamiento de piedras que deja constancia
de que la persona ha hecho el viaje y ha cumplido.
Estos montículos los hay en el santuario, a
los bordes del camino, en los cruces, en otros lugares
sagrados… No es difícil encontrarlos.
Una vez en el santuario de San Andrés de Teixido
hay que entrar y dejar la ofrenda, si es que la han
traído, o una limosna en los cepillos de la
iglesia (detalle poco elegante del que no se hace
mención en la leyenda). También se pueden
traer velas y encenderlas en el santuario. Y antes
de salir hay que besar una pequeña imagen del
santo, con la que además nos darán la
bendición. Es lo que se llama “poñer
o santo” (poner el santo).
Después, el ritual nos lleva hasta la fuente
del santo, aquella que dicen que nace debajo del mismo
altar mayor de la iglesia y cae por tres chorros de
agua helada. Por lo visto, el caudal es el mismo en
invierno que en verano. Y la tradición implica
ir a consultar al santo si tiene intención
de cumplir las gracias que se le han pedido. Para
esto hay que tirar una miga de pan al agua, si la
miga flota, la súplica se cumplirá,
pero si la miga se hunde… el santo pasa.
Aunque también hay quien cuenta que la consulta
va más allá, pues si la miga flota,
el consultante aún podrá visitar el
santuario, al menos una vez más, pero si la
miga se hunde, ese será su último año
de vida. Macabro, ¿verdad? Por eso también
la llaman la “Fonte da morte e da vida”
(la fuente de la vida y la muerte).
Si la gracia que uno va buscando, de camino a cumplir
esta peregrinación obligatoria, es algo relacionado
con el amor, entonces hay una cosa que incrementará
las posibilidades de que se cumpla. Cerca del mar
hay una hierba conocida como “herba namoradeira”
(hierba para enamorar), que son los claveles marinos
y que por allí crecen en cualquier parte. Esta
hierba se utiliza en los hechizos de amor para atraer
a la persona amada. A veces se regala como símbolo
de amistad, pero es, por excelencia, la hierba para
enamorar.
Además, para el camino de regreso es costumbre
traer el ramo de San Andrés, que consiste en
una vara de avellano (la protección), una ramitas
de tejo (en gallego es teixo, de donde viene el nombre
el pueblo) como símbolo de salud. De hecho,
el tejo produce el taxol, una de las principales sustancias
anti-cancerígenas de la actualidad. Y, por
último, algunas ramitas de la hierba para enamorar,
para tener también amor. Y ciertas personas
también cuelgan del ramo unas figuritas conocidas
como “Sanandreses”, hechos con
miga de pan sin fermentar, endurecida en el horno
y después pintada a mano. Estas figuritas pueden
tener varias formas, todas ellas aludiendo a estos
símbolos que hemos recogido de la leyenda del
Santo. Inicialmente había tres figuras: el
hombre, la mujer y la paloma; actualmente son cinco:
la mano (pide el amor, la amistad y las buenas compañías),
el pez (trabajo y dinero), la barca (los viajes, la
casa y los negocios), el santo (la salud física,
la mental y la buena convivencia) y el pensamiento
(por los estudios, las pruebas y el sentido común,
pero también es bueno contra el mal de ojo).
La energía de San
Andrés de Teixido
Curiosamente, en esta zona se conoce a la Vía
Láctea como “Camino de San Andrés”,
ya que dicen que la constelación de esta galaxia
termina justo encima del santuario. Razón de
más.
Cuando uno ha cumplido con todo el ritual, puede
dedicarse a mezclarse libremente con el entorno y
disfrutar de la naturaleza y todas las sensaciones
que ésta produce. El lugar se presta a las
visiones más interesantes y es que no hay que
olvidarse nunca del poder de la sugestión,
porque los lugareños cuentan historias que
aluden a los sonidos de pasos perdidos en la oscuridad
y a los lamentos nocturnos de peregrinos arrepentidos
que llegan a este sanatorio de almas, buscando el
perdón del santo para poder abandonar definitivamente
este mundo.
En cualquier caso siempre es mejor ir y comprobarlo
antes de ser condenado a reencarnar en alimaña
o peor aún, tener que emprender el camino como
alma en pena.