LEYENDAS
(38). LEYENDA DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES (LODERO DE VILLA
DE MAZO, LA PALMA)
Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 27 de mayo de 2020
Continuamos con la nueva recopilación
hecha por Padul Cofrade de algunos de los muchísimos
relatos y leyendas relacionados con la Virgen María.
Intentamos con esto dar a conocer distintos aspectos
relacionados con la religiosidad en distintas zonas
del mundo.
En esta ocasión seguimos
con la leyenda de la Virgen de los Dolores (Lodero de
Villa de Mazo, La Palma).
Doce
mil hombres se apostaron en las alturas de la
villa de Puno, cercándola. Los sitiadores
eran liderados por el caudillo aymara Túpac
Catari, junto con el rebelde Pedro Vilcapaza,
de Azángaro, continuador de la lucha
de Túpac Amaru. Eran los primeros meses
de 1781 y los rebeldes intentaron tomar la ciudad
para reducir este bastión del virreinato
y preparar su ataque a la actual ciudad del
La Paz. El reducido número de pobladores
observaba cómo bajaban las huestes desde
Huajsapata, Yurac Orqo y Orcapata, en las afueras
de la villa. En las pequeñas escaramuzas
los habitantes de la villa puneña se
defendieron con el mayor coraje posible, pero
su inferioridad numérica no les daba
mayor chance en la contienda. En su desesperada
situación, los pobladores optaron por
sacar a la virgen, cuya imagen se veneraba en
la iglesia de San Juan, en procesión.
Tras implorarle su protección durante
toda la noche, los pobladores observaron, atónitos,
cómo los enardecidos sitiadores abandonaron
el lugar.
Virgen
de los Dolores (Lodero de Villa de Mazo, La Palma).
Viaje a las
Indias
En 1770 Tomás de Aquino Fernández se embarca
desde La Palma hacia el puerto venezolano de la Guaira
como capellán de la fragata Paloma isleña.
Una vez aquí se encuentra con el paisano Juan Méndez
que a su vez tenía previsto viajar a Veracruz (Méjico)
en el barco La Soledad. Enterado de este viaje le encarga
un grupo escultórico de un Cristo desclavado de
la Cruz y en brazos de su madre, al tener conocimiento
de que en este puerto se vendían imágenes
de estas características, para que sustituyera
a la pintura con la advocación de la Virgen de
los Dolores que se encontraba en la ermita que él
había fundado. Tomás de Aquino Fernández
le pide que le envíe la imagen a la Guaira a lo
que respondió Méndez que así lo haría,
si ello era posible y si no fuera así la llevaría
directamente a La Palma. En Veracruz no encontraron la
Virgen que solicitaba el fundador de la ermita de Mazo
y directamente se solicitó a la ciudad de Méjico.
Desde esta última ciudad llegó la imagen
de los Dolores a Veracruz sobre una mula dentro de una
caja, importando el acarreo unos 4 pesos y la imagen 360
reales que Juan Méndez cobró en La Palma.
Exvoto. Embarcación
auxiliada
por intervención milagrosa
Flota
navegando
bajo una tormenta
Barcos
fondeados en
Santa Cruz de La Palma
El viaje de regreso
Méndez no regresó por Venezuela
y se dispuso a traerla directamente a la isla. La Virgen
embarcó en Veracruz con escala en Campeche. Se
cuenta de la insistencia y presión ejercidas, por
las gentes de este último puerto, para que la imagen
se quedara en la población al estimarse como milagro,
favor e intervención de la Virgen cuando esta ruta
que debió durar unos veinte días, duró
sólo cuatro y medio. La respuesta de Juan Méndez
fue contundente y respondió a los lugareños
que ni por mil pesos se desprendía de ella y continuó
su viaje hacia el naciente del océano Atlántico.
La caja, conteniendo la imagen continuó su travesía
apiñada, como una mercancía más,
en la bodega junto a numerosos fardos, especies y mercancías.
A los pocos días de navegación un fuerte
temporal hizo temer por la vida de los marineros y por
la embarcación. La tripulación se encomendaba
a Dios y a su madre bendita. El piloto del barco enterado
del lugar donde se encontraba la imagen y superando las
dificultades para llegar hasta ella, por el fuerte oleaje
que hacía zozobrar y poner en peligro al barco,
la hizo subir a cubierta y la colocó en el camarote
de popa. Todos imploraban su intercesión con rezos
y la fe cristiana, ante el peligro de muerte, buscaba
consuelo en la Virgen y madre. De inmediato la tempestad,
milagrosamente, cesó. El viento, la lluvia y el
fuerte oleaje se aplacaron y comenzó a soplar una
suave y fresca brisa del alisio en dirección al
este. La alegría y el júbilo de viajeros
y tripulación, al verse salvados, se derramó
en cantos y vivas a María. El capitán fijó
rumbo veloz, a todo trapo, hacia La Palma.
La llegada
a La Palma
El 15 de julio de 1774 llegó la
Virgen a La Palma. Se cuenta que los capitanes de los
diferentes navíos que la transportaron, en muestras
de agradecimiento hacia la imagen, no cobraron el porte
de su flete. Desde el puerto palmero, la Virgen, fue conducida
a casa de Tomás de Aquino, en Santa Cruz de La
Palma, siendo aquí bendecida por Cristóbal
Martínez Méndez. Más tarde, el 18
de septiembre, fue llevada a su ermita y morada definitiva
en el lugar de Lodero de Villa de Mazo, día que
la iglesia celebraba los Siete Dolores de María.
Estos hechos, tenidos por milagrosos, se corrieron de
boca en boca por toda la isla y desde ese momento la imagen
mejicana de la Virgen de los Dolores sentó fe,
devoción y leyenda entre los palmeros. Las tres
campanas de la espadaña de la ermita llaman y repican
a fiesta y oración: la más alta, fundida
en Caracas con un precio de 30 pesos e inventariada en
1768, fue la primera y única campana que tuvo la
primitiva ermita y fue ésta la que le dio, con
su cantarín tañir, la bienvenida a la Virgen
de los Dolores a su definitiva y santa morada. Y el milagro
o la leyenda se extendió entre la os orillas del
océano Atlántico.
Autora: María Victoria Hernández
Procesión con la imagen de Ntra.
Sra. de los Dolores