Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 5 de julio de 2020
Leyenda
de San Cosme y San Damián
Y
un hombre servía a los santos mártires
en la iglesia, y un cáncer le había
devorado toda una pierna; y mientras dormía,
se le aparecieron san Cosme y san Damián,
y llevaba con ellos instrumentos de hierro y
ungüentos, y uno dijo al otro: '¿De
dónde cogeremos carne para rellenar el
lugar donde quitaremos la carne podrida?'.
Y el otro respondió:
"Un etíope ha sido hoy recién
sepultado en el cementerio de Saint-Pierre-des-Liens;
traigamos carne suya para poner aquí".
Y entonces fue al cementerio
y trajo una pierna del muerto, y cortaron la
pierna del enfermo y colocaron en su lugar la
del muerto, y ungieron la herida con cuidado,
y llevaron al muerto la pierna del enfermo.
Y cuando este despertó
y no sintió dolor, se puso la mano en
la pierna y no notó ningún vestigio
de su mal; y tomó la candela y cuando
no vio ninguna traza de su llaga, creyó
primero que no era el mismo y que se había
convertido en otro; y cuando por fin recuperó
sus sentidos, cayó del lecho debido a
su mucha alegría, y relató a todos
lo que le había ocurrido mientras dormía,
y como había sido curado.
Y ellos enviaron deprisa
a ver la tumba del moro y encontraron que la
pierna del muerto había sido cortada
y la pierna del otro colocada en la tumba".
“El milagro de San Cosme y San Damián”.
Museo del Prado.
Esta hazaña tuvo una inmensa resonancia en la
sociedad cristiana y proporcionará material para
la inspiración de los más grandes artistas,
pintores y escultores, como Jaume Huguet, Fra Angélico,
Mantegna, Ambrosius Francken, Peselino y algunos otros...
En el mundo de la medicina, les valió a san Cosme
y a san Damián, médicos de oficio, el ser
designados patrones de los médicos y de los cirujanos
y el estar siempre presentes en el frontón de numerosas
facultades de medicina.
Este antecedente de un injerto realizado con éxito
ante individuos diferentes con extracción de un
cadáver, sin tener en cuenta el color de su piel,
nos obliga también a honrarlos como pioneros del
trasplante.
El sueño de un sacristán
Los santos Cosme y Damián llevan a cabo una cura
milagrosa que consiste en el transplante de una pierna.
Pintura al óleo atribuida al Maestro de Los Balbases,
ca. 1495.
Descripción
Los santos Cosme y Damián fueron mártires
cristianos quienes, según la leyenda, practicaban
la medicina sin recibir dinero a cambio; por lo tanto,
se los representó ante el público como ideales
médicos. En este retablo español, los santos
aparecen en una visión, vestidos con sus mejores
atuendos de médicos académicos mientras
llevan a cabo el milagro del transplante de una pierna.
La visión aparece descrita en un libro de 1275
de Jacobus de Voragine, Legenda aurea (La leyenda dorada).
Un sacristán que tenía una enfermedad que
le comía la carne de su pierna recibió la
visión en la Iglesia de los Santos Cosme y Damián,
en Roma. Una noche soñó que los dos santos
venían y le cortaban su miembro afectado y en su
lugar le transplantaban la pierna de un africano muerto
que había sido recientemente enterrado en un cementerio
cercano. Al despertar, el sacristán se dio cuenta
de que tenía una saludable pierna negra, a la vez
que se descubrió que faltaba uno de los miembros
del cuerpo del africano. La conclusión: "Déjanos
orar por esos mártires sagrados para que sean nuestro
socorro y nos ayuden con todas nuestras heridas, dolencias
y lesiones, y que por sus méritos después
de esta vida podamos tener dicha eterna en el cielo. Amén".
Probablemente la pintura estuvo alguna vez en la Iglesia
de San Cosme y San Damián en Burgos, en el norte
de España. Se conoce al pintor como el Maestro
de Los Balbases por un pueblo cercano en el que hay un
retablo que él realizó en la Iglesia de
San Esteban.
Milagro de los santos médicos
Cosme y Damián. Museo del Prado (Madrid).
Hacia 1510. Óleo sobre tabla, 188 x 155 cm. Sala
051B.
Rincón trabajó en Aragón, pero sobre
todo en Castilla, donde fue uno de los iniciadores del Renacimiento.
De Guadalajara procede esta monumental tabla en la que conviven
las formas y los espacios renacentistas
con reminiscencias medievales como la profusión de
ricos brocados. Se representan dos milagros de estos gemelos
que difundieron la medicina y el cristianismo: la reposición
de una pierna gangrenada tomando una sana de un difunto.
El milagro de los Santos Cosme
y Damián: Un transplante en el siglo XIII
En una de mis múltiples visitas al Museo del Prado
en Madrid, me detuve a contemplar nuevamente una pintura
realizada el siglo XVI por uno de mis antepasados, Fernando
del Rincón, pintor de corte de los Reyes Católicos.
El tema trata de un transplante, conocido como “El
milagro de los Santos Cosme y Damián”.
Nacidos en Egea (Cilicia) en el siglo III d.C., los hermanos
gemelos Cosme y Damián, fueron doctores humanitarios
que ejercían su profesión gratuitamente
y gozaban de gran popularidad.
Practicantes del cristianismo, fueron encarcelados por
este hecho y cruelmente torturados, quemados y asaeteados
durante el mandato de Diocleciano, último de los
diez emperadores romanos que persiguieron a los cristianos.
Sin embargo, según cuenta la tradición,
sobrevivieron todas las torturas por intervención
divina, hasta que finalmente fueron decapitados a espada
y sepultados en Ciro (Siria) hacia el año 300 d.C.
Milagro de los Santos Médicos
Cosme y Damián. Estos santos ejercían la medicina
de forma gratuita
para ayudar a los más pobres y difundir la fe cristiana.
Aquí se relata el trasplante milagroso de una pierna
procedente
de un hombre negro fallecido a un sacristán de la
iglesia de San Cosme y San Damián de Roma.
Siglos más tarde, y debido a su tradición
milagrosa, fueron nombrados santos patronos de los médicos
por el Papa Félix (526-530), y se erigieron templos
y basílicas en su honor. Su fiesta se celebra en
el santoral actual el 26 de septiembre.
La espada utilizada para la decapitación de estos
mártires cristianos se encuentra hoy día
en la Catedral de Essen en Alemania y, durante siglos,
ha sido tan venerada que este símbolo acabó
formando parte del escudo de la ciudad.
En cuanto al milagro que se les atribuye, Jacques de
Vorágine (siglo XIII), en su obra Leyenda áurea
de la vida de los Santos, nos narra que en ese mismo siglo,
en la ciudad de París, un presbítero en
cuya iglesia se veneraba a San Cosme y a San Damián,
desarrolló un tumor en una pierna que le causaba
un dolor terrible. Apiadándose los santos del enfermo,
se dice que una noche le sustituyeron la pierna enferma
por la del cadáver de un etíope, fallecido
el día anterior.
Como colofón, mencionaré una anécdota
que me fue relatada por un guía del Museo el Prado.
Durante la visita de un grupo de estudiantes estadounidenses,
el mencionado guía les narró la historia
del presbítero enfermo y del etíope a cuyo
cadáver se le extrajo una pierna. Entre los estudiantes,
se encontraba una afroamericana que, al no entender claramente
la leyenda, y pensando que se trataba de un acto racista
en vez de un portento milagroso, emprendió a golpes
con su paraguas, dañando ligeramente el marco de
la pintura aunque afortunadamente no tocó la obra.
Cuesta trabajo pensar que un acto tan impredecible haya
tenido cabida en una historia médico-mística
tan extraordinaria.