Una Caja de Recuerdos. Semblanza del sentir de una pregonera
Francisco Molina Muñoz
Director de Padul Cofrade
Padul, 6 de abril de 2025
Basado en lo escuchado en el XXXVI Pregón de Semana Santa de Padul, realizado el 5 de abril de 2025 en el Centro Cultural Federico García Lorca de Padul.
La tarde-noche del pasado 5 de abril de 2025 se convirtió en un testigo mudo de lo que es el verdadero fervor cofrade en Padul. En el Centro Cultural Federico García Lorca, abarrotado de público, la pregonera, María Estela Paniza Morales, deslumbró con su elocuencia y profundidad en el XXXVI Pregón de Semana Santa. Mientras el viento frío azotaba el exterior, dentro, los corazones latían al unísono, ansiosos por escuchar las palabras que marcarían el inicio de una de las celebraciones religiosas más significativas para los que son y se sienten cristianos y cofrades.
En su pregón, Paniza Morales invitó a los asistentes a sumergirse en un viaje emocional y espiritual, en el que el sentimiento de la Semana Santa se vivió no solo como una tradición, sino como una verdadera expresión de fe. A través de su discurso, supo capturar la esencia de los momentos más intensos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, instando a cada uno a reflexionar sobre lo que representa ser cofrade y mantener viva la memoria de aquellos que, con sacrificio y devoción, han transmitido este legado de generación en generación.
La calle Angosta y los Nicodemos: Un lamento lleno de fe
La pregonera comenzó evocando una escena llena de dolor y ternura, que, sin duda, caló hondo en los oyentes: "En la calle Angosta, unas mujeres están llorando, dicen que ha fallecido, y que, al mismísimo Cristo, en una casa lo están velando." La imaginería del Vía Crucis, con las figuras de los “Nicodemos”, aquellos hombres que, con respeto y devoción, preparan el cuerpo de Cristo para el sepulcro, se convierte en el hilo conductor de su relato.
Los Nicodemos, con mirra y áloes, representan no solo el gesto de compasión, sino también la voluntad de preservar la memoria de Cristo. Su imagen se funde con la de las centurias romanas que acompañan el cuerpo de Jesús en su camino hacia el sepulcro, mientras el lamento de la Virgen María y las tres Marías se extiende como un eco que atraviesa la multitud. "Ojalá pudieras, al menos, solo un momento abrir un poco el párpado para ver con qué cariño cada Nicodemo te van llevando," expresó la pregonera, invitando a todos a imaginar la devoción con la que el Señor es acompañado.
Un encuentro íntimo con la Pasión y Muerte de Cristo
La pregonera, con palabras llenas de emoción, nos transportó a la vivencia personal de muchos cofrades. "Un año tuve la suerte de ser de los pasos vivientes," comentó, aludiendo a los momentos de complicidad y dedicación que se viven al estar tan cerca de las imágenes. Esas vivencias no son meros recuerdos, sino parte esencial de la identidad cofrade: "Recuerdo cómo aquella peluquería se llenaba de nervios, de risas, de alguna lágrima, de mantos de las tres Marías, y tres cálices que ellas por las calles portarían." Cada detalle es una pincelada en el cuadro de lo que es ser parte de una hermandad, una experiencia que perdura más allá del tiempo.
La reflexión sobre el encuentro con el Cristo Yacente también tuvo un lugar destacado en el pregón: "¿Cómo pude tener tan cerca al Cristo Yacente? Un tú a tú, que siempre llevaré presente." Ese momento de intimidad con la figura de Cristo, de contacto directo con la devoción, es lo que marca la diferencia para muchos cofrades. La proximidad con la imagen sagrada y el compromiso de acompañarla en su estación de penitencia, son experiencias que se viven con tal intensidad que quedan grabadas en el corazón.
La Cruz y el Sudario: Símbolo de un sacrificio eterno
La imagen de la cruz, al igual que el sudario, cobra vida en el discurso de María Estela Paniza, quien relaciona estos símbolos con la vida cotidiana y la espiritualidad profunda que cada cofrade lleva en su interior. "La cruz, es el símbolo que nos recuerda que no estamos solos. En todo momento, Él está con nosotros, guiándonos, amándonos y protegiéndonos." Este mensaje es fundamental para comprender el sentido de la Semana Santa: el sacrificio de Cristo no es solo una conmemoración de un evento histórico, sino un recordatorio de la presencia constante de Dios en nuestras vidas.
El sudario de Jesús, que envolvió su cuerpo, también es señalado como un testimonio de la fe y la verdad eterna. "Fuiste tú, Santo Sudario, el último en envolver el cuerpo de nuestro Señor. Empapado en verdades y fe, nos recuerdas el sacrificio supremo que transformó a la humanidad." La reflexión sobre el sudario es una invitación a comprender que la fe y el sacrificio de Cristo no se limitan a un solo momento, sino que siguen transformando al mundo.
La historia de Padul y su Cristo del Huerto
El pregón continuó con la evocación de los orígenes de la hermandad, mencionando la "Calle Sin Salida", un lugar conocido por todos en Padul, que se transformó en un punto de encuentro para los cofrades. "Esa calle sin salida al llegar el Señor, en la calle Príncipe se convertía," compartió la pregonera, ilustrando cómo la devoción popular hizo surgir una nueva casa, la "Casa del Señor del Huerto", un lugar que, con trabajo y dedicación, se ha convertido en un refugio para la fe de todos nosotros.
María Estela también recordó la primera estación de penitencia de la cofradía, evocando con nostalgia los momentos vividos en aquellos primeros pasos. "En esos años, todos íbamos junto a ese Señor del Huerto, y ese ángel, que, por tener esa talla tan pesada, hacía que por tus cofrades en un carro fueras llevada." La imagen del Señor del Huerto es un emblema de la hermandad, y su presencia continúa siendo un símbolo de la fe y la unidad de los cofrades del Padul.
La Luz de la Esperanza: Una Semana Santa de unión y devoción
Uno de los temas clave del pregón de María Estela Paniza fue la unión que la Semana Santa representa para los habitantes de Padul, no solo a nivel religioso, sino también comunitario. El acto de procesionar juntos, de compartir las emociones del lamento y la esperanza, crea una red de apoyo mutuo que trasciende el sentido estrictamente litúrgico de las celebraciones. En sus palabras, la pregonera resaltó cómo "la Semana Santa, más que un acto de fe, es un vínculo de unidad en el que todos, sin distinción, compartimos el mismo propósito."
El pueblo entero se convierte en parte activa del ritual, desde los más pequeños hasta los mayores, quienes con devoción y dedicación se encargan de que cada detalle de las procesiones sea cuidado con esmero. No solo se visten los pasos, sino también las almas, en un ejercicio de humildad, sacrificio y amor incondicional. "Padul entero, desde la Plaza de la Iglesia hasta la salida de la Cruz, se transforma en un solo corazón," afirmó la pregonera, dejando claro que cada cofradía, cada paso, cada miembro de la hermandad es una pieza esencial del engranaje de esta gran fiesta religiosa.
El sufrimiento y el sacrificio de Cristo, al ser representados a través de las imágenes y los pasos procesionales, se convierten en el medio por el cual los fieles se acercan a un acto de transformación personal y comunitaria. La cruz de Cristo, con su carga de dolor y esperanza, ilumina a los cofrades de Padul y les recuerda que cada uno es parte de algo más grande que ellos mismos.
La hermandad como reflejo de un pueblo viviente y solidario
Uno de los aspectos que más destacó la pregonera fue la solidaridad que se respira en las cofradías de Padul, algo que se observa claramente en los momentos previos a las procesiones. La preparación de las imágenes, la colocación de los pasos, la organización de los tronos y el cuidado de los detalles no son tareas de un solo individuo, sino de una hermandad unida que se apoya en todo momento.
"En la Casa del Señor del Huerto, no hay lugar para la tristeza, porque el trabajo, la fe y la unidad lo llenan todo. Las manos se tienden sin dudar, sin pedir nada a cambio, porque el único objetivo es el mismo: hacer que ese paso salga a la calle con la devoción de siempre", compartió María Estela. Esta idea de solidaridad y apoyo mutuo se hace especialmente visible durante las largas jornadas previas a la procesión, cuando el cansancio parece desvanecerse ante la llamada de la fe y el compromiso compartido.
La hermandad en Padul no se limita al entorno de las cofradías. La fraternidad se extiende también a las relaciones con los vecinos y con todos aquellos que sienten que la Semana Santa es suya, más allá de los bordes de la calle o de las puertas de las casas. En Padul, todos son parte del mismo cuerpo, y cada miembro aporta su grano de arena para que la tradición viva y permanezca.
De los Nicodemos al Misterio de la Resurrección: Una Semana Santa que nos transforma
El pregón de María Estela Paniza Morales finalizó con un potente mensaje de esperanza, evocando el misterio de la Resurrección como el triunfo definitivo de la vida sobre la muerte. En sus palabras, la pregonera nos recordó que, a pesar del sufrimiento y el dolor que se viven a lo largo de la Semana Santa, el verdadero sentido de la celebración es la victoria de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte.
"La Resurrección es el principio de una nueva esperanza, un nuevo comienzo, no solo para Cristo, sino para todos nosotros", expresó con firmeza. En este sentido, la Semana Santa no es solo un recordatorio de los hechos históricos, sino una oportunidad para que cada fiel se encuentre con la resurrección en su propio corazón. Así como Cristo renació en la gloria, la Semana Santa en Padul se presenta como una ocasión para que todos los cofrades se renueven espiritualmente, reforzando su fe y su sentido de pertenencia a algo que nos trasciende.
El poder de la imagen: La devoción y la estética de los pasos
En la visión de la Semana Santa que nos presenta María Estela Paniza, las imágenes de Cristo y la Virgen no son meras representaciones artísticas, sino poderosos símbolos de fe que guían a los fieles. Las tallas de los pasos, trabajadas con esmero y dedicación, son testigos mudos de los sacrificios realizados para mantener viva la tradición. Estas imágenes se convierten en vehículos de una experiencia religiosa intensa y profunda, que atraviesa la percepción sensorial de los participantes, desde la belleza de las obras de arte hasta el sonido del tambor, el incienso y la marcha procesional.
Cada paso que avanza por las calles de Padul es más que una manifestación de la pasión de Cristo; es un acto de transformación colectiva, un proceso de purificación que eleva a la comunidad hacia una dimensión espiritual más profunda.
La importancia de la fe y la tradición en el alma de Padul
El pregón de María Estela Paniza cerró con una invitación a todos los presentes a renovar su compromiso con la tradición, con la fe y con la hermandad que define a Padul como un pueblo cofrade. La Semana Santa no es solo un evento religioso, sino una forma de vida que impregna todos los aspectos de la comunidad. Cada cofrade, desde el más joven hasta el más anciano, es un eslabón de esta cadena que une pasado, presente y futuro en una misma devoción. "Nuestra Semana Santa es un testimonio vivo de lo que somos y de lo que seguimos siendo: un pueblo que vive en la fe y la tradición."
Así, el pregón culminó con un fuerte mensaje de esperanza y comunión, que resonó en cada rincón del Centro Cultural Federico García Lorca, llevando el eco de la Resurrección a cada corazón presente. La Semana Santa de Padul es, en definitiva, una celebración de vida, fe, unión y transformación, que siempre permanece viva en la memoria colectiva del pueblo.