Leyendas
(68). Leyenda de San Miguel del Milagro (Tlaxcala, México)
Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 19 de julio de 2020
Leyenda
de San Miguel del Milagro (Tlaxcala, México)
Hace
muchísimo tiempo, en uno de los cerros
que rodean el valle tlaxcalteca, tuvo lugar
una singular batalla entre San Miguel Arcángel
y Satanás, para ver quién de los
dos extendería su manto sobre esta región.
La tierra se estremeció
por la cruenta lucha, de la que salió
victorioso San Miguel, haciendo rodar al diablo
por una de las laderas del cerro, formando en
su caída una vereda.
Años después,
en 1631, San Miguel Arcángel se apareció
al indígena Diego Lázaro, informándole
que en ese lugar brotaría un manantial
de agua milagrosa.
Ante suceso tan portentoso,
se construyó una ermita y más
tarde un templo, donde se encuentra el pozo
de agua santa que atrae a un gran número
de peregrinos, que buscan sanar sus males y
aliviar sus penas, para lo cual suben por la
vereda que, según la leyenda, formó
el diablo, hasta llegar al templo de San Miguel
del Milagro.
San Miguel del Milagro.
La aparición
de San Miguel Arcángel: San Miguel del Milagro,
Tlaxcala.
Hay una historia que nos cuenta sobre
los tlaloques, esos seres que acompañaban a Tláloc,
la deidad de la lluvia entre los antiguos mexicanos y
la asociación de ideas con la frase "llover
a cantarazos", otra más nos da la idea del
arcángel San Miguel asociada con los cerros, si
juntamos un concepto con en otro, entendemos que San Miguel,
celebrado el 29 de septiembre, en plena temporada de lluvias,
y Tláloc, que se pensaba moraba en los cerros forman
un sincretismo que se manifiesta con claridad en una población
de Tlaxcala, próxima a Cacaxtla en donde -se dice-
ocurrió una milagrosa aparición:
En el lugar
de San Bernabé, Colonia del Curato de Santa María
Nativitas, haciendo en una procesión un indio…
que se llamaba Diego Lázaro de San Francisco, se
le apareció el Soberano Arcángel San Miguel...
dice en su narración el Padre Florencia, S. J.
Esta aparición ocurrió el año de
1631, dando origen a un santuario llamado de San Miguel
del Milagro en el hoy Estado de Tlaxcala.
El Arcánge
San Miguel dominando al demonio.
La aparición de San
Miguel Arcángel: San Miguel del Milagro, Tlaxcala.
Hay una historia que nos cuenta sobre
los tlaloques, esos seres que acompañaban a Tláloc,
la deidad de la lluvia entre los antiguos mexicanos y
la asociación de ideas con la frase "llover
a cantarazos", otra más nos da la idea del
arcángel San Miguel asociada con los cerros, si
juntamos un concepto con en otro, entendemos que San Miguel,
celebrado el 29 de septiembre, en plena temporada de lluvias,
y Tláloc, que se pensaba moraba en los cerros forman
un sincretismo que se manifiesta con claridad en una población
de Tlaxcala, próxima a Cacaxtla en donde -se dice-
ocurrió una milagrosa aparición:
En el lugar de San Bernabé, Colonia
del Curato de Santa María Nativitas, haciendo en
una procesión un indio… que se llamaba Diego
Lázaro de San Francisco, se le apareció
el Soberano Arcángel San Miguel... dice en su narración
el Padre Florencia, S. J. Esta aparición ocurrió
el año de 1631, dando origen a un santuario llamado
de San Miguel del Milagro en el hoy Estado de Tlaxcala.
El Lic. Don Pedro Salmerón fue
el primero en registrar la noticia del prodigio, así
como el culto que suscitó y los primeros intentos
de construir el santuario, en un relato de la aparición
cuya copia existe en el Archivo General de la Nación,
entre los papeles de Don Lorenzo Boturini. Más
tarde, el Padre Nieremberg comentó de nuevo el
milagro y, finalmente, hacia 1692 se imprimió en
Sevilla la "Narración de la Maravillosa
aparición que hizo el Arcángel San Miguel",
escrita por el Padre Florencia S. J. por orden del Ilmo.
Señor Fernández de Santa Cruz, y que es
el mejor de los tres relatos sobre la tradición
y santuario de San Miguel del Milagro. Posteriormente
han tratado el mismo asunto diversos autores, como lo
hace Don Genaro García en su biografía de
Don Juan de Patafox y, por último, en el número
51 de la revista "Hoy", en febrero
de 1938, Eduardo Enrique Ríos publicó, sobre
dicho tema, un artículo acompañarlo de varias
fotografías del santuario.
Todos los cronistas refieren, con mayor
o menor amplitud, cómo el año de 1631 se
apareció el Arcángel San Miguel al indio
Diego Lázaro, revelándole que en un sitio
próximo, en el fondo de una quebrada del cerro,
se encontraba una fuente de agua santa o milagrosa que
tenía virtud de sanar a los enfermos. Diego Lázaro
hizo tal revelación del conocimiento de las autoridades
civiles y eclesiásticas y, tras de algunos tropiezos
y contrariedades, el Ilmo. Señor Don Gutierre Bernardo
de Quirós, entonces obispo de Puebla, ordenó
se iniciaran las averiguaciones correspondientes.
La primera fue diligenciada por Don Alonso
Herrera, Canónigo de Puebla, el mismo año
de la aparición. Después, el Ilmo. Señor
Don Juan de Palafox y Mendoza se interesó mucho
por el prodigio ocurrido en su Diócesis y ordenó
una segunda información el año de 1643,
con mayor cuidado y detenimiento que la anterior y abundantes
declaraciones y testigos de todas calidades. Una tercera
información fue encargada por el Cabildo Sede Vacante,
hacia 1675, presidida por el Juez Vicario del Obispado
y dos Canónigos del mismo y llevada a efecto por
el Doctor Don José Salazar Varona, quien era entonces
Racionero de la Catedral de Puebla.
Desde los primeros días que sucedieron
al milagro, la fuente descubierta fue muy visitada y se
empezó a rendir culto allí a San Miguel,
mas no fue posible construir desde luego templo alguno,
tanto porque lo quebrado del terreno aumentaba mucho el
costo de cualquier construcción, como porque aun
sin tales dificultades, los pobres recursos de los vecinos
no alcanzaban para obras de tanta importancia. Por ello,
en un principio, no pudo hacerse más que poner
una imagen de San Miguel "en un hueco hecho a mano
en la misma quebrada"; poco después se hizo
en 10 alto de la barranca una pequeña ermita con
techumbre de paja y más tarde esa ermita se reconstruyó
con mayor solidez, poniéndole su techo de vigas
y terrado, pero ya no en lo alto sino en el fondo de la
propia barranca, en el mismo lugar del manantial.
Por entonces tampoco el pozo del agua
santa había sido arreglado y se –encontraba
casi en su estado primitivo, sólo que cada vez
aumentaba su diámetro por la tierra que constantemente
le extraían y la cual, junto con la propia agua,
era aplicada a los enfermos, Cuando la ermita se reconstruyó
abajo del cerro, quedó la fuente dentro de ella
"arrimada al altar del Santo -dice Salmerón-,
cubierta con una como puerta levadiza, de suerte que el
sacerdote que celebraba estaba sobre la fuente..."
El Ilmo. Señor Don Gutierre Bernardo
de Quirós había muerto desde 1638 y, para
substituirlo, fue designado Don Juan de Palafox y Mendoza,
quien, a pesar de que llegó a México en
1640, no pudo hacerse cargo de su Diócesis sino
tres años más tarde cuando dejó sus
puestos de Virrey y Arzobispo de México.
En ese año de 1643 visitó
el señor Palafox la ermita de San Miguel y allí
dijo misa. Para esclarecer debidamente lo que la tradición
del lugar refería, ordenó hacer otra información,
como antes dije, y luego, tomando gran afición
por la ermita y por la devoción que el milagro
le inspiraba, dispuso la construcción de un templo
y el arreglo del lugar, cual convenía a sitio tan
favorecido y visitado.
Parece que en el primer proyecto del
templo el pozo quedaba dentro de la iglesia, como ya lo
estaba en la segunda ermita, pero ese proyecto fue rechazado
y se determinó, con mejor sentido, que el pozo
quedara fuera y al frente del nuevo templo.
Nada despreciables deben de haber sido
los gastos que la nueva construcción ocasionó,
pues para realizarla fueron menester obras extraordinarias
como rebajar el cerro y terraplenar parte de la barranca;
para todo ayudó Palafox ampliamente, ya con dinero
de su peculio particular en muy buena parte, y luego con
los donativos de algunos eclesiásticos y el producto
de la colecta pública que se hizo con autorización
del Señor Don Juan de Mañozca, Arzobispo
de México, y del Virrey Conde de Salvatierra. Cuando
el templo quedó concluido, el Ilmo. Señor
Palafox lo consagró, celebrando la primera misa
que allí se dijo.
Desde un principio la afluencia de peregrinos
hizo sentir la necesidad de una hospedería o sitio
en que encontrasen abrigo los visitantes y especialmente
los enfermos que en gran número acudían.
En los primeros años, cuando la ermita estaba en
el cerro, los devotos se guarecían en unas cuevas
que hicieron en las paredes de la barranca; esas oquedades
en el tepetate del cerro eran alojamiento demasiado primitivo
e insuficiente y, por ello, cuando se construyó
la iglesia, se hicieron también algunas casas de
adobe.
Capilla de San Miguel de los Milagros.
Según el relato del Padre Florencia,
la construcción de la hospedería corresponde
al celo y esfuerzo del Ilmo. Doctor Don Manuel Fernández
de Santa Cruz, quien se hizo cargo del Obispado de Puebla
en 1687: sin embargo, Florencia reconoce que otras construcciones
importantes se hicieron antes del gobierno del señor
Santa Cruz y así cuenta que, durante el episcopado
del Señor Don Diego Osorio de Escobar, se construyó
"la escalera de piedra de cantería que
baja al patio de la Iglesia", gracias a la munificencia
del General Don Diego Orejón, prominente vecino
de la ciudad de Puebla.
En realidad, bien puede afirmarse que
la narración del Padre Florencia, S.J., trata un
poco superficialmente la obra del señor Palafox
en San Miguel del Milagro y, al mismo tiempo, tiende a
resaltar lo que hizo el Obispo Santa Cruz, a quien el
autor dedica encomiásticamente su libro; así,
Florencia no dice que Palafox tuviera en San Miguel un
lugar de retiro a donde iba con frecuencia en busca de
aislamiento y paz espiritual; siendo así que la
preferencia demostrada por Palafox al agreste y devoto
sitio de la aparición fue y es bien conocida. Don
Genaro García habló de ella diciendo: "Objeto
especial de la piedad religiosa de Palafox fue una humilde
ermita dedicada al Arcángel San Miguel en el pueblo
de San Bernabé, de la jurisdicción de Santa
María Nativitas". Aún se conserva la
tradición viva y allí se encuentra una mediana
pieza que, hasta hoy, es llamada "el cuarto del
Venerable", donde guardan como reliquias diversos
objetos que fueron del señor Obispo Palafox.
El silencio que sobre esto guarda Florencia
parece intencionado y sugiere la sospecha de que tal vez
se debió al resentimiento que la Compañía
de Jesús conservó, durante mucho tiempo,
en contra del santo Obispo que tan enérgicamente
luchó para reducir a orden y autoridad a los ensoberbecidos
jesuitas de Puebla en el siglo XVII.
Los prodigios de San Miguel Arcángel
en el Monte Gárgano, (detalle).
Santuario de San Miguel del Milagro, Nativitas, Tlaxcala.
Finalmente, y para completar este breve
resumen histórico, es preciso mencionar la construcción
del aljibe y su correspondiente pila. Muy penosa y molesta
resultaba la carencia de agua para uso corriente que se
padecía en la hospedería y en las casas
que se hicieron a un lado de la iglesia, en el fondo de
la cañada, pues no había allí más
agua que la del pozo milagroso, la que, naturalmente,
no estaba para ser utilizada en los diversos menesteres
de la vida diaria. Para remediar este grave inconveniente
se construyó un aljibe que recibía el agua
de lluvia escurrida de las vertientes próximas;
pero, estando este depósito muy arriba del cerro,
se adicionó de "un conducto subterráneo
con su llave" que terminaba en una pila de piedra
labrada, que al decir de Florencia tuvo un costo de mil
pesos, y que fue regalada por el Señor Don Miguel
Raboso de la Piaza, de quien no he podido tener más
datos que el haber sido Alguacil Mayor de Puebla y haber
fallecido el año de 1680 en esa ciudad.
En la actualidad el santuario de San
Miguel del Milagro, que sigue siendo visitado por gran
número de peregrinos, comprende distintas construcciones
de varias épocas y de muy diverso valor artístico.
La milagrosa
aparición de San Miguel Arcángel y su poderosa
petición
Según narra la tradición
del Santuario de San Miguel Arcángel, este ángel
se habría aparecido milagrosamente cuatro veces
en la historia de Apulia, sur de Italia. Los diferentes
obispos del lugar dedicaron el lugar de sus apariciones
construyendo este santuario en su nombre. Así se
narran sus 4 apariciones:
La primera aparición de San Miguel
Según la leyenda, entre los siglos
tercero y octavo, un hombre rico llamado Gargano cuidaba
a sus animales, uno de sus toros escapó y se alejó
solo. Enfurecido por encontrar al toro pastando solo frente
a una cueva, le disparó una flecha envenenada.
¡La flecha se dio la vuelta y lo hirió! Gargano
estaba tan perturbado que le contó al obispo sobre
su experiencia. El obispo ordenó tres días
de oración y ayuno. En el último día,
San Miguel se apareció al obispo.
San Miguel le dijo:
“Has hecho bien en preguntarle
a Dios qué estaba escondido de este hombre. Un
milagro lo golpeó con su propia flecha, de modo
que quedó claro que todo esto sucede por mi voluntad.
Soy el Arcángel Miguel y siempre
estoy en la presencia de Dios. La cueva es sagrada para
mí. Y como he decidido proteger este lugar y sus
habitantes en la tierra, quise dar fe de que soy de este
lugar y de todo lo que sucede como patrón y custodio.
Donde la roca se abre, los pecados
de los hombres pueden ser perdonados. Lo que se pida aquí
en oración se otorgará. Por lo tanto, ve
a la montaña y dedica la cueva al culto cristiano”.
La segunda
aparición de San Miguel
San Miguel volvió a aparecer en
492. Sin embargo, esta aparición se relaciona con
la lucha entre los bizantinos y los lombardos, en la que
los griegos atacaron el Santuario de Gargano. El Duque
de Benevento Grimoaldo I, salió a la defensa del
santuario.
La historia dice: “[…]
y luego, esa misma noche, que precedió al día
de la batalla, San Miguel apareció en visión
al obispo (Lorenzo Maiorano), dijo que las oraciones fueron
respondidas, que promete estar presente y advierte a dar
batalla a los enemigos a la cuarta hora del día
“.
Tradicionalmente, el duque de Benevento
derrotó a los griegos el 8 de mayo, y la batalla
fue “acompañada por terremotos, rayos
y relámpagos”, el 8 de mayo.
Retablo de san Miguel Arcángel.
Joan Mates, primer cuarto del siglo XV.
La dedicación
de San Miguel y su tercera aparición
Después de la victoria de Grimoaldo,
el Obispo Maiorano se sometió a la solicitud de
San Miguel y decidió dedicar el santuario.
Sin embargo, volvió a aparecer
San Miguel y le dijo a este:
“No es tu tarea consagrar la
Basílica que construí. Yo, quien la fundó,
yo mismo la consagré. Pero puedes entrar a este
lugar bajo mi protección”.
El obispo Lorenzo, siete obispos de Apulia,
el clero de Sipontino y la gente de la tierra procedieron
a la montaña sagrada.
Según el sitio web de la Basílica,
un milagro ocurrió:
“Algunas águilas,
con sus alas extendidas, protegieron a los obispos de
los rayos del sol. Una vez en la gruta, encontraron un
áspero altar erigido allí, cubierto con
un palio bermellón y coronado por una cruz. Además,
como dice la leyenda, encontraron en la roca la huella
de San Michael”.
La cuarta
aparición
En 1656, Monte Sant’Angelo, nombre
actual al que se le da al sitio donde ocurrieron sus apariciones,
experimentó una terrible plaga. El Obispo Alfonso
Puccinelli recurrió a las oraciones y el ayuno,
y pidió la intercesión de San Miguel.
Cuarta aparición de San Miguel
Arcángel
Mientras oraba, sintió un terremoto
cuando San Miguel se le apareció “en
un esplendor deslumbrante y le ordenó que bendijera
las piedras de su cueva, grabando en ellas la señal
de la cruz y las letras ‘MA’ (Miguel Arcángel).
Cualquiera que hubiera mirado esas piedras con devoción
sería inmune a la plaga”.
San Miguel entonces curó la ciudad
y cualquiera que pidiera estas piedras.