LEYENDAS
(32). LEYENDA DE LA VIRGEN DE LOS ÁNGELES (CAÑADA
DEL HOYO, CUENCA)
Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 21 de mayo de 2020
Iniciamos una nueva recopilación
hecha por Padul Cofrade de algunos de los muchísimos
relatos y leyendas relacionados con la Virgen María.
Intentamos con esto dar a conocer distintos aspectos
relacionados con la religiosidad en distintas zonas
del mundo.
En esta ocasión seguimos
con la leyenda de la Virgen de los Ángeles (Cañada
del Hoyo, Cuenca).
Cuenta
una vieja leyenda que, después de la conquista
de la Ciudad de Cuenca por Alfonso VIII, un vecino
de Buenache de la Sierra fue de pastor a La Dehesa
del Hoyo (no sabemos si con ganado propio o arreglado
con algún ganadero de la zona, aunque poco
importa eso a nuestra historia).
El ganado andaba a su sabor por
aquellos parajes y el pastor se sentía muy
solo en aquellos abruptos desiertos.
Cuentan que un día una cabra
empezó a comportarse de un modo extraño,
apartándose del resto del ganado se iba a
unas rocas. Una vez allí se dedicaba a escarbar
en el suelo con sus patas o simplemente, se tumbaba
en el mismo lugar y pasaba las horas sin moverse.
Por mucho que el pastor fue a investigar no halló
ningún indicio que le aclarase aquel misterio.
Pasaron los meses y las estaciones
hasta que, un día de finales de un caluroso
verano, sucedió algo que cambiaría
para siempre la vida de aquel hombre sencillo.
El día anterior había
caído una tormenta impresionante. Cuando
llegó al lugar halló, como siempre,
la cabra, pero el espacio estaba algo cambiado:
la lluvia había arrastrado la tierra que
había removido la cabra, dejando al descubierto
un grupo de descarnadas rocas por las cuales se
adivinaba más que se veía la lobreguez
de una gruta. Sobresaltado, tomando toda clase de
precauciones, fue retirando las piedras hasta que
el Sol penetró dentro de la cueva. Cuando,
por fin, pudo colarse por el agujero el espectáculo
lo sorprendió de tal forma que no pudo articular
palabra durante largo rato. Calló de rodillas
y, dominado por un gran fervor, empezó a
rezar una oración.
En medio de la cueva sobre unas
piedras, colocadas a modo de altar, había
una imagen de La Santísima Virgen que refulgía
más que el Sol. Unos extraños seres,
que él tomó por Ángeles que
estaban allí asistiendo a la madre de Dios,
se esfumaron volando por el agujero.
No se sabe que fue del pastor ni
cuál era su nombre.
Azulejo con la Oración a la Virgen de
los Ángeles.
(Cañada del Hoyo, Cuenca).
En la memoria
de las gentes ha quedado que, durante unos años,
intentaron traer la imagen al pueblo para mejor poder
servirla, y, de hecho, la trajeron, dándose el
curioso caso que al día siguiente la imagen había
desaparecido de dónde se había quedado la
noche anterior. Con gran pesar fueron a la cueva y allí
estaba la imagen. Lo intentaron más veces, siempre
con el mismo resultado, en cuanto se le perdía
la vista, ella sola, se volvía al lugar donde la
hallara el pastor. Por ello decidieron ir en romería
una vez al año por los días en que fue hallada
y desde entonces se ha venido haciendo hasta estos tiempos
en que se han perdido muchas de las viejas tradiciones.
Virgen de los Ángeles
y el Perdón de las Rosas
Festividad de Ntra. Sra. de los
Ángeles
Todos los años el día 2
de agosto es un día especial en casa, al llamarse
la persona más querida: “María de
los Ángeles”, y aprovecho para felicitar
a todas las mujeres que son poseedoras de tan digno nombre.
Cañada del Hoyo (Cuenca)
Son recuerdos
de adolescencia el peregrinar a la Virgen de los
Ángeles de Cañada del Hoyo, festividad
que, en esa localidad, se celebra el 8 de septiembre.
Me acuerdo como mi hermano el mayor, salía
en borrica con Prudencio, la Isabel y la Ángeles
desde el barrio de los Tiradores por el camino de
la fuente el Canto hacia la sierra de los Palancares
un día antes de la festividad, pasando la
noche en el paraje. El resto de la familia, en el
ochocientos cincuenta viajábamos por los
caminos de los Palancares, abriendo y cerrando las
cercas del ganado hasta llegar a la ermita de Ntra.
Sra. de los Ángeles situada en la Dehesa
del Hoyo, donde pasábamos el día comiendo
las viandas que llevábamos preparadas para
el día. La ermita fue construida en el siglo
XV por la gran devoción que despertó
en la diócesis conquense motivada por el
hallazgo de la imagen de la Virgen en el paraje.
En el siglo XVIII se amplió convirtiéndose
en una ermita de estilo barroco de mayores dimensiones
que luego fue restaurada en el año 1866.
Es de planta rectangular con coro y con una cubierta
de bóvedas rebajadas.
Los inicios de la devoción
a la Virgen de los Ángeles parte del año
361 cuando unos piadosos romeros regresaban de Palestina
y al pasar por Roma le pidieron al Papa Liberio
que les autorizara para asentarse en la llanura
de Asís, levantando una sencilla capilla
donde depositaron las reliquias del sepulcro de
la Virgen que habían traído con ellos.
La capilla fue dedicada a la Asunción. En
el año 516 esta capilla fue entregada a San
Benito, patriarca de los monjes de Occidente pasando
a denominarse la capilla con el apelativo de “Porciúncula”.
En posesión de los Benedictinos se cuenta
que era un centro de numerosas romerías al
extenderse la creencia de que bajaban del cielo
las milicias de ángeles y entonaban himnos
en loor a la Reina de los Cielos, de donde surgió
el nombre de “María de los Ángeles”.
De los Benedictinos pasó la capilla a ser
propiedad de los monjes del Cluny y luego del Cister
y cuando estuvo arruinada la capilla se permitió
que se retirara allí Francisco, el que luego
sería San Francisco de Asís, convirtiéndose
así en la cuna de la Orden Franciscana.
En julio de 1216, Francisco de
Asís pidió al Papa Honorio III, en
la población de Perusa, por indicación
de la Virgen, que todo el que arrepentido y confesado
entrara en la iglesia de la “Porciúncula”
ganara indulgencia plenaria, de ahí el nombre
de “Indulgencia de la Porciúncula,
Perdón Asís”. También
llamada “Indulgencia o Perdón de las
Rosas”.
Ntra. Sra. de los Ángeles.
Hoy en día cuando uno llega Asís,
desde cualquier colina se contempla el grandioso santuario
coronado por la bella cúpula de Galeazzò
Alessi. En el año 1569, EL Papa Pío V, viendo
que el edificio era insuficiente para albergar la multitud
de fieles que de todas las partes del mundo acudían
a la fiesta del Perdón, el 2 de agosto, ordenó
que fuera derribado y erigido en su lugar un magnífico
templo. A consecuencia de los terremotos se deterioró
pero milagrosamente la cúpula de 63 metros permaneció
en pie, en su interior albergaba la original “Porciúncula”,
la Virgen no podía dejar de custodiar el devoto
santuario.