Santo patrono de las parturientas
Festejado cada 31 de agosto
Ramón
Nonato (Portell, 1204 - Cardona, comarca de La Segarra,
entonces perteneciente a la diócesis de Urgel y,
desde 1593, a la diócesis de Solsona, el 31 de agosto
de 1240),1 religioso mercedario, fue un santo nacido en
un pueblo de la antigua Corona de Aragón que, actualmente,
forma parte de Cataluña, en España. Su epíteto
nonnatus (en latín: no nacido) se deriva de haber
sido extraído del útero de su madre por cesárea
después de que ella hubiera fallecido.1 Es el santo
patrón de los partos, matronas, niños, embarazadas
y personas acusadas falsamente.
San Ramón Nonato de Dúrcal (Granada)
Desde muy temprana edad fue devoto,
humilde, manso, prudente, obediente a su padre, temeroso
de Dios
cuidadoso de su conciencia, limpio en los pensamientos,
modesto en su porte, discreto en las palabras, como un ángel en su
actuar y querido por todos los que le conocían. Su padre lo envió a
Barcelona para que cursara sus estudios, cultivara relaciones con gente importante
e hiciera
carrera y fortuna. Pero Ramón dio muestras de inclinarse al servicio
de Dios y buscaba la amistad del padre Pedro Nolasco, quien después
vendría
a ser el santo fundador de la orden de los mercedarios. Como esto contrariaba
sus planes, su padre le hizo volver a Portell y lo puso al cuidado de ovejas
en una finca de su propiedad.
Mientras Ramón pastoreaba sus rebaños
por la seca y áspera Segarra, goza del silencio
y el contacto con la naturaleza, siente con más
fuerza la llamada interior, habla sin cesar con Dios,
y siente crecer en su corazón un amor enorme
por la Virgen María. Otros pastores acusaron
a Ramón diciendo a su padre que abandonaba el
rebaño por sus oraciones en la ermita de San
Nicolás. Y allí encontró a su
hijo, orando... pero, ¿quién era aquel
joven tan fuerte que cuidaba de las ovejas mientras
su hijo rezaba? Se dio cuenta de que el cielo acudía
en favor de Ramón, enviando a un ángel
para ayudarle, y no volvió a intervenir
en el llamado de Dios a su hijo.
Pocos días
después la misma Santísima Virgen María
le anunció al joven pastor su deseo de que ingresara
como religioso en la Orden de la Merced, recién
fundada en Barcelona para la redención de los cristianos
que, en aquel entonces, eran secuestrados o apresados por
los musulmanes que exigían dinero como rescate a
cambio de su libertad, si no lo obtenían, los esclavizaban
o torturaban hasta morir, a menos que se convirtieran al
islamismo. Así, Ramón viajó a Barcelona
y se puso en manos de San Pedro Nolasco, el fundador de
la Merced, para el rescate de cautivos católicos
en manos de musulmanes del Norte de África.
Creciendo
siempre en el gozo de la virtud, cumplió el año del noviciado, Se ordenó presbítero
en 1222, hizo solemne profesión y recibió las
sagradas órdenes. La presencia del joven fraile
en el hospital de Santa Eulalia de Barcelona acrecentó su
fama de bondad entre propios y extraños. Luego
fue superior en varias comunidades de la Orden de la
Merced. Como redentor de cautivos viajó al norte
de África, pagó rescate por varios prisioneros
y, siguiendo el cuarto voto de estos religiosos, cuando
se agotó el dinero que llevaba, se quedó como
rehén a cambio de la liberación de
otro cristiano.
Procesión de San Ramón en Castrelo
(Cambados)
La
Virgen le dijo: “...Como mi Hijo se sacrificó en
la cruz, así tú has de moler el grano de
tu cuerpo en el suplicio y en el dolor, y como Él
es alimento y sostén en la Eucaristía, tú lo
serás también de tus hermanos”. Y designado
por sus superiores para ir al África a redimir a
los cautivos, Ramón les predicó, los fortaleció en
la fe, los consoló en los trabajos y exhortó a
la paciencia. Servía a los enfermos, y curó a
muchos de ellos. Se dice que pagó rescate por 600
cautivos en total. Cuando se acabaron las limosnas que
traía de España para la redención,
Ramón se convirtió en cautivo a cambio de
la libertad de un cristiano. Su cautiverio lo aprovechó para
tratar con moros y judíos, impugnar sus errores,
enseñarles la fe católica y convertirlos
al cristianismo con santas y eficaces razones.
Para que no volviese a predicar, lo desnudaron y apalearon
públicamente y sus carceleros musulmanes lo martirizaron
perforando sus labios con hierro candente para colocarle
un cerrojo en su boca e impedir su prédica. Por
espacio de ocho meses, que solo le abrían una vez
al día, para comer su ración de pan de cebada.
La Virgen, que le había asociado a Jesucristo en
la tarea de redimir y salvar a sus hermanos los esclavos,
no le dejó sólo en este martirio, sino que
acudía a él para consolarle.
Escultura de San Ramón Nonato por Juan de
Mesa (1626-1627), Museo de Bellas Artes de Sevilla
Como
redentor de cautivos viajó al
norte de África, pagó rescate por varios
prisioneros y, siguiendo el cuarto voto de estos religiosos,
cuando se agotó el dinero que llevaba, se quedó como
rehén a cambio de la liberación de
otro cristiano.
Los mercedarios lograron reunir el dinero para su
rescate y en 1239, cuando llegó a
Argel, embarcaron a Ramón hacia España. Ya en Barcelona, se le
hizo un recibimiento como a un héroe triunfal. Pero él, desoyendo
aplausos, cantos y parabienes, se abrió paso entre la gente que le aclamaba
y corrió al sagrario de su convento a echarse a los pies de Jesús.
La noticia de su caridad, de su defensa de la fe, de su evangelización,
de su labor redentora y de su martirio, llegó a conocimiento del Papa
Gregorio IX, quien le creó cardenal de la Santa Iglesia, sin que esto
cambiara para nada su forma de vida austera y sacrificada.
Cuando en agosto de 1240 se dirigía a Roma, llamado por Gregorio IX, pasó por
Cardona y allí lo atacaron de pronto intensas fiebres que lo llevaron
a la muerte. Pidió el santo viático y, como no hubo quien se lo
administrase, se dice que el mismo Jesucristo, con un gran cortejo de ángeles,
le dio el Santísimo Sacramento de su Cuerpo y Sangre. Muchos milagros
le fueron atribuidos antes y después de su muerte.
Fue canonizado por el papa Alejandro VII en 1657, celebrándose su festividad
el 31 de agosto.1 Aunque su fiesta era de ámbito universal desde 1681,
con la reforma del calendario fue reducida a culto local a partir de 1969.
Es el abogado
de las mujeres parturientas, en recuerdo de su especial
nacimiento. También figura como patrono de las obras
eucarísticas.
Videos de la
procesión de San Ramón Nonato en Dúrcal (Granada) el año
2013
Oraciones
Oración
para pedir su protección
¡Oh! Glorioso San Ramón, a cuyo poder sometió Dios la tierra
y los elementos, la salud y la enfermedad, la vida y la muerte, hallando en vuestra
poderosa intercesión, abogado las doncellas, sucesión las casadas,
defensa los que se ven calumniados, cosecha los labradores, puerto los náufragos,
redención los cautivos, vista los ciegos y fin todos los males; por aquel
vuestro ardiente deseo de recibir el Santísimo Sacramento, que obligó a
Jesucristo a daros de sus benditas manos la sagrada Comunión, os suplico
intercedáis por mí para que merezca frecuentar este celestial convite,
y recibirle por Viático al fin de mi vida, y sobre todo que pueda obtener
la gracia especial que os pido y la eterna felicidad de la gloria. Amén.
Oración
para un feliz parto
Oh excelso patrono, San Ramón, modelo de caridad para con los pobres
y necesitados, aquí me tenéis postrado humildemente ante vuestros
pies para implorar vuestro auxilio en mis necesidades. Así como era
vuestra mayor dicha ayudar a los pobres y necesitados en la tierra, socorredme,
os suplico, oh glorioso San Ramón, en esta mi aflicción. A vos,
oh glorioso protector acudo para que bendigáis al hijo que llevo en
mi seno. Protegedme a mí y al hijo de mis entrañas ahora y durante
el parto que se aproxima. Os prometo educarlo según las leyes y mandamientos
de Dios. Escuchad mis oraciones, amante protector mío, San Ramón,
y hacedme madre feliz de este hijo que espero dar a luz por medio de vuestra
poderosa intercesión. Así sea.
San Ramón Nonato de
pasta de madera
Imagen en San Ramón de Magaspac
Novenario especial de embarazadas
Se hace una vez al
mes, empezando desde el mes en que conocen que están
embarazadas. El último mes harán el novenario de nueve días.
Oh San Ramón Nonato prodigioso. A Vos vengo
movida de la grande benignidad con que tratáis
a vuestros devotos. Aceptad, Santo mío, estas
oraciones que de muy buena gana te ofrezco, en memoria
de tus oraciones tan meritorias, que alcanzaron de
Dios el que os haya constituido especial patrón
de las embarazadas. Aquí está, Santo
mío, una de ellas que se pone humilde debajo
de vuestra protección y amparo, suplicándoos
que así como se conservó siempre invicta
vuestra paciencia en todos aquellos ocho meses en
que fuiste tan singularmente martirizado con el candado
y otras penas que pasasteis dentro de la tenebrosa
mazmorra y en el mes noveno salisteis libre de todas
aquellas prisiones, así Santo y abogado mío,
os pido humildemente me alcancéis de mi Dios
y Señor el que la criatura que está encerrada
en mis entrañas se conserve en vida y salud
por espacio de los ocho meses, en el noveno salga
libre a la luz de este mundo, haciendo Vos, Santo
mío, que así como el día que
salió vuestra alma de vuestro cuerpo fue un
día Domingo, que es día de gozo y regocijo,
así el día de mi parto sea de todo
contento y gozo, con todas aquellas circunstancias
que Vos sabéis que más convienen a
mayor gloria de Dios y vuestra y salvación
de mi alma y la de mi hijo. Amén.
Novena
Día primero
Dios y Señor mío, yo os
doy infinitas gracias por todos los favores que hicisteis
al glorioso San Ramón No-nacido; por cuyos méritos
os suplico humildemente, que así como fuisteis tan
liberal con el glorioso santo cardenal, lo seáis
en esta ocasión conmigo, concediéndome el
despacho de la petición que solicito en esta novena,
para más serviros y amaros. Amén. Concluir
con la oración final para todos los días.
Día
segundo
Dulcísimo Jesús mío, mi Redentor,
y Señor, yo os doy inmortales gracias por
todas las mercedes que vuestra infinita benignidad
concedió al glorioso Padre San Ramón
No-nacido. Tantas maravillas obró vuestra
Majestad en vuestro siervo San Ramón, que
me dan motivo para valerme de su intercesión,
para que Vos, Dios mío, por sus ruegos y merecimientos
cumpláis esta mi petición, a mayor
honra y gloria vuestra; espero en Vos, Jesús
de mi alma, que pues a los que se han valido de tan
grande Santo habéis socorrido en sus necesidades,
me socorráis también las mías.
Amén. Concluir con la oración final
para todos los días.
Día tercero
¡Oh, Reina Purísima de la Merced, Madre
de los necesitados y afligidos! A Vos vengo como
hijo indigno que soy de tan grande Madre, para rendiros
mil veces las debidas gracias, de tantos y tan grandes
favores con que favorecisteis a vuestro siervo San
Ramón No-nacido, de cuya intercesión
me valgo en la presente ocasión para obtener
el favor que pido en esta Novena. Confío que
vos, soberana Reina, así como no le negasteis
cosa al glorioso Santo de cuanto os pidió en
la tierra, no le negareis ahora vuestra intercesión
para con vuestro Santísimo hijo Jesús,
a fin de que me conceda la gracia que deseo, para
gloria vuestra, de vuestro Unigénito Hijo
y bien de mi alma. Amén. Concluir con la oración
final para todos los días.
San Ramon Nonato. Barrio Los Dorados, de la Ciudad
de Chilecito
Día cuarto
Dios y Señor mío, yo os ofrezco los méritos
de la santa obediencia de vuestro grande siervo el glorioso
Cardenal San Ramón No-nacido, y os suplico que por
ellos me concedáis una perfecta y total obediencia,
con la cual obedezca yo en todo y por todo a vuestras divinas
inspiraciones, a los preceptos de la Santa Iglesia, y en
particular os ruego que, por los mismos merecimientos me
despachéis la petición que por mano del glorioso
Santo os ofrezco. Amén. Concluir con la oración
final para todos los días.
Día quinto
Señor y Dios mío, yo indigno hijo vuestro,
me postro delante de vuestra presencia, y os presento aquella
santa y suma pobreza con que vivió el glorioso San
Ramón No-nacido, suplicándoos de todo mi
corazón, que por los merecimientos que adquirió vuestro
Santo con el ejercicio de tan grande virtud, queráis
purificar este mi corazón, comunicándome
una verdadera pobreza y desnudez de espíritu, con
la cual esté mi alma totalmente despegada de todo
lo transitorio, y unida con el amor Divino. Y en particular
os ruego, os dignéis favorecerme con la gracia que
pido, a mayor honra y gloria vuestra. Amén. Concluir
con la oración final para todos los días.
Día
sexto
Dios y Señor mío,
pues que os habéis mostrado tan amante de
la pureza, queriendo que el eterno Verbo tomase
carne de una purísima Virgen desposada,
yo os presento, Señor, la angélica
pureza de vuestro castísimo siervo San Ramón
No-nacido. Y por los méritos que correspondieron
a la virginidad de tan gran Santo, os suplico queráis
quitar todas las manchas de mi alma, para que así sea
digna de unirse con Jesucristo, y quede dispuesta
para recibir el favor que pido en esta Novena.
Amén. Concluir con la oración final
para todos los días.
Día séptimo
Dios y Señor mío, Vos sólo
sabéis aquel ardor soberano, con que siempre
os estuvo amando, y deseando amaros más y
más vuestro gran siervo y amigo San Ramón
No-nacido, ansioso siempre de que todos los humanos
corazones se abrasasen en divinos amores. Yo, confiado
en vuestra misericordia infinita, os suplico humildemente,
que por aquel corazón del Serafín San
Ramón, os dignéis de abrasar el mío
con llamas de vuestro amor y favorecerme con el despacho
de la merced que os pido, por los merecimientos de
la ardiente caridad de este gran Santo, mi abogado.
Amén. Concluir con la oración final
para todos los días.
San Ramón Nonato
Día octavo
Dios y Señor mío, con toda la humildad
en mí posible, vengo a pediros un favor, valiéndome
de los grandes merecimientos que tuvo San Ramón
No-nacido: por el ejercicio heroico de su humildad profunda,
alcanzaba de Vos lo que os suplicaba; la misma humildad
de vuestro Santo os ofrezco, para que por ella me hagáis
de tal manera humilde, que por vuestro amor deje mi propia
estimación. Asimismo os ruego os dignáis
concederme, para gloria vuestra y salvación mía,
la merced que os pido. Amén. Concluir con la oración
final para todos los días.
Día noveno
Eterno y Omnipotente Dios y Señor mío,
hoy es el último día de esta mi Novena, y
si hasta ahora no he sabido disponerme para alcanzar el
favor que deseo, os suplico me deis luz para debidamente
disponer mi alma; y para que lo hagas te presento los martirios,
trabajos, aflicciones, azotes y demás penas que
tuvo el glorioso San Ramón No-nacido. Así,
por tan grandes méritos que alcanzó por estas
penas, concededme, Señor, un deseo fervoroso de
padecer por Vos, y un cumplimiento a mi petición
que todos estos nueve días ha pedido y pido, para
honra vuestra y de mi glorioso Santo. Amén. Concluir
con la oración final para todos los días.
Altar de San Ramón Nonato en la Catedral Metropolitana de la ciudad de
México
Oración final para todos los días
¡Oh Gloriosísimo San Ramón No-nacido!
De todo corazón me gozo de que la majestad soberana
de nuestro Dios y Señor os haya hecho tan grande
Santo, adornándoos
con tantas prerrogativas y mercedes; de todas las
cuales doy a la Santísima Trinidad infinitas e inmortales
gracias, y a Vos, Santo mío, mil parabienes.
Por esos admirables favores, y por la sangre que
vertieron vuestros santos labios con el penoso
martirio del candado,
os suplico humildemente intercedáis ante la Divina
Majestad por el aumento de la Santa Fe católica,
la extirpación de las herejías, la quietud
y sosiego de los reinos cristianos, la conversión
de los infieles, y libertad de los pobres cautivos cristianos.
También, Santo mío, os pido seáis
mi intercesor, para que así como perseverasteis
muchas horas vivo dentro del cuerpo de vuestra madre difunta,
así esta mi pobre alma persevere viva en la vida
de la gracia, dentro de la cárcel de este corruptible
cuerpo, y salga de él a su tiempo en paz, para alabar
a Dios en compañía de los Ángeles
y Santos, por toda la eternidad; y para que mejor lo pueda
conseguir, os suplico me alcancéis el favor
que ahora os voy a pedir:
(Hágase aquí la petición)
Así confío lo haréis, amantísimo
Padre mío, pues de Vos se dice alcanzáis
de Dios todo cuanto vuestros devotos os piden, estando
ellos afligidos; pero si acaso ha de ser para mayor gloria
de Dios, y bien de mi alma el que se dilate, o no consiga
la gracia que deseo, alcanzadme, Santo mío, perfecta
resignación en la voluntad de mi Dios y Señor,
para que así quede mi alma en paz, mientras el Señor
me conserve la vida, y después, por medio de una
dichosa muerte llegue a gozar las delicias de la eterna
Patria. Amén.
Antífona
Oh, Bienaventurado Ramón, que
con todo su corazón amó a Cristo, y para
ejemplo de su caridad no dudó en quedarse cautivo
por librar a los cautivos. Oh dichosa vida, que aunque
no la quitó la espada de los perseguidores, no por
eso perdió el mérito del martirio.
V. Mi corazón y mi carne, R. Se alegran por el Dios vivo.
Oración
Oh Dios, que hiciste admirable a San Ramón No-nacido, tu confesor, en
librar a tus fieles del cautiverio de los impíos: concédenos
por su intercesión, que nos libres de las cadenas de los pecados, practiquemos
con libre voluntad las cosas que te son agradables. Por Cristo, Nuestro Señor.
Amén