LEYENDAS
(47). LEYENDA DE LA VIRGEN DE LAS PEÑAS (CARANGAS,
BOLIVIA)
Padul Cofrade
Investigación. Leyendas
Padul, 5 de juniode 2020
Continuamos con la nueva recopilación
hecha por Padul Cofrade de algunos de los muchísimos
relatos y leyendas relacionados con la Virgen María.
Intentamos con esto dar a conocer distintos aspectos
relacionados con la religiosidad en distintas zonas
del mundo.
En esta ocasión seguimos
con la leyenda de la Virgen de las Peñas (Carangas,
Bolivia).
El
origen de esta imagen es un poco dudoso, ya
que existen numerosas leyendas al respecto.
Una de ellas señala
que en un pueblo de Carangas Bolivia, se celebraba
a la Virgen del Rosario. El alférez a
cargo de las festividades era pobre y esto provoco
un comentario despectivo de un rico que se había
comprometido a tomar a su cargo la festividad
del año siguiente.
Este adorno la iglesia, pero
el día de la fiesta ocurrió allí
un incendio. Con las llamas desapareció
la imagen.
Camino al pueblo, unos pastores
rezagados se encontraron con una señora
de cara conocida. Le preguntaron si no iba a
la festividad y ella respondió:
"Voy a otro lugar en donde he de ser
más venerada”.
Mirando Hacia a tras los pastores la vieron
convertirse en una paloma que voló hacia
el oeste.
En tanto en la Villa de Humagata
el gobernador había condenado a muerte
a un curandero bajo la acusación de brujo.
Este buscaba leña para su suplicio en
Livilcar, cuando vio la paloma. Quiso derribarla
por lo hermosa que era para llevarla al gobernador
para pedir clemencia. Pero desapareció
en una nubecilla.
Al disiparse, estaba el rostro
de la virgen en la roca. La imagen habla al
curandero diciendo:
"Quiero que se me honre en este mismo
sitio. Vendrán muchos peregrinos con
grandes sacrificios y no han de caber en este
lugar".
Virgen
de las Peñas (Carangas, Bolivia).
El reo fue a dar cuenta al Gobernador Este pensando
que era un ardid, prometió quemarlo ahí
mismo si mentía. Al ver la imagen indulto al
condenado.
Los frailes franciscanos de Codpa fueron avisados
del suceso y decidieron desprender la imagen de la
piedra. Pero a pesar de los esfuerzos, fue imposible
extraerla.
En la noche el sacerdote que había encomendado
la tarea tuvo agudos dolores:
"¿Sufres mucho?”.
Escucho en el silencio nocturno. Y la voz continuó:
"Yo también sufro con los golpes que
me dan. No quiero salir de este lugar. Vendrán
con grandes sacrificios a venerarme".
Una devota familia de Carangas salió en busca
de la Virgen perdida. Recorrieron los diversos valles
de Tarapacá y supieron de la Virgen de Livilcar.
La visitaron y reconocieron que era la imagen desaparecida
de su pueblo
La fe mueve montañas y mueve también
a miles de hombres y mujeres que todos los años,
en los meses de octubre y diciembre, llegan hasta
donde se angosta el valle de Azapa (entre roqueríos
escarpados y fuentes de aguas cristalinas), a presentar
sus respetos y plegarias a la “milagrosa chinita”,
como le llaman feligreses y bailarines.
La Virgen de Las Peñas:
Una historia de amor y devoción
A 60 kilómetros aproximadamente de Arica,
en la quebrada de Livilcar, sin alcanzar más
de una cuadra de ancho, se yergue el santuario de
la Virgen de Las Peñas.
Ubicado en un lugar inaccesible para vehículos,
sólo se puede llegar a él caminando
o en lomo de mula, bordeando constantemente precipicios
y cruzando el riachuelo.
Todo sacrificio es válido, cuando el amor
y la fe hacia “la chinita” mueven los
corazones de sus fieles seguidores y promeseros.
Hay diversas historias y leyendas sobre el origen
del Santuario de las Peñas; todas nacen de
la fe y el amor a la Santa Madre de Dios.
La más antigua data de 1642, según
relata Alfredo Raiteri Cortez, quien nos narra cómo
un arriero que llevaba su recua de mulas y buscaba
descanso entre los eucaliptos, sintió los gritos
horrorizados de una pastorcita de 12 años que
era atacada por una serpiente.
En su afán de socorrer a la pequeña,
cuál no sería el asombro del buen hombre
al ver un rayo posarse cerca de la niña, alejando
a la serpiente y dejando grabada en la roca la imagen
de la Santísima Virgen. Sin quererlo, en su
terror, el hombre habría invocado a la Virgen
y ella habría hecho su aparición socorriéndolo.
Otra versión cuenta que en un pueblo de Carangas,
Bolivia, se celebraba a la Virgen del Rosario, siendo
el alférez a cargo de las festividades muy
pobre y esto provocó un comentario despectivo
de un rico que se había comprometido a tomar
a su cargo la festividad del año siguiente.
El rico adornó la iglesia, pero el día
de la fiesta ocurrió allí un incendio
y con él desapareció la imagen sagrada.
Camino al pueblo, unos pastores rezagados se encontraron
con una pastorcita de cara conocida. Le preguntaron
si no iba a la festividad y ella respondió:
"Voy a otro lugar en donde he de ser más
venerada". Mirando hacia atrás los pastores
la vieron convertirse en una paloma que voló
hacia el oeste.
En tanto, en la Villa de Humagata, el Gobernador
había condenado a muerte a un curandero bajo
la acusación de brujo. Este buscaba leña
para su suplicio en la quebrada de Livilcar, cuando
vio en el cielo una paloma que descendía suavemente.
Quiso entonces tomarla y llevarla donde el Gobernador
para implorarle clemencia, pues era una hermosa ave.
Más cuando quiso tomarla, la paloma se desvaneció
en una nube de luz.
Cuál sería la sorpresa del curandero,
que al disiparse la nube, pudo contemplar que estaba
el rostro de la Virgen en la roca y que la imagen
le hablaba diciendo: "Quiero que se me honre
en este mismo sitio. Vendrán muchos peregrinos
con grandes sacrificios y no han de caber en este
lugar". En el mismo instante, el hombre llevó
la noticia al Gobernador, quien pensando que era una
mentira decidió comprobar con sus propios ojos
la sagrada imagen.
Avisados los frailes de Codpa, de forma infructuosa
trataron de remover la imagen de la piedra y esa misma
noche el sacerdote que trató de remover la
imagen recibió una aparición que le
preguntaba, si sufría muchos dolores tras la
ardua tarea. La aparición continuó diciéndole:
"Yo también sufro con los golpes que me
dan. No quiero salir de este lugar. Vendrán
con grandes sacrificios a venerarme".
Y así llegaron hasta ella, una familia devota
desde Carangas, reconociendo en la imagen, la Virgen
desparecida de su pueblo.
Otra versión nos cuenta de una anciana pastora
que, cansada de recorrer la quebrada y asustada al
caer la noche al filo de un desfiladero de Las Peñas,
lloraba inconsolablemente.
De pronto fue reconfortada por la imagen de la Virgen
que le manifestó que había dejado su
imagen grabada en las rocas y que deseaba que se le
hiciera en ese paraje un santuario de penitencia y
que se consagrara a su nombre con el título
del Rosario:
"Duerme tranquila esta noche que yo te acompañaré
y ve mañana a las autoridades de Livilcar para
decirles que bajen y se impongan de mi voluntad",
le dijo la Virgen, según esta leyenda. Y así
fue a pesar de las burlas de las personas que le increpaban
por no volver con su rebaño. Entonces la Virgen
se les apareció: "No os moféis
de esta anciana que os ha hablado. Es mandato de la
imagen de mi Madre, que la he colocado en esta roca
para que sea un santuario de penitencia, y la celebraréis
el primer domingo de octubre de cada año”.
Y así ha sido, año tras año,
desde tiempos inmemoriales que los peregrinos dejan
sus hogares, y llegan con devoción y fe, surcando
el camino, la quebrada, los despeñaderos; haciendo
el sacrificio para ver a Nuestra Señora de
Las Peñas, encomendándoles sus vidas
y agradeciendo, siempre agradeciéndole, por
los favores concedidos.
Claudio Aguirre, Presidente del Alferazgo del Santuario
de la Virgen de Las Peñas, recuerda que hubo
un año que asistieron más de 32.000
personas y nos señala que vienen 9 compañías
de bailes religiosos de Tacna, donde a la compañía
N° 1 de Tacna le corresponde abrir la fiesta de
la Virgen, y entre otros grupos del vecino país
destacan las compañías Sociedad Religiosa
Morenos del Señor de los Milagros y la Sociedad
Religiosa Santa Rosa de Lima. De Arica participan
22 compañías de bailes religiosos, que
durante 4 días, bailan de día y de noche,
sin interrumpir sus bailes, como un rito sagrado de
fe.
La Festividad de la Virgen de Las Peñas, es
la principal fiesta religiosa de Arica y Parinacota,
y comienza la primera semana de octubre, donde se
espera concurran miles de miles de peregrinos, creyentes,
bailarines y promeseros que llegarán de Bolivia,
de Chile y de Perú, integrados por la fe y
devoción a la Reina de Livilcar, Nuestra Señora
del Rosario de Las Peñas.
Autor: Hermann Mondaca
Bibliografía:
Mondaca Raiteri, Hermann; “Viaje
al Corazón del Tiempo. La riqueza legendaria”,
Libro 3, de la Colección Literaria “Arica
y Parinacota, Tierra Milenaria en el Corazón
de América”.