“La ciudad cananea de Urusalim es conocida
por documentos acádicos del siglo XIV (cartas
de Tell-el-Amarna). La tradición bíblica
la reconoce en la ciudad de Melquisedec, contemporáneo
de Abraham[1], e identifica su emplazamiento con el
monte Moriah, donde Abraham ofreció su sacrificio[2].
En el tiempo de los jueces era todavía Jerusalén
una ciudad pagana[3], pues los israelitas habían
fracasado en su primera tentativa de conquista[4].
David finalmente la tomó a los jebuseos[5].
Llamó a su ciudadela ciudad de David (2 Sam
5,9) , la fortificó e hizo de ella la capital
política de su reino. Trasladando allá
el arca de la alianza, fijó en el mismo lugar
el santuario conferencial de las doce tribus, que
estaba anteriormente en Silo. La promesa de Natán
hace entreveer que Dios se complacía, y Salomón
acabó en este punto la obra de su padre construyendo
el templo y dedicándolo solemnemente[6]. Así
quedó determinado el destino religioso de la
ciudad. En la tierra santa ocupa Jerusalén
un lugar aparte. Posesión personal de la dinastía
de David, queda fuera del catastro de las tribus.
Capital política, representa concretamente
la unidad nacional del pueblo de Dios. Capital religiosa,
es el centro espiritual de Israel porque Yahvé
reside en ella, en el monte Sión, que ha escogido
como morada[7]. Doble significado que funda su carácter
de ciudad santa y le da un papel de primer orden en
la fe y en la esperanza de Israel”[8].
“Jerusalén es el teatro de la última
semana de la vida de Cristo: las últimas enseñanzas,
los últimos recuerdos, su pasión y muerte,
su resurrección y ascensión”[9].
La ciudad de Jerusalén es la Madre de las Iglesias,
allí Jesucristo celebró la primera Santa
Misa de la Nueva y Eterna Alianza.
El Templo
de Jerusalén en el tiempo
El capítulo 6 del 1º Libro de los Reyes[10]
menciona el inicio de la Construcción del Templo
de Dios: En el año 480 de la salida de los israelitas
de la tierra de Egipto, el año cuarto del reinado
de Salomón sobre Israel, en el mes de Ziv, que
es el segundo mes, emprendió la construcción
de la Casa de Yahveh. La Casa que edificó el
rey Salomón a Yahveh tenía sesenta codos
de largo, veinte de ancho y veinticinco de alto (1º
Rey 6,1-2) y finaliza con la fecha de la terminación
del mismo: El año cuarto, en el mes de Ziv, se
pusieron los cimientos de la Casa de Yahveh, y el año
once, en el mes de Bul - que es el mes octavo - fue
acabada la Casa en todas sus partes, según todo
su proyecto. Salomón la levantó en siete
años (1º Rey 6,37-38).
El Rey Salomón, tercero y último de los
Reyes del Israel unificado, hijo de David y Betsabé,
la que había sido mujer de Urías (Mt 1,6),
fue quien construyó este Magnífico Templo,
gloria de la época y de los Judíos, “se
convirtió en el eje de la vida religiosa y política
del Judaísmo (...) el más importante centro
religioso del culto a Yahvé y lugar de peregrinación,
hasta el momento de su destrucción, para todo
pueblo judío”[11].
Los profetas Jeremías[12] y Ezequiel[13] tuvieron
que profetizar la destrucción del Templo de Jerusalén,
pues la religión se había convertido en
un culto puramente formalista y rutinario, que Ezequiel
califica de “idolátrico”[14].
La primera de las destrucciones que sufrió este
Templo fue en el año 587 a. C., y la ejecutó
el Rey de Babilonia: Nabucodonosor[15].
El Profeta Jeremías pintó esta tragedia
en el Libro de las Lamentaciones:
¡Qué solitaria está la ciudad populosa!
Se ha quedado viuda la grande entre las naciones, la
princesa de las provincias, sometida a tributo (Lam
1,1)
El Señor rechazó su altar, desechó
su santuario; dejó a merced del enemigo los muros
de sus palacios (Lam 2,7).
En el Libro de Esdras se menciona la construcción
del 2º Templo de Jerusalén[16].
El edicto del Rey Ciro ordena la construcción
del este 2º Templo:
Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios
de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra.
El me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén,
en Judá.
Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea
su Dios con él. Suba a Jerusalén, en Judá,
a edificar la Casa de Yahveh, Dios de Israel, el Dios
que está en Jerusalén (Es 1,2-3).
Algunas
fechas importantes relacionas con el Templo[17]:
• 1010-970 a.C. David levanta un altar a Yahvé
en la colina[18].
• 970-931 Salomón construye el Templo[19].
• 587 Es destruido por el ejército Babilónico.
• 520-515 Construcción del segundo Templo.
• 170 Es saqueado por Antíoco IV.
• 167 Antíoco instaura en él el
culto a Júpiter.
• 164 Judas Macabeo conquista Jerusalén,
purifica el Templo y reanuda los sacrificios.
• 20 Herodes, el Grande comienza la reconstrucción
del Templo.
• 70 d.C. Es destruido durante el asedio de
Jerusalén por los romanos al mando del general
Tito.
• 132 Bar Kohba intenta una parcial restauración.
• 134 Adriano termina de arrasarlo. Luego se
levantarían estatuas a Júpiter y a los
emperadores Adriano y Antonino Pío.
• 361-363 El emperador Juliano, el apóstata
permite a los judíos reconstruir el Templo.
Quedó en un intento.
• 638 Los musulmanes encontraron la explanada
del Templo abandonada.
• 691 Comienza la construcción de la
mezquita de la Roca sobre la colina del Moria.
• 711 Se construye la mezquita El Aqsa.
• 1100 Los cruzados convierten la mezquita de
la Roca en Iglesia.
• 1188 Saladino devuelve las mezquitas al culto
musulmán.
La ampliación que realizó el Rey Herodes
del 2º Templo de Jerusalén, superó
con creces a los dos anteriores. Se trabajó en
él, aproximadamente 90 años, unos veinte
mil obreros.
“El Templo de Herodes, tal como Jesús
lo conoció constaba de un gran patio –lo
que hoy es la gran explanada- rodeado de suntuosos pórticos
con columnas de mármol blanco de once metros
de altura y techos de madera de cedro. Su anchura era
de 13,40 metros. Los pórticos occidental, norte
y oriental tenían dos órdenes de columnas,
mientras que el pórtico meridional tenía
cuatro órdenes y dos planos columnados superpuestos.
Dentro del gran patio exterior, llamado patio de
los gentiles, estaban los tres patios interiores, de
dimensiones mucho más reducidas, en el siguiente
orden de cercanía al Santuario: el patio de las
mujeres, el patio de Israel o de los hombres y el patio
de los sacerdotes. Todo esto formaba un mundo aparte,
rodeado por un muro, donde le estaba prohibida la entrada[20],
bajo pena de muerte a todo aquel que no fuera judío.
La advertencia estaba escrita en los dinteles de las
puertas”[21].
¿Cómo
estaba dividido el Santuario?
El Santuario estaba dividido en dos partes: El Santo,
en el que estaba la mesa de los panes de la proposición,
el candelabro de los siete brazos y el altar de los
perfumes que un sacerdote incensaba dos veces al día
y el Santo de los Santos, “un lugar oscuro ocupado
en otro tiempo por el Arca de la Alianza”[22],
donde sólo podía entrar el Sumo Sacerdote,
para el día de la Expiación[23], “pero
solo una vez al año y después de una larga
purificación con ayunos y oraciones. Lo hacía
el Día del Perdón”[24].
Jesucristo con su presencia ha santificado el Templo
de Jerusalén. Cumplíase la palabra del
profeta: Grande será la gloria de esta Casa,
más grande que la primera será su postrera,
dice Yahvé de los ejércitos;... (Ag 2,10).
El Templo de Jerusalén, figura del Nuevo Templo
de Dios, construido por el Espíritu Santo, fue
santificado por el Verbo Encarnado durante su vida terrena;
Él era su gloria.
El Verbo Encarnado reconoció la Santidad del
Templo: Mi casa será llamada Casa de oración...
(Mt 21,13) y lo frecuentó como todo buen israelita
tres veces al año[25], para las fiestas Judías:
Pascua[26], Pentecostés y de las Chozas[27].
El Apóstol y Evangelista San Juan nos menciona
que participó de la Fiesta de la Dedicación[28].
• El Templo de Jerusalén en los Evangelios
• El Templo en el Nuevo Testamento[29]San Mateo
21,23-27 ¿Con que autoridad haces esto?
• San Mateo 21,12-17 Expulsión de los
mercaderes y 2º purificación del Templo
de Jerusalén
• San Mateo 24,1-15 Profecía sobre la
ruina del Templo
• San Mateo 27,3-10 Judas Iscariote tira las
30 monedas de plata en el Santuario
• San Mateo 27,51 El velo del Templo se rasgó
en dos
• San Marcos 12,41-44 El óbolo de la
viuda
• San Marcos 12, 35-37 Jesús enseña
en el Templo
• San Lucas 1,5-25 Anuncio del nacimiento de
San Juan Bautista
• San Lucas 2,22-38 Presentación del
Jesús en el Templo
• San Lucas 2, 46-50 Encuentran al Niño
Jesús en el Templo
• San Lucas 4, 9-13 Pináculo del Templo-
Tentación de Jesús
• San Juan 2,13-22 1º Purificación
del Templo
• San Juan 5,14 Jesús encuentra al hombre
curado en Bezatá
• San Juan 5,19-37 Discurso sobre la obra del
Hijo
• San Juan 7,14-53 Jesús enseña
en el Templo
• San Juan 8,2-11 La mujer adúltera
• San Juan 8,12-20 Yo soy la Luz del mundo
• San Juan 8, 21-59 Jesús y Abraham
• San Juan 10,22-39 Jesús se declara
Hijo de Dios
• San Juan 11,45-53 Conspiración del
Sanedrín contra Jesús
• Actas de los Apóstoles 2,46 Los primeros
cristianos suben al Templo
• Actas de los Apóstoles 3,1-10 Curación
de un tullido por San Pedro
• Actas de los Apóstoles 21,26-30 San
Pablo en el Templo
Este segundo Templo fue destruido por Tito en el año
70 d.C. Jesucristo lo profetizó antes de su Pasión
y muerte: Salió Jesús del Templo y, cuando
se iba, se le acercaron sus discípulos para mostrarle
las construcciones del Templo.
Pero él les respondió: ¿Veis todo
esto? Yo os aseguro no quedará aquí piedra
sobre piedra que no sea derruida (Mt 24,1-2)[30].
La destrucción del Templo de Jerusalén
consuma el fin de la Antigua Alianza y de sus instituciones.
La muerte del Verbo Encarnado hace caducar la Antigua
Alianza y da inicio a la Nueva y Eterna Alianza entre
Dios y el hombre.
Autor: Juan Pablo Montes
Bibliografía
[1] Cf. Gen 14,18ss.
[2] Cf. 2 Par 3,1.
[3] Cf. Juec 19,11ss.
[4] Cf. Jue 1,21.
[5] Cf. 2 Sam 5,6ss.
[6] Cf. 1 Rey 6-8.
[7] Cf. Sal 76,68ss; 132,13-18.
[8] XAVIER LÉON-DUFOUR, Vocabulario de Teología
bíblica, Herder, Barcelona, 1980, 434-435.
[9] LOMBARDI, LUIGI; La Tierra Santa, Edizioni Plurigraf,
Narni-Terni, 1986, 99.
[10] Cf. 1º Rey 6,1-38.
[11] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra
Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1990, 119.
[12] Cf. Jer 7,1-28.
[13] Cf. Ez 8-11.
[14] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra
Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1990, 120.
[15] Cf. 2º Rey 25,8 ss.
[16] Cf. Es 3,8-6,22.
[17] Cf. DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra
Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1990, 119.
[18] Cf. 2 Sam 24,18-25.
[19] Cf. 1 Rey 6-9.
[20] Cf. Ac 21,28-29.
[21] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra
Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1990, 121-122.
[22] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra
Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1990, 122.
[23] Cf. Lev 16,1-34.
[24] DÍEZ, FLORENTINO; Guía de Tierra
Santa, Editorial Verbo Divino, Madrid, 1990, 123.
[25] Cf. Ex 22,14-17, Deut 16,16-17.
[26] Cf. Jn 2,13 ss; 13,1 ss.
[27] Cf. Jn 7,2 ss.
[28] Cf. Jn 10,22.
[29] CHISTIAN INFORMATION CENTRE, Referencias Bíblicas
para visitar los Santos Lugares, Jerusalén
[30] Cf. Mc 13,1-4; Lc 21,5-7.