LEYENDAS
(29). LEYENDA DE LA SANTA CRUZ. EL LIGNUM CRUCIS
Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 18 de mayo de 2020
Continuamos con la recopilación
hecha por Padul Cofrade de algunos de los muchísimos
relatos y leyendas relacionados con las imágenes
de la Cruz. Intentamos con esto ayudar a pasar las horas
de confinamiento a las que nos vemos obligados y de paso
conocer distintos aspectos relacionados con la religiosidad
en distintas zonas del mundo.
El madero en el que Nuestro Señor
Jesucristo fue crucificado para nuestra redención,
fue milagrosamente descubierto por Santa Elena,
madre del emperador Constantino en el Monte Calvario,
en el siglo IV de nuestra Era.
A partir de entonces es venerado
por los cristianos, de tal manera que se va fragmentando
en pequeñas astillas, Lignum Crucis a lo
largo de los años.
Como sabéis nuestra Hermandad
posee uno de ellos, correctamente autentificado
por Roma.
Alrededor del Divino Madero existe
una leyenda, basada en textos apócrifos y
en la tradición que comienza con la muerte
de nuestro padre Adán.
La leyenda:
En el Evangelio de Nicodemo se
recoge lo siguiente: Estando Adán enfermo,
su hijo Seth acudió a las puertas del Paraíso
y pidió un poco de óleo del árbol
de la misericordia para ungir con él el cuerpo
de su padre y procurarle así la salud.
A su demanda respondió el
Arcángel San Miguel de ésta manera:
"No llores, ni te canses buscando el óleo
del árbol de la misericordia, porque no lo
obtendrás hasta que no hayan transcurrido
cinco mil quinientos años".
Otros textos refieren que el Arcángel
dio Seth una ramita o semillas del Árbol
de la Ciencia del Bien y del Mal advirtiéndole:
”Cuando este ramito se convierta en árbol
y de fruto, tu padre sanará".
Lignum Crucis del Monasterio de Santo Toribio
dee Liébana. Municipio de Camaleño,
en la comarca de la Liébana (Cantabria).
Durante el Imperio
Romano, el 27 de octubre del 312 d.C., tiene lugar la
batalla de Puente Milvio (a unos 20 kilómetros
de Roma) entre Constantino y Magencio, ambos aspirantes
al trono. Constantino, hijo de Santa Elena, se encontraba
acorralado por las tropas enemigas, por lo que una gran
inquietud se adueñaba de él... pero en las
horas meridianas del sol, cuando ya el día comienza
a declinar, vio con sus propios ojos, en pleno cielo,
superpuesto al sol, un trofeo en forma de cruz, construido
a base de luz y al que estaba unida una inscripción
que rezaba: IN HOC SIGNO VINCES (Con este signo vences).
Lignum Crucis
del Monasterio de Santo Toribio dee Liébana. Municipio
de Camaleño, en la comarca de la Liébana (Cantabria).
El pasmo por la visión lo sobrecogió
a él y a todo el ejército, que lo acompañaba
en el curso de una marcha y que fue espectador del portento.
Y decía para sus adentros preguntándose
desconcertado “¡qué podría ser
la aparición!”... En sueños vio a
Cristo, con el signo que apareció en el cielo y
le ordenó que, «una vez se fabricara una
imitación del signo observado se sirviera de él
como bastión en las batallas contra los enemigos».
Constantino salió victorioso en la batalla y esta
victoria supuesto sin duda, como la historia demuestra,
un hito en la extensión del cristianismo por todo
el imperio, gracias, sobre todo a la promulgación
del Edicto de Milán en el año 313, que supone
el respeto del estado a todas las religiones y la devolución
de los bienes confiscados a los cristianos.
Santa Elena, madre de Constantino, fue
nombrada por él Emperatriz. Tenía Elena
una edad próxima a los 80 años cuando decidió
viajar a Jerusalén en busca de la Cruz de Cristo.
La leyenda nos cuenta que, llegada a
la Ciudad Santa, convocó a los judíos en
asamblea, preguntándoles por el sitio dónde
fue crucificado el Redentor. Nadie respondía, hasta
que señalaron a un tal Judas, que se negó
a revelar su secreto por lo que fue abandonado en un pozo
seco durante siete días, sin agua ni alimento.
Este Judas, por fin cedió y llevó
a la emperatriz al lugar dónde, tras arduas excavaciones,
aparecieron tres cruces. Como el letrero que Pilatos había
mandado poner en la que Cristo padeció, se encontraba
desprendido, no se podía saber cuál era
la verdadera. Aconsejada por el Obispo Macario procedieron
a colocar sobre las tres cruces el cuerpo de una joven
que había fallecido, ocurriendo el milagro de la
resurrección al ser puesta sobre el verdadero madero.
Judas se convirtió y llegó
a ser Obispo de Jerusalén con el nombre de Ciriaco.
Santa Elena mandó construir una Basílica
en el lugar (dónde antes se alzaba un templo a
Venus), dejando allí parte de la Cruz, trasladando
el resto a Roma.
En el año 615 el rey persa Cosroes
había robado la verdadera cruz, incrustándola
en su trono de madera que «sentándose en
él, como el Padre, tuviera a la derecha el madero
de la Cruz, en lugar del hijo, y el gallo en la izquierda,
en lugar del Espíritu Santo».
Cruz de Caravaca. Conservada en la Basílica
del Real Alcázar de la Vera Cruz, en Carava de la
Cruz (Murcia)
El emperador Heraclio, atacó y
derrotó a las tropas persas en el río Danubio,
ajusticiando a Cosroes al negarse éste a hacerse
cristiano.
Tras la victoria, Heraclio llevó
con gran pompa la Cruz a Jerusalén; pero en el
momento de entrar en la ciudad, las piedras de las puertas
cayeron soldándose como una pared, y un ángel
se apareció a Heraclio y la recordó la humildad
con que el propio Cristo atravesó esa puerta montado
en un pollino.
Entonces, el emperador, bañado
en lágrimas, descalzó sus pies y se despojó
de los vestidos hasta la camisa, y tomando la cruz la
llevó humildemente hasta la puerta...
Con el signo de la cruz, los cristianos
estamos seguros de vencer todas las dificultades que la
vida nos pone por delante, con el signo de la cruz lograremos
construir un mundo más justo y tolerante, con el
signo de la cruz el cristiano vencerá.
Autor: Andrés Torres Peña
Nota del Autor:
En los Actos Extra Procesionales el portador
del «Lignum Crucis, irá provisto de Alba
blanca con cíngulo y Paño Humeral. Mientras
que en Procesión llevará la túnica
de la Cofradía y Paño Humeral.
Bibliografía:
• Fray Santiago de la Vorágine: «La
Leyenda Dorada»; Alianza Forma 1982
• Gómez Lara, Manuel J. y Jiménez
Barrientos, Jorge: «Semana Santa Fiesta Mayor
en Sevilla»; Alfa 1990
• Montanelli, Indro: «Historia de Roma»;
Globus 1994
• Croiset, Juan: «Año Cristiano»;
Librería Religiosa 1862
• Revilla, Federico: «Diccionario de Iconografía»;
Cátedra 1990
• Eusebio de Cesárea: «Vida de Constantino»;
Gredos 1994
• Wohl, Louis de: «El Árbol Viviente»,
«Historia de la Emperatriz Santa Elena»;
Palabra 1991
• Waugh, Evelyn: «Elena»; Edhasa 1990